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Sumar busca su espacio en el Gobierno desmarcándose del PSOE en reformas clave

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Cuando dos partidos comparten coalición de gobierno, el mayoritario se suele llevar los méritos mientras que las culpas se reparten a partes iguales. Y eso lo sabe bien la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Después de negociar durante meses con sindicatos y patronal —estos últimos se descolgaron del acuerdo— una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional, fue el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien anunció que entraría en vigor esta semana. Díaz, que ha construido gran parte de su capital político en su gestión dentro del ministerio, pasó a un segundo plano mientras el socialista acaparó los focos.

Díaz es consciente de las dificultades que tiene su espacio para crecer en la izquierda en un momento en el que, como ella misma define, hay un "repliegue de las fuerzas progresistas" a nivel internacional. Al liderar un espacio en construcción bajo el nombre de Movimiento Sumar, cuya asamblea funcional se celebrará el 23 de marzo, juega en desventaja frente a un PSOE que cuenta con una estructura territorial asentada y un liderazgo carismático como es el de Sánchez, que ha sabido explotar también su vertiente más verde y feminista. El objetivo de la líder de Sumar es consolidar un espacio propio y autónomo al del PSOE y hacerlo sin confrontar constantemente con Sánchez como sí hacían la legislatura pasada las ministras de Podemos.

En Sumar subrayan que la cooperación con el PSOE no implica ejercer como "muleta" de Sánchez —tal y como les critican sus antiguos aliados morados—, sino elegir bien qué batallas dar. No basta, señalan fuentes del espacio, con "decir que hay que subir más el SMI que el PSOE" sino que consideran necesario aportar nuevas ideas y asentarlas dentro del debate público como está sucediendo, por ejemplo, con la reducción de la jornada laboral, enarbolada también por el departamento que dirige Díaz. También apuestan por dar la batalla cultural y resignificar conceptos como el de la libertad, tan utilizado por la derecha.

Las batallas de Díaz frente a las "decisiones unilaterales" del PSOE

Díaz ha dado una de esas batallas este miércoles al oponerse a la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) —que precisamente cambió el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos la pasada legislatura— para recortar los plazos de investigación judicial. Cuarenta y ocho horas después de que el portavoz de Sumar y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, saludara esa iniciativa, Díaz aseguró en los pasillos del Congreso que no iba en la "dirección correcta". "Sumar desconoce la propuesta exacta que se está negociando y desconocemos el estado actual del diálogo que se está emprendiendo en esta materia", añadió. Fuentes del espacio consultadas por infoLibre se muestran convencidas de que los socialistas acabaran renunciando a esa vía por la falta de apoyos.

No es el único choque que han protagonizado los socios de coalición. La líder de Sumar también criticó la ampliación del aeropuerto de Madrid Barajas o la del puerto de València, ya que una de sus banderas es la del ecologismo, y considera que el PSOE busca apartarlos de negociaciones clave como la del subsidio por desempleo, que decayó tras la negativa de Podemos. En este contexto, Sumar ha reclamado una reunión de la Comisión Permanente de Seguimiento del Acuerdo de Coalición Se trata de un espacio creado un mes después de constituirse el Gobierno de coalición la pasada legislatura para gestionar sus discrepancias y revisar el funcionamiento de la alianza que la propia Díaz utilizó para solventar discrepancias a cuenta de la reforma laboral. Según la vicepresidenta segunda el PSOE tiene que "naturalizar" que son organizaciones distintas y "poner cuestiones en común". Es decir, no "tomar decisiones unilaterales", explican en Sumar.

Aunque todavía no han recibido respuesta de los socialistas ni ha trascendido qué miembros de Sumar formarán parte de esa Comisión, las fuentes consultadas apuntan a que serán las mismas que negociaron el acuerdo de gobierno con los socialistas, aunque esta vez no estará Nacho Álvarez a la cabeza. Entre otros nombres, destacan el del ministro Urtasun, que además de su papel en el gobierno es portavoz de la organización, y el de Josep Vendrell, exdirector de gabinete de la vicepresidenta segunda y coordinador ejecutivo de Sumar, encargado del despliegue territorial del proyecto.

Las tareas de Sumar esta legislatura: configurarse como partido y lograr una identidad propia

Díaz tiene claro que el éxito de su proyecto dependerá de lo que dure la legislatura y de las políticas que implementen hasta las próximas generales. Pese a que la mayoría en la Cámara Baja es muy frágil y el Gobierno depende de formaciones conservadoras como el PNV y, sobre todo, de la volatilidad de Junts, la vicepresidenta segunda señala que "no avanzar supone retroceder en derechos". Así lo explicó este miércoles tras una reunión de la Ejecutiva provisional de Sumar, en la que también dejó un recado para sus socios. "No compartimos con el PSOE que la tarea sea consolidar los derechos que tenemos. La única manera de consolidarlos es es expandirlos. Por eso la tesis política de Sumar tiene que ver con ser esa fuerza que proponga una vida mejor", argumentaba.

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La vicepresidenta segunda ya ha esbozado algunas de las prioridades de la legislatura y ha especificado que Sumar quiere diferenciarse a través de la acción política, llegando donde el PSOE no lo hace, pero también ha reivindicado elevar el debate más allá. "Sumar asume la necesidad y la responsabilidad de proponer el rearme ideológico, intelectual y cultural cuando más falta nos hace", aseguró. Su tarea será , por tanto "adoptar posiciones hegemónicas y alterar la correlación de fuerzas": "Y tenemos que hacerlo señalando la democratización del Estado y de la economía", añadió.

Se trata de un reto que, a priori, no parece nada sencillo. La reconfiguración del espacio a la izquierda del PSOE con Podemos y Sumar en la misma ecuación se da prácticamente por descartado tras la salida de los morados del grupo parlamentario el pasado mes de diciembre y la decisión de concurrir por separado en los comicios autonómicos de Galicia pese a las negociaciones previas para una lista unitaria. Díaz aseguró que acepta las "disidencias políticas", pero de forma "ordenada" y "cohesionada": "No tenemos que pensar igual", afirmó. Los morados confían en que el resultado de las elecciones europeas, con la exministra Irene Montero a la cabeza, demuestre que su partido sigue teniendo un hueco que no puede llenar Sumar.

La vicepresidenta también subrayó que Sumar aspira a ser una nueva formación "híbrida", que combine la fuerza "ciudadana" con la "experiencia y bagaje históricos" de los partidos políticos con los que compartan "horizonte de país" —actualmente hay miembros de los comunes, de Más Madrid o de Izquierda Unida dentro de esa Ejecutiva y Díaz quiere que Movimiento Sumar sea la coalición que los englobe a todos— Así, defendió que quiere ser una fuerza "amable", "abierta", "plurinacional" y que "eche raíces" para seguir "ensanchando el espacio político".

Cuando dos partidos comparten coalición de gobierno, el mayoritario se suele llevar los méritos mientras que las culpas se reparten a partes iguales. Y eso lo sabe bien la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Después de negociar durante meses con sindicatos y patronal —estos últimos se descolgaron del acuerdo— una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional, fue el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien anunció que entraría en vigor esta semana. Díaz, que ha construido gran parte de su capital político en su gestión dentro del ministerio, pasó a un segundo plano mientras el socialista acaparó los focos.

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