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Sumar busca su propio Óscar Puente para marcar perfil duro frente al PSOE: “Hace falta subir el tono”

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Óscar Puente es la definición de político sin pelos en la lengua, una fábrica de titulares que se atreve a decir lo que muchos piensan en el PSOE pero no verbalizan. El dirigente socialista utiliza la ironía como arma no solo para atacar a la oposición, también a periodistas, tuiteros e incluso a su socio de Gobierno. Es lo que hizo con el portavoz de Sumar en el Congreso, Íñigo Errejón, que previamente había criticado el anuncio del presidente Pedro Sánchez sobre la ampliación del aeropuerto de Barajas. “Íñigo quiere viajar a Buenos Aires o a Hong Kong en tren. Estamos en ello, pero de momento es un poco difícil”, señaló Puente en su cuenta de X, antes Twitter.

El político socialista tiene una larga lista de bloqueados en esta red social —casi tan larga como la de sus enemigos— y aunque el propio Sánchez confesó —entre risas— que había recomendado que dejara sus redes en manos de un community manager, el estilo del ministro de Transportes no se entendería sin sus mensajes aguerridos. Ha hecho de ello su seña de identidad. Y Sumar, que se encuentra en pleno debate sobre qué quiere ser de mayor, también quiere tenerla.

Pese a la desconfianza que genera Puente al entorno de la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, fuentes de su dirección consideran que ellos también deberían tener a su propio Óscar Puente, es decir, alguien con un perfil duro que ponga a los socialistas frente a sus contradicciones. “Somos demasiado cariñosos con un PSOE cuyos ministros no tienen problema en llamarnos a nosotros idiotas”, reflexionan estas fuentes en conversación con infoLibre, que consideran que deberían tener ningún problema en desmarcarse más.

Una inquietud compartida por otros aliados de Sumar como Izquierda Unida, Compromís o Más Madrid. Voces al más alto nivel de IU señalan que “hace falta subir el tono” hacia los socialistas, también desde el propio Gobierno, mientras que los aliados territoriales de Díaz reclaman “más contundencia” para “no quedar desdibujados” ni en el Gobierno ni en el Congreso. “Hay que tener a alguien que sea un poco más duro, aparte del tono de guante blanco”, señalan fuentes que pertenecen a la dirección —provisional— de Sumar. “Tenemos que ser más cañeros, no medirnos tanto en los tuits ni en las intervenciones”, añaden otras voces. Una estrategia que contrasta con la que, hasta la fecha, ha seguido la vicepresidenta segunda.

Díaz no quiere alzar las armas contra su socio de Gobierno

Desde que Sumar echó a andar como proyecto, Díaz ha llamado a cuidar mucho las formas y a alejarse del “ruido”, como ella misma ha definido las discrepancias entre los socios de la coalición. Ese “ruido” que, a su juicio, provenía sobre todo desde Podemos la pasada legislatura, implicaba a su modo de ver un desgaste en el Gobierno y generaba desafección hacia la política. Los morados convirtieron sus enfrentamientos con los socialistas en uno de sus campos de batalla —la exministra Ione Belarra llegó a llamar al PSOE “partido de la guerra”—, mientras que Díaz abogaba por resolver los conflictos sin explicitar tanto y tan a menudo sus discrepancias en público.

“El problema de Podemos no era ser duros, era serlo sin coordinación o de forma estridente o poco comprensible”, reflexionan fuentes de Sumar. “No puedes estar todo el tiempo quejándote por todo como hacía Podemos porque, al final, la queja se difumina. Nosotros tenemos que elegir bien las batallas, pero darlas con contundencia”, añade una segunda persona.

Sin embargo, desde Sumar no quieren repetir los errores del pasado y la directriz, al menos en el Gobierno, es no alzar las armas contra su socio. Es decir, no pedir la dimisión —como sí hacía Podemos en su día— de ningún miembro del Consejo de Ministros ni votar en contra de nombramientos como el de Carmen Calvo en el Consejo de Estado aunque no convenzan. La única voz de Sumar que se pronunció abiertamente en contra fue su portavoz de feminismos, Elizabeth Duval, que no ostenta ningún cargo institucional. El grupo del Congreso votó a favor.

En la Cámara Baja su actual portavoz sí ha elevado el tono en más de una ocasión, no solo con la ampliación de Barajas, también recientemente con la ley de vivienda o con la forma de negociar de los socialistas llevando las negociaciones “al límite”, pero midiendo mucho sus palabras. Con el caso Koldo, y pese a incidir sobre la gravedad de la corrupción, no solicitó la dimisión del exministro José Luis Ábalos, pese a que el PSOE sí la reclamaba. En esta crisis, según señalan fuentes de la coalición, han querido tener un papel secundario, ya que consideran que el PSOE “actuó rápido” y “de forma contundente”.

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Con todo, una de las cuestiones que más preocupa a los de Díaz es no ser capaces de erigirse como alternativa al PSOE por no estar lo suficientemente bien diferenciados. Una tecla que creen que sí dieron durante la campaña de las generales del 23J, pero que ahora, con los múltiples frentes abiertos —también en la interna—, no están sabiendo dar pese a los intentos. De hecho, hace unas semanas el portavoz de Sumar y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, pidió que se celebrara la primera reunión del seguimiento del pacto de Gobierno. El PSOE hizo caso omiso.

Según las fuentes consultadas, buscar esa diferenciación con los socialistas se ha abordado con asiduidad en las reuniones de la Ejecutiva provisional y también en las del grupo parlamentario. Es más, en la última cita celebrada en el Congreso tras la debacle de Sumar en Galicia, la dirección volvió a incidir en ello y remarcó que debían tener banderas “netamente de Sumar” como la reducción de la jornada laboral de las que no se “apropie” el PSOE como creen que ocurrió con el aumento del Salario Mínimo Interprofesional. Al entorno de la vicepresidenta segunda le molestó mucho que fuera el presidente del Gobierno el que anunciara esa medida a bombo y platillo pese a que se ha impulsado desde Trabajo, el ministerio de Díaz.

A todo ello se le suma la “invisibilización” que creen que están sufriendo por parte del PP y de Vox que se constata en las sesiones de control al Congreso, donde las preguntas de la oposición van dirigidas únicamente hacia los ministros socialistas. Una estrategia que el PP de Alberto Núñez Feijóo lleva practicando desde hace más de un año y que impide a Díaz destacar en sus intervenciones parlamentarias con sus famosos “datos”. Tampoco el resto de ministros de Sumar está teniendo especial foco en estas sesiones y aunque durante estos meses ha sido Mónica García, ministra de Sanidad y líder de Más Madrid, la más cuestionada por el PP —especialmente desde las autonomías—, tampoco ha encontrado su hueco en la Cámara Baja.

Óscar Puente es la definición de político sin pelos en la lengua, una fábrica de titulares que se atreve a decir lo que muchos piensan en el PSOE pero no verbalizan. El dirigente socialista utiliza la ironía como arma no solo para atacar a la oposición, también a periodistas, tuiteros e incluso a su socio de Gobierno. Es lo que hizo con el portavoz de Sumar en el Congreso, Íñigo Errejón, que previamente había criticado el anuncio del presidente Pedro Sánchez sobre la ampliación del aeropuerto de Barajas. “Íñigo quiere viajar a Buenos Aires o a Hong Kong en tren. Estamos en ello, pero de momento es un poco difícil”, señaló Puente en su cuenta de X, antes Twitter.

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