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La tibia reacción de Feijóo contrasta con la firmeza de dirigentes de todo el mundo

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“Manifestamos nuestro apoyo al pueblo brasileño y hacemos un llamamiento al inmediato restablecimiento del orden constitucional. No se puede ceder ante los populismos y la radicalidad, que intentan socavar el respeto a las instituciones, la democracia y las libertades públicas”. Ni condena expresa ni referencia alguna a la legitimidad del presidente Lula da Silva, objetivo de los golpistas. La reacción del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al intento de golpe de Estado en Brasil protagonizado por varios miles de manifestantes partidarios del expresidente ultra Jair Bolsonaro llegó a través de Twitter y sonó a tibia. 

Sobre todo porque se difundió después de que su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, también a través de la red social propiedad del magnate norteamericano Elon Musk, replicase la condena del presidente Pedro Sánchez —esa sí mucho más contundente y reivindicando expresamente la legitimidad de Lula da Silva— para afirmar, falsamente, que los hechos ocurrido en Brasilia apenas tendría reproche penal si se hubiesen producido en España. 

Ese fue el discurso de fondo de todas las declaraciones realizadas sobre este asunto por los dirigentes del PP: comparar lo ocurrido en Brasil con la política española, desde la declaración de independencia de 2017 a las manifestaciones convocadas en torno al Congreso. 

El nuevo portavoz electoral del partido, Borja Sémper, llegó a poner en la balanza el clima político que ha llevado al intento de golpe de Estado en Brasil con el que según él alimenta el Gobierno España al cuestionar, aseguró, “la separación de poderes”. Hay que evitar, señaló, ese “caldo de cultivo” que hace que “populistas de un extremo y de otro se crean con el derecho y legitimidad para asaltar instituciones o cuestionar gobiernos legítimos”.

Sémper negó, él sí, que los sucesos del domingo puedan compararse con lo que pasó en Cataluña en 2017 —“no hay comparación posible entre el asalto al Capitolio y lo que vieron ayer en Brasil con nada vivido en España”, afirmó— pero sí acusó al Gobierno de estar debilitando la democracia justo cuando hace falta “reforzar los muros de contención y la defensa del sistema”.

En todo caso, a diferencia de Feijóo, el portavoz electoral del PP no tuvo problema a la hora de expresar su total apoyo a Lula da Silva. “Lo que pasó ayer en Brasil debe ser denunciado con total y absoluta contundencia porque ayer lo intentaron unos de un signo político extremista y mañana lo pueden intentar otros de otro signo político extremista”.

La reacción de Feijóo contrasta vivamente con la de la práctica totalidad de los líderes mundiales, incluidos los principales representantes de su familia política e incluso de la principal gobernante ultra en Europa, Georgia Meloni. La dirigente italiana manifestó que “cualquier acto de violencia contra las instituciones democráticas debe ser condenado enérgicamente. Hay que respetar siempre los resultados electorales”.

La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von del Leyen, el cargo público más destacado del PP europeo, fue tajante: “Condeno enérgicamente el ataque a la democracia en Brasil. Mi total apoyo al presidente Lula da Silva, que fue elegido de manera libre y justa”.

La italiana Roberta Metsola, del mismo partido y presidenta del Parlamento Europeo, tampoco dejó lugar a la ambigüedad. “Hay que respetar siempre la democracia”, dijo. “El Parlamento Europeo está del lado del Gobierno de Lula da Silva y de todas las instituciones legítimas y elegidas democráticamente”.

El conservador Rishi Sunak, primer ministro británico, condenó expresamente “cualquier intento de socavar la transferencia pacífica del poder y la voluntad democrática del pueblo brasileño. El presidente Lula da Silva y su Gobierno cuentan con el apoyo total del Reino Unido”.

Lo mismo hizo el presidente del Consejo Europeo, el liberal belga Charles Michel. “Mi condena absoluta al asalto a las instituciones democráticas de Brasil. Apoyo total al presidente Lula da Silva, elegido democráticamente por millones de brasileños mediante elecciones justas y libres”.

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El presidente francés, el también liberal Emmanuel Macron, al que el PP español ha citado en alguna ocasión como una referencia, tampoco dejó lugar a dudas: “¡Hay que respetar la voluntad del pueblo brasileño y de las instituciones democráticas! El presidente Lula da Silva puede contar con el apoyo inquebrantable de Francia”.

La condena en América Latina fue unánime. Incluidos los dos únicos presidentes situados a la derecha en el espectro político. El ecuatoriano Guillermo Lasso condenó “las acciones de irrespeto y vandalismo perpetradas a las instituciones democráticas en Brasilia, pues atentan contra el orden democrático y la seguridad ciudadana”, y expresó su “respaldo” y el de su “Gobierno al régimen de Lula da Silva legalmente constituido”.

El presidente uruguayo, Luis Lacalle, fue menos expresivo pero igualmente claro: “Lamentamos y condenamos las acciones llevadas a cabo en Brasil que atentan contra la democracia y las instituciones”.

“Manifestamos nuestro apoyo al pueblo brasileño y hacemos un llamamiento al inmediato restablecimiento del orden constitucional. No se puede ceder ante los populismos y la radicalidad, que intentan socavar el respeto a las instituciones, la democracia y las libertades públicas”. Ni condena expresa ni referencia alguna a la legitimidad del presidente Lula da Silva, objetivo de los golpistas. La reacción del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al intento de golpe de Estado en Brasil protagonizado por varios miles de manifestantes partidarios del expresidente ultra Jair Bolsonaro llegó a través de Twitter y sonó a tibia. 

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