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Torrelodones: la victoria de David contra Goliat

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Un charquito de aguas residuales, un ayuntamiento que ningunea a sus vecinos y un grupo de ciudadanos de a pie dispuesto a luchar por sus derechos. Ese cóctel acabó estallando en las manos del PP cuando, el 22 de mayo de 2011, perdió la alcaldía del municipio madrileño de Torrelodones tras 24 años en el poder. Vecinos por Torrelodones, un partido de aficionados, demostró que otra forma de hacer política era posible. “Tras años de esfuerzo, duro trabajo, maniobras políticas y de comunicación –explica el humorista y colaborador de infoLibre Juan Luis Cano, miembro del partido–, Vecinos por Torrelodones gobierna el ayuntamiento”.

Esta es una historia de ciudadanos de a pie que, cansados de las sucias estrategias y entramados políticos de los responsables de su localidad, decidieron unir fuerzas, buscar soluciones y crear una alternativa política viable. Todo empezó con un problema de alcantarillado. “Elena Biurrun [la actual alcaldesa] detectó que por su parcela pasaba un pequeño y sucísimo arroyo que arrastraba vertidos en su cauce a causa del mal estado del alcantarillado. Sin pensárselo dos veces, acudió en busca de la ayuda del ayuntamiento”, explica Curra Fernández Vidal, autora del ensayo ¡Vecinos al poder!, en el que resume la trayectoria del partido. Lejos de hallar soluciones en el consistorio, se encontró con “una muralla china”, relata.

¿Zonas verdes? Mejor 1.400 viviendas y un campo de golf

Y es que, detrás de lo que parecía un simple problema de saneamiento, se ocultaba una estrategia de recalificación. El por entonces alcalde del municipio madrileño, Carlos Galbeño, tenía entre sus proyectos la modificación de las normas urbanísticas que regían la zona norte para construir 1.500 viviendas, un campo de golf y un parque empresarial. Su estrategia, describe Fernández, consistía en dejar que las infraestructuras se degradaran para después justificar la necesidad de una inversión externa capaz de meter en cintura cada desperfecto. Un plan alejado del bien común y cercano a los beneficios políticos y empresariales que le acabó pasando factura.

“El problema de aquel plan urbanístico es que se ubicaba en una zona protegida; había sido el propio PP quien años atrás había decidido de manera tajante que aquel paraje no se tocaba –recalca Fernández a infoLibre-. Mucha gente decidía vivir en Torrelodones por aquel espacio natural”. Se trata de una superficie de 128 hectáreas de alto valor ambiental, protegida por decisión unánime del consistorio municipal en la legislatura 1993-1997.

Indignados, pero también comprometidos

Los rumores corrían como la pólvora y los vecinos comenzaron a indignarse. “Decidimos que ya estaba bien —cuenta Elena Biurrun en las páginas de ¡Vecinos al poder!—, que íbamos a liarla. Estábamos dispuestos a todo, a encadenarnos a los árboles si hacía falta, para evitar que se construyera”. La legislatura 2003-2007, protagonizada por los dramáticos planes urbanísticos del PP, fue el escenario en el que nació la plataforma medioambiental Torrenat. “Eran cinco personas de a pie; una organización muy rústica que fue creciendo, a la que le llegaban más y más problemas por parte de sus vecinos, y que se dio cuenta de que había que meterse en política para arreglarlo”, relata Fernández.

Dos meses antes de las elecciones municipales de 2007 nació Vecinos por Torrelodones. Todos los esfuerzos, idas y venidas, protestas, mucho trabajo y más indignación confluyeron para crear una alternativa a la política municipal. Los vecinos, aficionados en el panorama político, elaboraron sus estatutos, confeccionaron un programa electoral y se registraron como partido en el Ministerio del Interior. Calificados como “fachas” por el PSOE, y acusados de “rojos” por el PP, el punto fuerte de esta plataforma “es que no tiene una ideología, no hay jerarquías, no reciben órdenes más allá del propio sentido común”, explica Fernández.

Un oasis en un mar de corrupción

El 22 de mayo de 2011 la cabeza de lista del partido Vecinos por Torrelodones, Elena Biurrun, se convirtió en alcaldesa con nueve concejales. Vecinos sin vínculos con la política, pero concienciados y comprometidos con el día a día de su comunidad, dirigen ahora el rumbo de su municipio. “Antes de que este país se nos viniera encima, algunos vecinos de una localidad madrileña llamada Torrelodones se convirtieron en los primeros indignados españoles –apunta Juan Luis Cano en el prólogo de ¡Vecinos al poder!– y demuestran cada día que otra forma de hacer política es posible”.

Desde que este pequeño partido llegara a la Alcaldía, gracias al apoyo del PSOE y AcTÚa, Torrelodones vive ahora alejado de escándalos. “España es un mapa de corrupción —recuerda Fernández—, y este grupo de vecinos no debe nada a nadie, ninguno de sus miembros está metido en ningún tipo de juicio, son vecinos de a pie que, si no vuelven a ganar las elecciones, volverán a sus trabajos”. Y es que, como explica la autora del libro, la filosofía de este grupo de ciudadanos se basa en el principio de que “alguna vez en la vida hay que hacer algo por la comunidad”. No hay dobles intenciones, no se persigue el beneficio propio ni de adláteres: “Es gente preparada, con profesiones consolidadas, que dedican su tiempo libre y pasión al beneficio de su comunidad, de sus amigos, de sus vecinos”, subraya.

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Torrelodones aparece en el mapa rodeado de tramas de corrupción y saqueo político. Galapagar, Las Rozas, Majadahonda, Guadarrama, Moralzarzal o Villanueva de la Cañada son algunas de las localidades madrileñas donde se han registrado casos de corrupción urbanística. La lista se amplía hasta alcanzar la cifra de 22 municipios salpicados por escándalos políticos.

Esta gota de agua en el desierto ha llamado incluso las atención de diarios como The Wall Street Journal oThe New York Times. Medios que comparaban la abundante corrupción de los principales partidos españoles con el movimiento ciudadano Vecinos por Torrelodones, comprometido con la transparencia y la sostenibilidad.

“Primero te ignoran, luego se ríen de ti, después te atacan y entonces ganas”. Así se resume, en palabras de Fernández, la historia de Vecinos por Torrelodones. Una victoria de David frente a Goliat.

Un charquito de aguas residuales, un ayuntamiento que ningunea a sus vecinos y un grupo de ciudadanos de a pie dispuesto a luchar por sus derechos. Ese cóctel acabó estallando en las manos del PP cuando, el 22 de mayo de 2011, perdió la alcaldía del municipio madrileño de Torrelodones tras 24 años en el poder. Vecinos por Torrelodones, un partido de aficionados, demostró que otra forma de hacer política era posible. “Tras años de esfuerzo, duro trabajo, maniobras políticas y de comunicación –explica el humorista y colaborador de infoLibre Juan Luis Cano, miembro del partido–, Vecinos por Torrelodones gobierna el ayuntamiento”.

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