Ni Bildu es ETA ni ETA está viva, pero esto no parece importarle mucho a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Esta semana, en el debate de la cadena autonómica, Isabel Díaz Ayuso decía en su primera intervención que “hay que decidir entre un Madrid ambicioso gestionado por el PP y los que quieren subir impuestos, votar a ETA y dar viviendas a los okupas”. Este es el marco en el que quiere encuadrar su campaña: del “comunismo o libertad” que le llevó a ser presidenta en 2021 a el PP o ETA que plantea en 2023.
La utilización del terrorismo y de sus víctimas en campaña es un clásico en los procesos electorales desde el atentado del 11-M y la llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero. La presencia de 44 condenados en las candidaturas de Bildu y sus acuerdos con el PSOE durante la legislatura han provocado un terremoto en la campaña de las autonómicas y municipales. ¿Sigue dando votos a la derecha resucitar el fantasma de ETA? ¿Qué peligros tiene exacerbar este discurso y hacer trampas con él? ¿Qué puede hacer el PSOE para contrarrestarlo?
ETA y la pornografía moral
La comunicación política no es una ciencia exacta. En ella, juegan un papel crucial las emociones, la percepción y los recuerdos. Por eso, un tema tan sensible y que ha generado tanto dolor entre los españoles como el terrorismo es perfecto para embarrar el debate público. “Las víctimas son una tentación para los partidos porque representan una gran baza a nivel comunicativo y electoral. Aúnan en sí mismas un drama que hace que la sociedad empatice muy fácilmente con ellas”, explica María Jiménez, periodista e investigadora de narrativas, terrorismo y víctimas.
Hay un concepto, que se está empezando a popularizar entre algunos politólogos norteamericanos, que se emplea para denunciar la utilización en comunicación política de técnicas parecidas a las que generan adicción a la comida basura o al porno. Es la llamada pornografía moral. “Básicamente consiste en convertir conflictos políticos en morales para generar polarización en temas sobre los que existe un cierto consenso”, explica el sociólogo y vicepresidente de Asuntos Públicos de LLYC, Joan Navarro.
Esta técnica se podría aplicar también al uso político de ETA que estamos viendo estos días en campaña. Según Navarro, “cuando Ayuso utiliza la palabra ETA cada vez que habla de la izquierda o la vincula con la ley de vivienda explota ese rechazo generalizado a la banda terrorista que une a todos los ciudadanos tachando lo que decide el oponente de amoral. Se pretende lo mismo que los productores de pornografía: sobreestimular deseos normales para generar una adicción sobre la base de algo que compartimos todos, como es el deseo sexual”.
Vox puede ser el gran beneficiado
La irrupción de este tema motivado por Bildu en su batalla con el PNV a pocos días del 28-M y la oportunidad que en él ha visto la derecha ha supuesto un problema para la campaña del PSOE, centrada en las medidas económicas y sociales anunciadas por el Gobierno. “Los acuerdos y los apoyos parlamentarios de Bildu al PSOE es algo que, a parte del electorado socialista, más centrado y de más edad, le cuesta tragar", opina el profesor de Comunicación política de la Universidad de Navarra, Jordi Rodríguez Virgili.
“Sin duda va a movilizar y a activar a los indecisos de la derecha, pero Vox va a ser el gran beneficiado porque a una parte de los votantes moderados del PP este tipo de cosas también le repugnan”, opina Joan Navarro. Pero, ¿qué efectos genera la utilización de ETA por parte de la derecha en el electorado progresista? “La reacción que están teniendo los medios de comunicación de izquierdas sobre este tema es expresar que de nuevo tenemos al PP tirado al monte y esto moviliza al votante abstensionista de izquierdas que ve delante a un partido que es capaz de utilizar así la violencia”, añade el sociólogo.
Banalizar para eclipsar lo importante
La declaración del senador del PP, Pedro Rollán, diciendo que “los cimientos de la ley de vivienda” están sobre “las cenizas del atentado de Hipercor” y las de Ayuso el viernes afirmando que no lo hace “por venganza sino por justicia” unidas a las de algunos diputados de Vox han abierto el debate de hasta qué punto es arriesgada esta estrategia. “Si te pasas de frenada se puede ver como una utilización innecesaria y espuria del tema, el mensaje pierde eficacia y puede generar rechazo. Es como el juego de cartas del siete y medio: si no llegas es malo, peor si te pasas igual es peor”, comenta Virgili.
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Hace 12 años que ETA cesó definitivamente su actividad armada y 5 años de su disolución, pero para el Partido Popular que alude recurrentemente a “los etarras y los batasunos” en las sesiones de control, parece que esto no ha pasado. La crítica a la entrada de los condenados por terrorismo en las listas es legítima, pero, estos días se ha visto diluida por esta banalización del discurso. María Jiménez, que ha estudiado en su tesis doctoral las aportaciones de las víctimas del terrorismo a la sensibilización de la sociedad cree que este es “un debate fuera de lugar que eclipsa lo realmente importante: la denuncia que han hecho las víctimas”.
Cómo contrarrestar un discurso tramposo
Nada más saltar la polémica, el Gobierno y el PSOE actuaron con perfil bajo hasta el durísimo cara a cara del miércoles entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. ¿Cuál es la mejor estrategia? ¿Ignorar el tema o entrar en el cuerpo a cuerpo? “El equipo del presidente estuvo seis horas discutiendo qué era lo mejor. Creo que el PSOE no puede dejar que esté asunto solo esté gestionado por la derecha. Tiene que mirar hacia Bildu y hacer presión y mirar al PP y denunciar la bajeza moral de la estrategia que están siguiendo”.
Esta semana, conocíamos que los miembros de las listas de Bildu condenados por delitos de sangre renunciarán a sus cargos tras el 28-M. También que Ayuso volvía a poner sobre la mesa, en contra de la opinión de la dirección nacional del PP, el tema de la ilegalización del partido vasco. El PSOE debería, según Virgili, volver a “rescatar los temas autonómicos y locales,” como la sanidad, la educación, la vivienda... que es lo que realmente está en juego en estas elecciones. “No puede quedar la sensación”, termina Jiménez, “de que reivindicar los derechos de las víctimas del terrorismo es de derechas. Esto es no haber entendido nada”.
Ni Bildu es ETA ni ETA está viva, pero esto no parece importarle mucho a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Esta semana, en el debate de la cadena autonómica, Isabel Díaz Ayuso decía en su primera intervención que “hay que decidir entre un Madrid ambicioso gestionado por el PP y los que quieren subir impuestos, votar a ETA y dar viviendas a los okupas”. Este es el marco en el que quiere encuadrar su campaña: del “comunismo o libertad” que le llevó a ser presidenta en 2021 a el PP o ETA que plantea en 2023.