Tres parecidos y tres diferencias entre el 15-M español y la ‘noche en pie’ francesa

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Durante los últimos once días –el campamento fue desalojado esta madrugada– la Plaza de la República de París amaneció poblada por decenas de tiendas de campaña. Un sentimiento de hartazgo similar al que, en mayo de 2011, eclosionó calles y plazas españolas, ha estallado ahora en Francia, agitando el tablero político y poniendo a los partidos de izquierda frente a sus propias contradicciones. Los integrantes de la protesta francesa –al igual que los españoles– dicen sentirse indignados con un sistema político y económico que creen que insiste en darles la espalda. Se organizan sin líderes e insisten en que no quieren que ninguna formación política o sindicato capitalice su propuesta. 

Pero entre el 15-M español y la Nuit debout (Noche en pie) francesa –así se autodenomina el movimiento– también hay varias divergencias. Entre ellos su grado de respaldo social, todavía incipiente en el caso francés; el origen de sus reivindicaciones; o el momento político en el que se encuentra cada país. Con el paso del tiempo, en España, el 15-M se transformó en un actor sociopolítico más disperso pero profundamente defensor de los servicios públicos y los derechos fundamentales como la vivienda. Y después llegaron partidos como Podemos u otras coaliciones de izquierda, que cogieron el guante de la protesta. A entrar en la política tradicional es, precisamente, a lo que se anima a los indignados franceses desde algunos partidos. Pero todavía parece pronto para eso. Por ahora habrá que ver si los manifestantes vuelven a la Plaza de la República. 

infoLibre detalla a continuación tres parecidos y tres diferencias entre el 15-M español y la Noche en pie francesa:

Las similitudes

Toque de atención a la izquierda. Tanto el 15-M en su momento como ahora Nuit debout tocan al conjunto de las izquierdas. Aunque muy críticos con los socialistas –que gobernaban entonces en España y lo hacen ahora en Francia– ambos movimientos miran también con recelo a las cúpulas de los partidos a su izquierda. No en vano su protesta es contra la oligarquía política. En España formaciones como IU o sindicatos como CCOO y UGT no comprendieron por qué los indignados gritaban que la democracia era una "estafa" al tiempo que les señalaba como culpables con lemas como "¡Que se vayan todos!". Algo similar ocurre ahora en Francia donde políticos como Jean-Luc Mélenchon, del Parti de Gauche, o Pierre Laurent, del Partido Comunista, se han dejado ver por la Plaza de la República aunque insistiendo en que lo hacen a título personal y sin ánimo de capitalizar la protesta. 

Acampada con tiendas de campaña. En la madrileña Puerta del Sol un patchwork de toldos y lonas se convirtió en símbolo e imagen pública del 15-M. Algo similar ha ocurrido en París durante los 11 días que ha durado el campamento en la Plaza de la República, desalojado en la madrugada de este lunes. Como en España, los tentáculos de Nuit debout también se están expandiendo por otras ciudades francesas, donde este sábado se levantaron pequeños campamentos. Los indignados españoles y franceses se organizaron en grupos de trabajo a los que llamaron comisiones y desde los que se ocupaban de asuntos prácticos durante la acampada (cantina, infraestructuras, limpieza, sanidad, medios de comunicación...) hasta cuestiones más teóricas (economía, legal, feminismo...). Las asambleas –que solían alargarse durante horas– también son señas de identidad de ambos movimientos. 

Horizontalidad y ausencia de líderes. Aunque en París los sindicatos de estudiantes y sus líderes están muy presentes en la protesta, el movimiento presume de tener un liderazgo invisible a través de muchos portavoces rotatorios. Algunos de sus miembros se vienen quejando en los últimos días de que son los medios de comunicación los que quieren fabricar esos líderes. Otra semejanza más con el 15-M español. Al igual que el hecho de que el instrumento para sacar adelante las iniciativas sea la asamblea o que las propuestas se aprueben a mano alzada como manifestación de una supuesta democracia real. Una forma de hacer que, a la luz de los acontecimientos en España, ha demostrado que sirve para gestionar una casa okupa pero presenta más problemas si se trata de dinamizar a lo que pretende ser un gran movimiento social. 

Las diferencias 

Distinto origen. En España, las redes del 15-M comenzaron a tejerse en internet, al calor de la primavera árabe y de una grave crisis económica aderezada con una clase política cada vez más desacreditada. El colectivo Democracia Real Ya (DRY) convocó una manifestación que fue masiva. Tras ella, unos cuantos rezagados decidieron reunirse en una plaza. Por la noche un grupo de no más de cincuenta personas se animaron con un grito inocente, pero que acabó por ser una de las señas de identidad de lo que, días más tarde, la prensa internacional denominó spanishrevolution. "¡Esta noche nadie se marcha!", gritaron. Y no se marcharon hasta casi un mes después. En Francia, aunque el runrún de que la sociedad francesa podía estallar en cualquier momento circulaba por los cenáculos de la izquierda, el origen del movimiento Nuit debout está en el proyecto de ley de la reforma laboral, que se debate este mes en la Asamblea Nacional. No obstante, en la acampada de la Plaza de la República en los últimos días también se ha hablado mucho de retroceso en los derechos sociales, las dificultades para acceder a la vivienda, de los derechos de los migrantes... pero también del ascenso de la extrema derecha y el desapego a los partidos tradicionales, especialmente de izquierda.

Respaldo social desigual. Si hay algo que diferencia a ambos movimientos es también su respaldo social. La manifestaciones convocadas el pasado sábado en París y otras ciudades francesas fueron menos multitudinarias de las celebradas en España en los primeros días de existencia del 15-M e incluso la acampada de la Plaza de la República –ya desalojada– tenía mucha menor envergadura que el campamento instalado en la Puerta del Sol de Madrid en mayo de 2011. Con el tiempo, el 15-M perdió protagonismo y se transformó en un actor sociopolítico más disperso pero profundamente defensor de los servicios públicos y los derechos fundamentales, aunque, con el tiempo, partidos como Podemos u otras coaliciones de izquierda cogieron el guante de esta protesta. 

Diferente momento político. El 15-M español eclosionó en un momento de fuerte convulsión política en España y con tres citas electorales a la vuelta de la esquina. Con el descontento en plena ebullición, los indignados marcaron la agenda de la campaña de las autonómicas y municipales del 22 de mayo de 2011, pero el resultado siguió siendo más derecha. Por la de las generales de diciembre de ese mismo año pasaron de puntillas y sin hacer mucho ruido. Mariano Rajoy ganó por mayoría absoluta. En Francia falta poco más de un año para las elecciones presidenciales y el Gobierno de François Hollande sufre un momento de desconexión total con su electorado. Pero lo que pide el movimiento Nuit debout va más allá de un cambio en el Ejecutivo, el objetivo es un nuevo proceso constituyente que reformule el interés general.

Durante los últimos once días –el campamento fue desalojado esta madrugada– la Plaza de la República de París amaneció poblada por decenas de tiendas de campaña. Un sentimiento de hartazgo similar al que, en mayo de 2011, eclosionó calles y plazas españolas, ha estallado ahora en Francia, agitando el tablero político y poniendo a los partidos de izquierda frente a sus propias contradicciones. Los integrantes de la protesta francesa –al igual que los españoles– dicen sentirse indignados con un sistema político y económico que creen que insiste en darles la espalda. Se organizan sin líderes e insisten en que no quieren que ninguna formación política o sindicato capitalice su propuesta. 

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