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Una de cada tres personas que pasaron el covid-19 y sin vacunar no tiene anticuerpos un año después

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Agencia Sinc

Tanto la infección como la vacunación contra el SARS-CoV-2 contribuyen a construir la inmunidad de una población frente al virus, un dato importante para decidir cuándo y a quién aplicar vacunas de refuerzo. La estrategia más fácil para evaluar dicha inmunidad es realizar estudios seroepidemiológicos, es decir, cuantificar anticuerpos específicos del virus en un grupo poblacional determinado; aunque la inmunidad contra un patógeno va más allá de los anticuerpos.

Ahora, un estudio prospectivo de seroprevalencia en la población de Cataluña subraya la necesidad de vacunarse a pesar de haberse infectado y confirma que la inmunidad híbrida −vacunación más infección− es mayor y más duradera. El trabajo, coliderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Instituto German Trias i Pujol (IGTP), ha sido publicado en la revista BMC Medicine.

“La mayoría de los estudios serológicos realizados tras la vacunación contra el covid-19 se concentraron en grupos específicos como personal sanitario, no distinguían entre personas con o sin infección previa, o no tenían datos clínicos e inmunológicos de dicha infección”, explica Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal y coautor senior del estudio.

Los investigadores habían realizado una primera medición en una cohorte poblacional de Cataluña justo después del primer confinamiento. Seis meses después del inicio de la vacunación el equipo realizó una segunda medición para hacer un seguimiento del nivel y tipo de anticuerpos frente a cinco antígenos virales: la proteína Spike (S) entera, el dominio de unión al receptor RBD, el fragmento S2, la proteína Nucleocápside (N) entera, o el fragmento terminal de N.

Los investigadores encontraron que en el 36 % de personas infectadas pero no vacunadas ya no se detectaban anticuerpos un año después de la infección, particularmente en mayores de 60 años y fumadoras

El estudio incluyó 1.076 personas entre los 43 y 72 años de edad. También se utilizó información obtenida de un cuestionario y de registros de salud, para identificar factores que potencialmente determinan la magnitud y duración de la respuesta en personas no vacunadas, vacunadas, o vacunadas e infectadas.

La inmunidad híbrida es superior y más duradera

Los investigadores encontraron que en el 36% de personas infectadas pero no vacunadas ya no se detectaban anticuerpos un año después de la infección, particularmente en mayores de 60 años y fumadoras.

Por otro lado, en quienes habían tenido la infección, la vacunación inducía niveles de anticuerpos considerablemente mayores que en personas sin infección previa. Además, estos estaban fuertemente asociados con la magnitud de la respuesta durante la infección.

Nuestros datos subrayan la importancia de vacunar a las personas, aunque se hayan infectado previamente, y confirman que la inmunidad híbrida es superior y más duradera Marianna Karachaliou, autora

“Nuestros datos subrayan la importancia de vacunar a las personas, aunque se hayan infectado previamente, y confirman que la inmunidad híbrida es superior y más duradera. Esto significa que las personas vacunadas pero que no han pasado la infección necesitarían un refuerzo antes que las que sí la han pasado”, señala Marianna Karachaliou, coautora del estudio.

Entre las personas vacunadas, solo un 2,1% no presentaba anticuerpos en el momento del análisis y aproximadamente el 1% había tenido una infección postvacunación. “Sin embargo, es necesario señalar que este estudio se hizo antes de que la variante ómicron se volviera dominante”, indica Kogevinas.

El factor más fuertemente asociado con el nivel de anticuerpos es el tipo de vacuna; la Spikevax de Moderna fue la que más anticuerpos generó

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Finalmente, los autores observaron que el factor más fuertemente asociado con el nivel de anticuerpos es el tipo de vacuna; la Spikevax de Moderna fue la que más anticuerpos generó. Sin embargo, parecen influir también otros factores; las personas mayores de 60 años o con enfermedad mental, por ejemplo, tenían menores niveles de anticuerpos tras la vacunación.

“La asociación entre salud mental y respuesta de anticuerpos requiere mayor investigación, pero se sabe que personas con desórdenes como depresión, estrés crónico o esquizofrenia tienen una menor respuesta a la vacunación en general,” señala Carlota Dobaño, investigadora en ISGlobal y coautora senior del estudio.

Este artículo fue publicado originalmente en la Agencia Sinc, la agencia de noticias científicas de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.

Tanto la infección como la vacunación contra el SARS-CoV-2 contribuyen a construir la inmunidad de una población frente al virus, un dato importante para decidir cuándo y a quién aplicar vacunas de refuerzo. La estrategia más fácil para evaluar dicha inmunidad es realizar estudios seroepidemiológicos, es decir, cuantificar anticuerpos específicos del virus en un grupo poblacional determinado; aunque la inmunidad contra un patógeno va más allá de los anticuerpos.

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