La amenaza es ya una realidad. La ultraderecha representada por Vox logra por vez primera representación parlamentaria en la jornada electoral de este domingo en Andalucía. Lo que comenzaba a asomar como una posibilidad cada vez menos remota, cristaliza en una realidad ya palpable: el partido pilotado por Santiago Abascal está dentro y es clave para la derecha. La formación ultra logra 12 escaños gracias al apoyo de 395.498 electores, el 10,97% de los votos, en un contexto en el que la participación ha caído cinco puntos respecto a los anteriores comicios. Supera, de esta manera, la mayoría absoluta junto a PP y Ciudadanos, sumando 59 escaños. Si bien todas las encuestas sugerían la irrupción del partido con entre uno y tres diputados –el CIS le otorgaba un escaño y el 3,17% de las papeletas–, el resultado final sitúa a los ultraderechistas tan sólo cinco escaños por debajo de Adelante Andalucía.
Por circunscripciones, Almería es la provincia que más votos ultras concentra: 16,79% y dos escaños, lo que la sitúa como tercera fuerza por delante de Ciudadanos y Adelante Andalucía. El mismo número de diputados le dan las provincias de Málaga (11,51%), Cádiz (11,24%) y Sevilla (10,72%). Por Granada (11,38%), Córdoba (9,20%), Jaén (8,72%) y Huelva (8,33%), los de Santiago Abascal reúnen un asiento.
"Por fin Vox ha entrado en las instituciones". Con estas palabras proclamaba Rocío Monasterio, líder de Vox en Madrid, el éxito de su partido. Su optimismo sin paliativos fue compartido por el candidato andaluz, Francisco Serrano, quien celebró los resultados ante un público ataviado con rojigualdas: "Lo veníamos diciendo, que esta noche íbamos a hacer historia, y la hemos hecho gracias a todos vosotros". Cobijado por vivas a España, Serrano presentó a "la auténtica Andalucía por el cambio: somos los que vamos a propiciar el cambio, la mejoría, la reconquista", dijo el juez.
Serrano recalcó asimismo que los resultados obtenidos demuestran el peso de su formación: "Ahora va a enterarse el resto de España". Subrayó además que el suyo es "un partido regenerador y no lo que cuentan por ahí". Y que ha llegado para quedarse. "Se ha acabado el día de la marmota en Andalucía, el voto útil hemos sido nosotros", y ellos son quienes acabarán "con el régimen socialista en Andalucía".
Fue Santiago Abascal quien puso el broche de oro a la comparecencia. "Algunos se reían de nosotros, pero nunca tiramos la toalla", señaló para a continuación celebrar la obtención, por parte de los andaluces, de "las llaves de San Telmo para expulsar a la corrupción socialista". Abascal recordó asimismo la gestión de Pedro Sánchez al frente del Gobierno y tuvo palabras para los partidos independentistas catalanes y para "el comunismo chavista que representan Pablo Iglesias y compañía".
De opción residual a clave para la derecha
En el año 2015, Vox se consolidaba como opción residual en Andalucía, con únicamente 18.017 votos, lo que se tradujo en apenas un 0,46% de los apoyos. En un territorio donde el PSOE ha sido tradicionalmente la fuerza mayoritaria, la ultraderecha se ha mantenido como una opción abocada al fracaso. Su mejor resultado fue en 1982, cuando Fuerza Nueva obtuvo 34.742 votos y fue el partido sin representación con más respaldo. Los de Santiago Abascal recuperan ahora aquel viejo fantasma pero esta vez fortalecido.
Vox se reafirma como la fuerza clave para la derecha andaluza. El candidato de Ciudadanos, Juan Marín, aseguró que "nunca" pactaría con Vox, pero afirmó que estaría "encantado" de recibir su apoyo. El PP, por su parte, se inclinó durante toda la campaña por mantener en el aire una posible alianza con el partido de ultraderecha. De caminar hacia un pacto, las tres fuerzas lograrían dar un salto por encima de la izquierda que marcaría un antes y un después en clave andaluza pero también en la política estatal.
Después de que Vox empezase a irrumpir a principios de octubre en el entramado político, como consecuencia del multitudinario acto que aglutinó a 10.000 simpatizantes en Vistalegre, la formación ha ido ganando terreno hasta hacerse con un hueco en primera línea. Los comicios andaluces abren la puerta a su consolidación en la política estatal, aunque su principal apuesta apunta ahora a las elecciones europeas, que con circunscripción única suponen una baza para que el equipo de Santiago Abascal entre en la Eurocámara, en un contexto en el que la extrema derecha en suelo europeo ha ido ganando peso paulatinamente. Este mismo domingo, de hecho, la líder de la ultraderecha francesa Marine Le Pen fue la primera figura internacional en felicitar al partido, incluso media hora antes de conocer los resultados.
Ver másEl obispo de Córdoba achaca al ataque a la religión el "espectacular" vuelco electoral
Un candidato condenado por prevaricación y un programa de seis páginas
Vox llega a San Telmo con un juez condenado en firme por prevaricación como candidato, Francisco Serrano, y un programa de apenas seis páginas donde plantea cuestiones como la derogación de las leyes de memoria, violencia de género y derechos LGTBI. Entre sus propuestas, los miembros del partido de extrema derecha apuestan además por una escuela concertada, la bajada de impuestos y el fin de la autonomía. Su auge, no obstante, se fraguó en paralelo a la reacción nacionalista frente al proceso soberanista en Cataluña. Este mismo sábado, en plena jornada de reflexión, PP y Vox se unieron en una concentración ultra en Madrid contra la "impunidad de los golpistas".
La figura del juez Serrano se dio a conocer, entre otras cosas, por sus polémicas declaraciones en torno a la violencia de género. Se presenta como un férreo defensor de la existencia de denuncias falsas, que son el 0,01% según la Fiscalía. Este fenómeno es, a su juicio, el principal motivo de suicidio entre los hombres y por tanto la causa de un supuesto "genocidio" entre la población masculina.
La amenaza es ya una realidad. La ultraderecha representada por Vox logra por vez primera representación parlamentaria en la jornada electoral de este domingo en Andalucía. Lo que comenzaba a asomar como una posibilidad cada vez menos remota, cristaliza en una realidad ya palpable: el partido pilotado por Santiago Abascal está dentro y es clave para la derecha. La formación ultra logra 12 escaños gracias al apoyo de 395.498 electores, el 10,97% de los votos, en un contexto en el que la participación ha caído cinco puntos respecto a los anteriores comicios. Supera, de esta manera, la mayoría absoluta junto a PP y Ciudadanos, sumando 59 escaños. Si bien todas las encuestas sugerían la irrupción del partido con entre uno y tres diputados –el CIS le otorgaba un escaño y el 3,17% de las papeletas–, el resultado final sitúa a los ultraderechistas tan sólo cinco escaños por debajo de Adelante Andalucía.