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“La única posibilidad que tenía en España era trabajar de camarero por un sueldo de risa”

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“En España lo único que hacía era deprimirme cada día más y aquí puedo crecer personal y profesionalmente, así que ahora mismo no concibo volver”. Para Cristian Vera, como para tantos de los miles de españoles que se han visto empujados al extranjero por la crisis económica, ya no hay dudas. Ha encontrado en Chile un nuevo hogar en el que afirma sentirse “como en casa”. Este licenciado en geología de 27 años decidió un día aprovechar la oportunidad que le ofrecía un programa de intercambio para desempleados con la universidad de la Concepción, tras ver cómo se iban cerrando todas las puertas del mercado laboral español. Como geólogo, ahora pone su experiencia y su formación al servicio de las empresas privadas y públicas de un país que lleva años enganchado a un desarrollo económico que lo ha puesto en las posiciones de cabeza de las economías emergentes americanas.

Atravesó el Atlántico de la mano de una beca de tres meses destinada a desempleados de larga duración. Una ayuda que no contemplaba la remuneración, pero sí la posibilidad de adquirir una experiencia profesional que le facilitaría la posterior incorporación al mercado laboral español. “Era difícil conseguir la beca porque tenías que estar en paro, haber realizado varios cursos del Inem y tener un buen nivel de inglés”, explica a infoLibre. Sin embargo, y una vez finalizada su estancia en la ciudad chilena, Cristian volvió a encontrarse con el mismo escenario de paro y precariedad que había dejado meses atrás. Con todo, el trabajo realizado en Chile no sería en balde. Los tres meses pasados en Concepción le sirvieron para ganarse el aprecio de su universidad, que no dudó en ofrecerle un contrato laboral en una consultoría medioambiental donde ahora desarrolla proyectos de planificación territorial.

Chile se ha convertido para Cristian en la tabla de salvación para un futuro que adivinaba negro en España. “Yo ya me veía viviendo en casa de mis padres recién acabado el máster de recursos hídricos que hice. La única posibilidad que tenía era trabajar de camarero por un sueldo de risa después de tantos años estudiando”, declara. Una situación laboral que conoce bien tras haber encadenado una serie de contratos precarios que lo llevaron por el sector de la hostelería o academias donde dio clase a niños, sin vislumbrar perspectiva alguna de encontrar empleo en la profesión a la que ha dedicado tantos años de formación. “Te planteas muchas cosas cuando crees que lo que has estudiado no sirve para nada”, asegura.

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Con las oportunidades agotadas en España, ahora Cristian ha encontrado una segunda en un país cuyo crecimiento económico ha multiplicado la cifra de inmigrantes españoles en los últimos años. Un goteo constante que ha llevado a Chile a poner cada vez más trabas a la entrada de trabajadores extranjeros. “La verdad es que ahora los trámites para obtener el visado tardan más. Hace cinco años, en la aduana, te decían que pasaras solo por ser español, ahora te piden mucho más requisitos. Hay más restricciones”, asegura. “Sí, aún hay trabajo y puedes encontrar algo, pero es mucho más difícil que antes”, advierte. Una circunstancia que no ha desanimado a los españoles que siguen acudiendo cada semana a su despacho buscando un trabajo. No obstante, no duda en alabar la hospitalidad de un país en el que cuando llegó solo se encontró con “amabilidad”. “Aquí a los españoles se les valora mucho”, apunta. 

Una amabilidad que en su caso se traduce en un salario que según afirma, le permite mantener un nivel superior al de la media chilena. “Aquí están como en España hace diez años: un profesor de secundaria gana 300 euros, mientras que uno de la universidad cobra 1500 o 1600 euros”, explica. Una desigualdad que observa, pero que sin embargo ha logrado esquivar. “Mis condiciones son buenas, a mí me han dado todo. Aquí no hay seguridad social, la sanidad es privada y mi trabajo me lo cubre. En mi caso tengo, pero en otros trabajos no tienen esa ventaja. Hay muchas desigualdades e injusticias”, revela.

Para Cristian la situación entre España y Chile se está acercando cada vez más. “España va hacia lo que se ha hecho siempre en Chile y Chile va alcanzado el nivel de vida español”. Un nivel de vida logrado gracias al esfuerzo también de los muchos españoles que el país andino ha acogido desde el estallido de la crisis. “Están desaprovechando la generación mejor preparada de nuestra historia. Ahora [los políticos] no son conscientes de ello, y por eso no dejan de decir mentiras. Al final España lo va a pagar caro”.

“En España lo único que hacía era deprimirme cada día más y aquí puedo crecer personal y profesionalmente, así que ahora mismo no concibo volver”. Para Cristian Vera, como para tantos de los miles de españoles que se han visto empujados al extranjero por la crisis económica, ya no hay dudas. Ha encontrado en Chile un nuevo hogar en el que afirma sentirse “como en casa”. Este licenciado en geología de 27 años decidió un día aprovechar la oportunidad que le ofrecía un programa de intercambio para desempleados con la universidad de la Concepción, tras ver cómo se iban cerrando todas las puertas del mercado laboral español. Como geólogo, ahora pone su experiencia y su formación al servicio de las empresas privadas y públicas de un país que lleva años enganchado a un desarrollo económico que lo ha puesto en las posiciones de cabeza de las economías emergentes americanas.

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