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Unidas Podemos pide a Yolanda Díaz implicación en la maquinaria interna antes de lanzar su "proyecto de país"

La alcaldesa Ada Colau (c) y las ministras Ione Belarra (i) y Yolanda Díaz (d) e un acto conjunto en el Congreso el pasado 18 de octubre.

La legislatura ha llegado a su ecuador y la izquierda se resitúa pensando ya en el próximo ciclo electoral. Antes de su marcha del Ejecutivo de coalición, el exsecretario general de Podemos, Pablo Iglesias, señaló a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como su sucesora. Pese a las reticencias iniciales, Díaz ha aceptado el reto y trabaja ya en la construcción de un "proyecto de país" que "supere las dinámicas de los partidos" y que salga de la "esquinita" del espectro electoral a la izquierda del PSOE, según explica ella misma.

La vicepresidenta segunda aboga por un proyecto transversal en el que el peso de las formaciones políticas esté diluido, ya que estas, según su criterio, son percibidas como un "obstáculo" por la sociedad. "La sanidad pública no es ni de derechas ni de izquierdas, es de la ciudadanía", afirmó en una reciente entrevista en Radiocable. Una frase que recuerda al primer Podemos, el de 2014, pero que Díaz reivindica como la máxima que le ha acompañado desde sus primeros años en política, cuando fue teniente de alcalde de su ciudad, Ferrol.

En este contexto, la dirección de Unidas Podemos nota como su peso se desinfla dentro del proyecto de Díaz. "Los partidos tienen que estar, pero no ser", es la tesis de la vicepresidenta que a los morados les cuesta visualizar. "El concepto teórico está bien, ampliar el espacio electoral, pero tal y como está montado el sistema los partidos siguen siendo imprescindibles", remacha un cargo de peso de Podemos en conversación con infoLibre. “¿Por qué Ayuso está tan decidida a hacerse con la presidencia del PP? Porque sin cuadros ni apoyos internos es prácticamente imposible sustentar un proyecto", alega.

Una segunda voz de la dirección del espacio confederal razona en el mismo sentido. "El problema que veo en ese discurso es que esas estructuras existen y creo que ella debe esforzarse en trabajar en las internas, no solo ejercer su papel como ministra, que hace excepcionalmente bien", explica. "Un liderazgo se construye hacia fuera y hacia dentro", prosigue. "Ese es el gran reto que tiene que asumir Yolanda".

Lo cierto es que las tensiones han comenzado a aflorar en Podemos, el partido mayoritario de la coalición, la formación que dirige Ione Belarra, secretaria general y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030. En la formación nadie duda de que Díaz debe ser la candidata a la presidencia del Gobierno, y por ese motivo están dispuestos a prescindir de su marca electoral y asumir un rol más secundario, pero creen que su papel es importante. Por ese motivo desde Podemos ya están marcando perfil, al igual que Izquierda Unida y los comunes de Ada Colau, para tener cierta "ventaja negociadora".

Díaz se declara huérfana de partido

Por su parte, en el entorno de la vicepresidenta segunda recuerdan que Díaz no tiene ningún cargo orgánico dentro del espacio confederal, por lo que sería un error involucrarse en la maquinaria interna del partido e incluso afirman que eso sí que crearía "tensiones" innecesarias. Aun así, destacan que Díaz acude a los actos a los que se la invita. No acudió a la Universidad de Otoño de Podemos que tuvo lugar en el mes de octubre, pero sí asistió a un acto convocado por Irene Montero, la ministra de Igualdad, semanas antes, y a otro junto a Belarra y Colau sobre vivienda que tuvo lugar en el Congreso.

"Aunque Yolanda no tenga partido, sí que hace vida de militante", insisten desde su equipo. En realidad el único partido en el que milita la gallega es el Partido Comunista de España (PCE), aunque tampoco tiene ningún cargo orgánico en él. Díaz abandonó en octubre del año 2019 la militancia de Izquierda Unida por discrepancias internas durante el periodo de negociación con el PSOE, que llevó a la repetición electoral de noviembre de ese mismo año. Fue, precisamente, la insistencia de Iglesias en que el PSOE les cediera la competencia de las políticas activas de empleo, ahora en manos de Díaz, lo que hizo encallar la negociación final.

Frente a las críticas por su desinterés por la vida orgánica de los partidos y su vocación transversal, en su equipo recuerdan que en el año 2009 la entonces líder de Esquerda Unida renunció a las siglas para formar Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) junto con Anova-Irmandade Nacionalista, Espazo Ecosocialista Galego y Equo-Galicia. "Era la que más mandaba y aceptó diluirse para ir en coalición con otras formaciones. Esto ya lo ha vivido", sintetizan.

Díaz apuesta por priorizar los contenidos frente a nombres y partidos

Todavía no se sabe mucho del "proyecto de país" que la vicepresidenta segunda quiere comenzar a explorar en 2022, pero desde su entorno anticipan que va a anteponer "los contenidos" a las "personas, las siglas y los partidos". Así lo explicaba Díaz en Radiocable: "Si yo le digo a una amiga mía, 'vente a un debate de una organización política', de las que yo no formo parte, por cierto, me va a decir, 'mira, no me interesa nada'. Sin embargo, si yo le digo, vente a trabajar conmigo para un tema concreto del modelo productivo y qué hacer en la construcción en nuestro país me va a decir, 'voy encantada'".

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Es decir, lo que quiere Díaz es sentar las bases que sirvan de impulso para esa suerte de proyecto laborista. En ese sentido citan como ejemplo el plan de fiscalidad, en el que no descartan la aportación de miembros del PSOE, de Ciudadanos o de anticapitalistas. "Todo el mundo que quiera va a aportar", señalan a modo de resumen. "Ese va a ser el centro de nuestro discurso".

El segundo paso es lo que la vicepresidenta segunda define como "coser", es decir, buscar alianzas. La vicepresidenta rechaza las etiquetas asociadas a la interna de los partidos como la fontanería, al percibir que se trata de una visión muy masculinizada de la política. Por eso el feminismo es otra de las claves de su proyecto, en el que hay dos nombres que destacan para construir esas alianzas: el de Mónica García, líder de Más Madrid, y el de Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat y miembro de Compromís.

Hace unas semanas ellas tres, junto con Colau y la concejala ceutí, Fátima Hamed, participaron en un encuentro en València, que fue definido por la propia Díaz como "el comienzo de algo maravilloso". En aquel acto no participó ningún miembro de la dirección estatal de Podemos, lo que desde algunos sectores del partido se interpretó como un desplante hacia Belarra y Montero. Pero esa instantánea también provocó revuelo en los entornos de García y de Oltra, puesto que ni Íñigo Errejón, líder de Más País, ni Joan Baldoví, diputado de Compromís, acaban de ver con buenos ojos esa alianza.

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