Si a Galicia en su conjunto le preguntaran "cuántas vacas tiene", la respuesta sería que cada vez menos, aunque con matices tanto temporales como, sobre todo, territoriales. El Instituto Galego de Estatística acaba de actualizar sus datos del registro de ganado bovino con cifras correspondientes a 2023 y refleja un total de 524.340 vacas, apenas un 0,75% más que un año antes, un ligero incremento dentro de una tendencia general a una disminución lenta pero progresiva.
Estos datos también acreditan la necesidad de introducir matices a la hora de hablar de Galicia como un país ganadero, dadas las notables diferencias existentes entre comarcas y municipios. No en vano, como muestra el mapa bajo estas líneas, el número de vacas es mucho más elevado en el interior de las provincias de Lugo y de A Coruña y en el entorno de A Costa da Morte que en el resto del territorio.
Con datos de 2023, el ayuntamiento gallego con más vacas es A Pastoriza, con 15.565 reses, algo más de 11.000 de ellas lecheras. También tiene más de 15.000 el Ayuntamiento de Lalín, con una amplia mayoría de vacas lecheras. Al mismo tiempo, superan las 10.000 los ayuntamientos de Mazaricos, Sarria, Castro de Rei y Santa Comba y están por encima de las 9.000 en Vilalba, Friol, Frades y el Ayuntamiento de Lugo.
En el lado contrario se encuentran siete ayuntamientos sin ninguna vaca inscrita. Ninguno de ellos, al contrario de lo que podría dictar la intuición, es una de las siete principales ciudades. Son media decena de municipios ourensanos (Toén, A Arnoia, Beade, Ribadavia y Rubiá) y, junto a ellos, los ayuntamientos de Catoira y de A Illa de Arousa.
En las ciudades las cifras no son muy abultadas con la excepción de la capital lucense, pero están por encima de estos ayuntamientos. Así, tras las 9.100 vacas inscritas en el amplio entorno rural del Ayuntamiento de Lugo están las 2.509 de Santiago, municipio con un área rural también muy extensa. A continuación se sitúa Ferrol, con 356 vacas inscritas en 2023, y después estaría Pontevedra, con 116. En la ciudad más poblada, Vigo, había 69 vacas en ese año, mientras que en Ourense quedaban apenas 21 y en A Coruña, 7.
Estas cifras municipales se dan en un contexto marcado por una marcada reducción en el número de explotaciones. En 2023, eran unas 26.200, un 35% menos que una década antes, lo que supone una reducción superior al 60% respecto a hace veinte años. El número total de vacas disminuye, pero a un ritmo mucho menor, lo que da lugar a un pronunciado incremento en la cifra media de animales por explotación: de poco más de 10 a principios de siglo a casi 20 en la actualidad.
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La actualización de este registro de ganado bovino permite también responder a una pregunta que ya se ha convertido en una cliché en los últimos años, pero que no dejar de ser un reflejo de la realidad socieconómica de algunas comarcas: en cuántos ayuntamientos hay registradas más vacas que habitantes. Y la respuesta es que, con datos de 2023, esa circunstancia se produce en un total de 66 ayuntamientos.
El municipio con mayor número de vacas, el de A Pastoriza, es también el que presenta una mayor correlación entre animales y habitantes: a cada una de las 2.814 personas que, según los datos oficiales de población, residían en A Pastoriza en 2023, le tocaría 5,53 vacas. Esta correlación también está por encima de 5 en Muras y supera las 4 vacas por habitante en Montederramo, Pol, Frades, Paradela y Triacastela.
Y, ¿qué sucede en los ayuntamientos urbanos? En Lugo esa correlación es de 0,093 vacas por habitante y en Santiago, de 0,023. En las ciudades con menos vacas inscritas, Ourense y A Coruña, la cifra desciende a 0,0002 y 0,00002.
Si a Galicia en su conjunto le preguntaran "cuántas vacas tiene", la respuesta sería que cada vez menos, aunque con matices tanto temporales como, sobre todo, territoriales. El Instituto Galego de Estatística acaba de actualizar sus datos del registro de ganado bovino con cifras correspondientes a 2023 y refleja un total de 524.340 vacas, apenas un 0,75% más que un año antes, un ligero incremento dentro de una tendencia general a una disminución lenta pero progresiva.