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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

¿València, el Ohio de 2023? Por qué PP y PSOE creen que se la juegan en esa plaza clave

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Hay un estado en EEUU que desde hace casi un siglo (con contadas excepciones, como la de los últimos comicios celebrados en 2020) predice quién será el inquilino en la Casa Blanca: Ohio. Su particular sistema electoral y la heterogeneidad de su población lo convierte en un swing state (o estado bisagra) que recoge especialmente bien los cambios de tendencia. Es decir, el partido que se impone en ese estado tiene muchas papeletas para alcanzar después la presidencia del Gobierno. De hecho, ningún candidato republicano ha logrado ser presidente sin ganar antes allí.

En el caso español, la autonomía que ha ejercido tradicionalmente de termómetro electoral es Aragón. Desde el año 1977 el partido que se ha impuesto en las provincias de Teruel, Zaragoza y Huesca ha llegado después a La Moncloa. Sin embargo no es allí donde PSOE y PP, las formaciones mayoritarias en España, dirigen sus miradas de cara a los próximos comicios generales. Ambos partidos centran sus atenciones en la Comunidad Valenciana, feudo histórico del Partido Popular, donde la izquierda gobierna en coalición desde hace seis años.

El tripartito conformado por PSOE, Compromís y Podem, bautizado como el Govern del Botànic, acabó con veinte años de dominio conservador en 2015. Una mayoría revalidada en el año 2019, lo que convirtió a la autonomía presidida por Ximo Puig en el bastión más importante de Pedro Sánchez tras perder Andalucía en 2018. En esos comicios el PP certificó su caída en desgracia, lastrado por los múltiples casos de corrupción que llevaron al partido a su mínimo histórico con poco más de medio millón de votos.

En esta línea, València ha sido el enclave elegido para celebrar sus eventos internos (en el caso del PSOE, su 40ºCongreso Federal y, en el del PP, su convención nacional). Una elección que no es casual. La secretaria de Estudios y Programas popular, Edurne Uriarte, reveló recientemente a este medio que el acto de cierre en la plaza de toros tuvo un "componente simbólico potente": "Es muy importante recuperar la Comunidad Valenciana", admitió. Esa imagen, con la plaza llena como antaño, activó algunas alertas en la izquierda valenciana, que reconocía a infoLibre que el "golpe" de perder en favor del PP y Vox puede ser "temendo".

Por su parte, la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, sitúa a València como la "referencia del socialismo español y un modelo de gestión política". "Su presidente ha conseguido que la comunidad avance después de años de desprestigio y corrupción del PP. Celebrar allí nuestro Congreso es una deuda que, de alguna forma, teníamos con esta comunidad y esta federación histórica", señala en declaraciones a este medio.

La agenda propia de Ximo Puig

La relación entre Sánchez y Puig no ha sido precisamente idílica. El valenciano apoyó a su rival en las primarias, Susana Díaz, y realizó una marcada oposición a las líneas políticas del actual presidente del Gobierno. Sin embargo, las bases del Partit Socialista del País Valencià-PSOE (PSPV) hicieron una enmienda a los planteamientos de su president y se alinearon, mayoritariamente, con Sánchez. El entendimiento entre ambos ha mejorado mucho desde entonces y el valenciano le ha apoyado en decisiones polémicas dentro del partido como los indultos a los presos del procés y la mesa de diálogo con el Govern catalán.

"Ximo está marcando su propia agenda y cada vez está teniendo mejor imagen fuera de la Comunitat como un presidente solvente y que se centra en los intereses de su región”, resumen fuentes del PSPV a este periódico. En ese sentido citan el diálogo que ha mantenido Puig con otros presidentes autonómicos (también del PP) en favor de un financiamiento justo, las propuestas de reequilibrio fiscal y la gestión durante la pandemia de la covid-19, con medidas duras pero eficaces a largo plazo. Esa gestión, marcadamente diferenciada de su homóloga madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha estado acompañada de ayudas a autónomos y comercios.

Por ese motivo las fuentes consultadas creen que Puig será el candidato a la reelección, aunque él todavía no lo ha confirmado de manera formal. "A menos de dos años de las elecciones sería malo postular a otra persona", valoran. Las miradas a futuro están puestas en la recién nombrada ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, que hasta hace unos meses ejercía como alcaldesa de Gandía.

Puig ha negado en reiteradas ocasiones que se vaya a producir un adelanto electoral y en el PSOE creen que influiría mucho en las generales. Los socialistas admiten que "para el PP recuperar la comunidad sería un golpe anímico muy grande" porque "tradicionalmente siempre han gobernado aquí y aquí tenían grandes referentes", entre ellos Francisco Camps, que quiere ser el candidato conservador a la alcaldía de València, un puesto ya reservado a María José Català.

El PP busca potenciar a su desconocido candidato

Andalucía, Comunidad de Madrid y Galicia, tres de las autonomías más pobladas están en manos del PP, que busca hacerse con la cuarta para recuperar el pulso a nivel nacional. No en vano la región reparte 32 de los 350 diputados del Congreso, el 9% de los escaños de toda España. La actual dirección del PP encabezada por Pablo Casado considera que podrían volver a ser la fuerza más votada en la región en 2023 ante la debilidad de Ciudadanos, aunque dudan del impulso de Vox.

Por ese motivo Génova trabaja para reforzar el liderazgo del PP valenciano con un desconocido Carlos Mazón, elegido por Casado y su número dos, Teodoro García Egea, para relanzar al partido tras el desplante a la anterior portavoz, Isabel Bonig, que se marchó entre críticas a la dirección popular. En estas semanas se han llenado calles y plazas de la Comunidad en las que el PP busca promocionar a Mazón bajo el lema de "El presidente de todos".

Mazón preside actualmente la Diputación de Alicante y bebe ideológicamente del 'zaplanismo', puesto que dio sus primeros pasos en política bajo el amparo del expresidente valenciano Eduardo Zaplana. "La campaña de publicidad que están haciendo de Mazón en la Comunidad Valenciana no tiene precedentes. Quieren proyectarlo como un líder autonómico fuerte para enfrentarlo a Ximo Puig, que lidera las encuestas”, sintetiza Diana Rubio, doctora en comunicación y directora del Instituto Mediterráneo de Estudios de Protocolo (IMPEP).

Las últimas encuestas dan la mayoría a la izquierda

Una reciente encuesta de Invest Group publicada este sábado por el diario Levante-EMV aumenta la mayoría de los grupos de izquierdas, que sumarían 62 de los 99 de las Cortes Valencianas, es decir, diez escaños más que los 52 que sostienen ahora al acuerdo del Botànic. En el flanco derecho Ciudadanos perdería su representación, a la vez que el PP subiría de 19 a 24 diputados y Vox aumentaría otros tres: de 10 a 13, según la encuestadora.

Sin embargo, la izquierda valenciana no quiere confiarse y teme que las diputas internas en Podemos pasen factura a toda la coalición. Al igual que en otros parlamentos autonómicos, para obtener representación se necesita un mínimo del 5% de los votos. "La situación de Podem en la Comunitat es un poco volátil. Sus líos internos les pueden perjudicar", señalan fuentes del Ejecutivo.

Por otra parte, en el PP no dan crédito a estas encuestas y preciden un empate entre bloques gracias a la suma de sus votos con los de Vox, aunque en ese escenario descartan un gobierno de coalición con los ultraderechistas, porque alegan que no les beneficiaría ni a ellos ni a la formación de Santiago Abascal.

Hay un estado en EEUU que desde hace casi un siglo (con contadas excepciones, como la de los últimos comicios celebrados en 2020) predice quién será el inquilino en la Casa Blanca: Ohio. Su particular sistema electoral y la heterogeneidad de su población lo convierte en un swing state (o estado bisagra) que recoge especialmente bien los cambios de tendencia. Es decir, el partido que se impone en ese estado tiene muchas papeletas para alcanzar después la presidencia del Gobierno. De hecho, ningún candidato republicano ha logrado ser presidente sin ganar antes allí.

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