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El vicepresidente de Aragón exaltó en un libro a los españoles que combatieron junto a los nazis

El vicepresidente primero de Aragón, Alejandro Nolasco (Vox).

"Fueron a las gélidas estepas de Rusia dispuestos a morir y a dejar sobre la nieve y para siempre su juventud, sus esperanzas y su porvenir por un ideal". "Hubo un tiempo en que no se tenía nada si no se tenían convicciones". "Lo único verdaderamente capital era la palabra dada, el afán de servicio, el amor a la patria, la dación y el compromiso".

Quien así escribe es Alejandro Nolasco Asensio (Pamplona, 1991), que inserta estas palabras en un elogioso texto de presentación dedicado a los integrantes de la División Azul, la unidad militar destinada por la dictadura franquista a luchar con el Ejército nazi contra la URSS entre 1941 y 1943 bajo las órdenes del general germanófilo Agustín Muñoz Grandes. Las frases de Nolasco no tendrían en circunstancias normales mayor importancia: serían sólo parte de uno más de los múltiples libros sobre historia de sesgo derechista publicados al calor del boom del revisionismo sobre el convulso siglo XX español. Pero Nolasco no es un cualquiera.

El autor de Los últimos cincuenta de la División Azul (SND Editores, noviembre de 2021), donde figura la nota que sirve de arranque a este texto, es vicepresidente primero del Gobierno de Aragón, también jefe de Vox en Teruel, ha sido candidato a la presidencia del Ejecutivo regional y tiene el compromiso del PP de derogar la ley de memoria, fijado por escrito en el pacto entre ambos partidos para formar un gabinete de coalición.

Tres historiadores consultados por infoLibre coinciden en que las palabras de Nolasco sobre la División Azul constituyen una distorsión de la realidad. A juicio de Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que una persona con visiones así sea número dos de un gobierno autonómico evidencia una "relajación" social y política ante la exaltación de regímenes antidemocráticos.

infoLibre trató de incorporar a este artículo la explicación de Nolasco y de Vox, sin respuesta.

El testimonio de "los últimos cincuenta"

Estos días las palabras "Vox", "Aragón" y "memoria" aparecen juntas en la crónica política. El Gobierno ha anunciado la apertura de expedientes a dos altos cargos de Vox en el Ejecutivo autonómico por incumplir la Ley de Memoria Democrática estatal. Se trata de la directora general de Justicia, Esmeralda Pastor, que posó con una bandera franquista; y del director general de Caza y Pesca, Jorge Valero, por sus alabanzas a Millán Astray, fundador de la Legión y figura "fundamental" en el bando golpista.

Nolasco, candidato de Vox a la presidencia de Aragón en las últimas autonómicas, está por encima de ambos en el organigrama en calidad de vicepresidente y es jefe directo de Pastor, ya que también es consejero de Desarrollo Territorial, Despoblación y Justicia. Aunque la polémica se ha centrado en sus dos subordinados, es el número dos del Ejecutivo regional es el que más extensamente se ha ocupado de asuntos históricos.

Sin referencias a Hitler, ni al nazismo

Nolasco, que se presenta como "abogado", "escritor" y "doctorando en Historia", sacó el pasado año un libro de testimonios de integrantes de la División Azul. El trabajo está publicado por SND, editorial en la que comparte catálogo con Franco, hoja de servicios de un soldado, Obras completas de José Antonio Primo de Rivera, Historia criminal de la izquierda española y Falange. Historia, cine y cultura, entre otros títulos.

Los últimos cincuenta de la División Azul suma más de 400 páginas –incluyendo el material gráfico– de recuerdos y reflexiones de antiguos soldados, nonagenarios y centenarios. Todos ellos pasaron por la 250ª División de Infantería, que luchó con el Ejército alemán, la Wehrmacht, en el frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial. Este párrafo de la ficha de Ramón Serrano Suñer en la Real Academia de Historia narra cómo se forjó la División Azul: "El ataque alemán a la URSS el 22 de junio de 1941 fue otro de los momentos claves en la biografía de Serrano Suñer. A los dos días pronunció un famoso discurso desde la sede de la Falange en la calle Alcalá con el lema: '¡Rusia es culpable! [...]'. Ese mismo día escribió al embajador alemán en nombre de Franco, para felicitarle por el ataque a la URSS y para ofrecerle al Gobierno alemán que algunos grupos de voluntarios de la Falange participasen en la lucha contra el enemigo común. El 24 de junio, el ministro de Asuntos Exteriores, Von Ribbentrop, aceptó la propuesta. Esta se materializó en la creación de la División Azul, compuesta por varios miles de 'voluntarios' (47.000) que se integrarían en el ejército alemán [...]".

Pero en la "nota del autor" escrita por Nolasco antes de dar la palabra a los "últimos cincuenta" no hay referencia a Hitler, ni al nazismo. Ni siquiera a Alemania. Si alguien que no sepa nada de la División Azul la leyera, le resultaría imposible conectarla con el Tercer Reich. Se toparía con palabras de reconocimiento a un grupo de valientes y románticos que libraron una lucha patriótica contra el comunismo.

El que ahora es líder de Vox en Aragón, afiliado desde 2019 y que en el pasado mandato fue portavoz del partido en el Ayuntamiento de Teruel, opta por un tono emotivo para presentar los testimonios de medio centenar de hombres que recuerdan que "una vez fueron jóvenes y se fueron al último confín del mundo a luchar contra el comunismo". Así escribe Nolasco, aún con sus conversaciones con los divisionarios "clavadas en el alma": "Lo que vas a encontrar [se dirige al lector] son las vivencias de guerra y amor de unos padres y abuelos que, hace casi un siglo, fueron a las gélidas estepas de Rusia dispuestos a morir y a dejar sobre la nieve y para siempre su juventud, sus esperanzas y su porvenir por un ideal. Lo que vas a encontrar es una colección de voces que, casi al unísono, recitan versos de fuego y hielo y que parecen querer decirnos, con la voz entrecortada, cansada y lejana, que hubo un tiempo en que no se tenía nada si no se tenían convicciones".

Y continúa: "Poco importaba, para aquella generación, el dinero, la fama y el poder; lo único verdaderamente capital era la palabra dada, el afán de servicio, el amor a la patria, la dación y el compromiso. Conceptos abstractos que hoy parecen vacuos y carentes de significado". El escritor se pregunta: "¿Quién se dejaría, en los tiempos que corren, la piel en campos de batalla lejanos e inhóspitos por la mera obligación que impone el imperativo categórico? ¿Quién renunciaría a todo lo que tiene y a todo lo que podría llegar a tener a cambio de obtener la satisfacción del deber cumplido?". Aquella fue, anota Nolasco, "una de las últimas guerras" en las que se luchaba "por motivos románticos".

En el prólogo del libro, el escritor José María Blanco Corredoira aplaude el trabajo de Nolasco porque "era preciso levantar una última acta" del "heroísmo" de los divisionarios, víctimas del "odio" de la izquierda a "toda obra que tenga su origen en la era del general Franco" y también a aquellos "que se llamaron azules y que tenían a esperanza de que España fuera una, grande y libre", lo cual era "un noble y legítimo anhelo". "Gracias Nolasco por tu noble empeño y gracias lector por este atrevimiento a desafiar la pusilánime marejada que se sigue agitando con furor por los enemigos de España", añade Blanco Corredoira, que en 2022 programó una presentación del libro junto a Nolasco en la librería Tercios Viejos de Madrid.

La voz de tres historiadores

"La División Azul fue un servicio que que Franco prestó al Tercer Reich, en parte para saldar la deuda contraída durante la Guerra Civil, pero también dentro de un movimiento europeo de sectores fascistas, pronazis y ultraderechistas de apoyo a la lucha anticomunista, sobre todo cuando a partir de los años 40 la guerra empieza a verse como un gran choque entre culturas políticas", explica Ángel Viñas, historiador especializado en la Guerra Civil y el franquismo. Viñas inserta la reivindicación del "heroísmo" de los divisionarios y la retórica de "sangre derramada" en una escuela de exaltación de la División Azul promovida por el franquismo y que ha ido encontrando continuadores con el paso de las décadas. "Los alemanes se cuidan mucho de enfatizar el heroísmo de los soldados nazis", contrasta Viñas, que subraya que no es su misión adjetivar a los combatientes entrevistados, cuyas historias no conoce, pero que sí tiene claro que "lucharon por una mala causa", que fue la causa "indigna y brutal" del nazismo.

El también historiador Francisco Espinosa señala que la visión expuesta por Nolasco está totalmente superada y además ignora aspectos esenciales de la División Azul. "No hay por dónde cogerlo. Toda esa idea de que [los divisionarios] eran héroes que luchaban voluntariamente contra el comunismo... Sabemos que aquello fue un horror. Volvían machacados, deshechos. Sólo el primer envío fue de voluntarios. A partir de entonces, hubo gente que fue allí forzada, o castigada. Los que creían en la misión suprema de acabar con el comunismo fueron sólo algunos, sobre todo de Falange, al principio. Luego se vio que todo aquello era una desastre absoluto", señala Espinosa, que recuerda el "juramento de fidelidad a Hitler" realizado en Berlín por los combatientes españoles y atribuye a la escasa conciencia antifascista española que se puedan realizar manifestaciones como las de Nolasco sin sanción social.

"Nolasco es uno más de los apologetas de la memoria divisionaria, que banaliza una misión que quería implantar un nuevo orden nazi en Europa", afirma el historiador Ángel Luis López Villaverde, autor de En la guerra como en el amor. Emociones e historia de la División Azul y banalización de la cruzada contra el bolchevismo (Sílex Ediciones, 2022).

López Villaverde se remite para el resto de sus valoraciones sobre el texto de Nolasco a este artículo publicado en Conversación sobre la Historia. "Mientras la literatura apologética califica de 'patriotas' a los divisionarios y estos tienen a sus espaldas un largo historial de reconocimientos públicos, el papel de otros españoles, resistentes antifascistas, que colaboraron con la liberación de París o sufrieron en sus carnes la represión nazi ha quedado tradicionalmente en el olvido", señala el autor en dicho artículo, donde critica que en España aún haya calles dedicadas a la División Azul: "De haber triunfado el nuevo orden internacional sometido a la esvástica, la gran derrotada hubiera sido la democracia. [...] A estas alturas, que un país europeo, como España, dedique alguna calle a unos voluntarios que lucharon a las órdenes de la Werhrmacht, tras jurar fidelidad al Führer, resulta inconcebible, pero cierto".

La posición de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica

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Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), cree que el libro de Nolasco es "un síntoma más" de cuál es la "extracción de Vox", en referencia a la ideología de los cuadros de un partido al que considera legitimador del franquismo y de "todas sus herramientas políticas". "Es lo que fue la División Azul, enviada al frente soviético para ayudar a Hitler", afirma Silva.

A su juicio, se está produciendo una "relajación" en la sociedad y la política ante la exaltación de los regímenes totalitarios, fenómeno que –dice– va más allá de España, citando el caso de Hubert Aiwanger, viceprimer ministro de Baviera, que no ha sido cesado a pesar de que se ha conocido que con 17 años distribuyó un panfleto nazi. "Hace unos años esto hubiera provocado un cese inmediato. Hoy, no", afirma.

Silva lamenta que la Ley de Memoria Democrática no defina con claridad los "actos contrarios a la memoria democrática" sancionables. Según su opinión, "alabar a la División Azul, una unidad organizada por una dictadura para ayudar a Hitler, es un acto contrario a la memoria". El libro, en cualquier caso, fue publicado antes de la entrada en vigor de la ley.

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