Víctimas de pederastia por parte de sacerdotes han pedido a los obispos españoles que en su asamblea de marzo se posicionen a favor de la "imprescriptibilidad" de los delitos de abuso sexual a menores, según ha avanzado a Europa Press Miguel Hurtado, la primera víctima que denunció abusos sexuales cometidos por un monje en la Abadía de Montserrat, que acaba de publicar el libro El Manual del Silencio (Planeta), en el que relata los abusos que sufrió en la adolescencia.
Miguel Hurtado ha explicado que desde la asociación Infancia Robada, de la que es portavoz, han entregado una carta a la Conferencia Episcopal Española pidiendo a los obispos que en su próxima reunión, que tendrá lugar del 2 al 6 de marzo, apoyen "como muestra de buena voluntad" que los delitos de abuso sexual infantil no prescriban nunca o que los plazos sean muy elevados.
En una entrevista con Europa Press, Hurtado ha precisado que los casos de abusos en la Iglesia no son consecuencia de "cuatro manzanas podridas" sino producto de la aplicación de un "protocolo de protección de pederastas". Precisamente, ha explicado que de ahí viene el título de su libro: El Manual del Silencio.
"Las víctimas de distintos países, cuando hablábamos, nos sorprendía que éramos muy distintos, muchas veces no hablábamos el mismo idioma y necesitábamos traductores, sin embargo, decíamos: 'Los obispos se comportaban exactamente igual en todos los países, parece que hayan leído el mismo manual", ha apuntado.
A su juicio, "el Vaticano había diseñado implementado y perpetuado durante un siglo un manual de encubrimiento que ha sido lo que ha causado la crisis actual". Esta actuación, según ha precisado, la vivió en primera persona cuando acudió al abad de Montserrat para recriminarle cómo había gestionado su caso. "Él intentó justificarse diciendo que había aplicado los protocolos de la época, que era silenciar a las familias y trasladar al delincuente a una parroquia distinta", ha explicado Hurtado.
El grupo Scout
En su caso, Miguel Hurtado llegó a los 16 años al grupo de scouts de Montserrat en un momento delicado a nivel personal y se apoyó en el monje Andreu Soler, de 60 años, que había fundado este grupo. El joven confesó al monje su homosexualidad y este, bajo el pretexto de ayudarle a curarse, abusó sexualmente de él, según relata Hurtado en el libro.
Si bien, el autor cuenta que "lo que más daño" le hizo fue el encubrimiento. "Si cuando fui abusado, el abad hubiera hablado con mis padres, se hubiera ofrecido a pagarme terapias, hubiera denunciado el caso a la Justicia y hubiera intentado encontrar a otras víctimas, buena parte del daño psicológico que he arrastrado durante 20 años no se hubiera producido", ha asegurado.
Según ha indicado, tuvo que denunciar hasta en cuatro ocasiones, con dos abades distintos –siendo menor de edad, mayor de edad, directamente y a través de sus padres–, y aun así el abad "no lo denunció a la Justicia ni sancionó disciplinariamente al pederasta ni informó al Vaticano". Hurtado se tuvo que "plantar" frente a la Abadía de Montserrat con pancartas el día de la misa para que pidieran disculpas.
Por ello, en el libro, a través de su historia personal, quiere arrojar luz sobre ese "manual de encubrimiento" pues, según ha indicado, no solo lo siguieron en Montserrat sino "en todos los casos de pederastia clerical que han salido en España", donde "ha habido un encubrimiento institucional".
Un año de la cumbre antipederastia del Vaticano
Al mismo tiempo, con este libro, Miguel Hurtado quiere alzar la voz ante la falta de cambios tanto en el Estado español como en la Iglesia española, cuando se cumple un año de la Cumbre antiperderastia que se celebró en el Vaticano en febrero de 2019.
Atendiendo a la Iglesia española, Hurtado ha denunciado que "no ha cambiado nada" porque "la Conferencia Episcopal se sigue negando a indemnizar a las víctimas, a investigar los casos del pasado o a entregar los archivos canónicos a la Policía".
Tras asegurar que la Conferencia Episcopal Española es "una de las más reaccionarias de Europa", ha criticado que mientras en otros países, la Iglesia ha tomado medidas como compensaciones económicas o expulsión del sacerdocio de los pederastas, en España, "los obispos lo único que han hecho es un día de oración por las víctimas".
Miguel Hurtado no descarta pedir una reunión con el nuevo nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, e incluso entregarle durante el encuentro un ejemplar de su libro.
"La iglesia la va a limpiar la Guardia Civil y la justicia"
En todo caso, Hurtado ha precisado que el problema ya no es solo la Iglesia sino el Estado. "El Papa Francisco no va a limpiar la Iglesia, la Iglesia la va a limpiar la Guardia Civil, la Policía y la Justicia", ha apostillado. Si bien, ha añadido que para eso hacen falta unas leyes que permitan perseguir de forma efectiva los delitos de pederastia.
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En este sentido, ha criticado que ni PP ni PSOE han sido capaces de reformar los plazos de prescripción en los últimos cuatro años y ha expresado el "profundo descontento" de las víctimas con el texto de la Ley de protección a la infancia frente a la violencia que previsiblemente presentará el vicepresidente Pablo Iglesias.
Así, frente a lo que establece la ley, que el plazo de prescripción comience a contar a partir de que la víctima cumpla 30 años, las víctimas reclaman que empiece a contar entre los 40 y los 50 años, pues "los estudios científicos más completos demuestran que la edad media a la que denuncian las víctimas son los 44 años".
"Con la nueva ley del Gobierno, la mayor parte de los pederastas van a irse de rositas", ha lamentado Hurtado. Y si no se les puede juzgar, no entran en el registro de delincuentes sexuales y podrían trabajar con niños, según ha advertido. Esta reivindicación ya la han planteado al Gobierno aunque ha reconocido que "tanto el Ministerio de Justicia, como PSOE y Podemos están muy cerrados en banda".
Víctimas de pederastia por parte de sacerdotes han pedido a los obispos españoles que en su asamblea de marzo se posicionen a favor de la "imprescriptibilidad" de los delitos de abuso sexual a menores, según ha avanzado a Europa Press Miguel Hurtado, la primera víctima que denunció abusos sexuales cometidos por un monje en la Abadía de Montserrat, que acaba de publicar el libro El Manual del Silencio (Planeta), en el que relata los abusos que sufrió en la adolescencia.