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Villarejo pide sin éxito a Anticorrupción que agilice su puesta en libertad a cambio de no revelar grabaciones

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El comisario jubilado y en prisión preventiva, Jose Manuel Villarejo, ha pedido a la Fiscalía Anticorrupción a través de un portavoz que informe favorablemente su petición de libertad provisional a cambio de no difundir información comprometedora que atesora tras años grabando reuniones y conversaciones con todo tipo de personalidades del Estado. En el Ministerio Público descartan de plano estas pretensiones.

Según ha adelantado el diario digital El Independiente y han confirmado fuentes fiscales, el abogado Javier Iglesias, que representa a la mujer de Villarejo, Gema Alcalá, se personó en la sede Fiscalía Anticorrupcion el pasado 18 de diciembre y mantuvo una reunión con los dos fiscales encargados de la causa para proponer esta suerte de acuerdo, en teoría, en representación del comisario. Según las fuentes consultadas, el letrado habría propuesto a los fiscales que apuesten por la libertad condicional del comisario a cambio de no revelar material comprometedor como las grabaciones que han venido saliendo a la luz en los últimos meses de sus conversaciones con la ex amiga del rey emérito, Corinna Larssen, la ministra de Justicia, Dolores Delgado, el exjuez Baltasar Garzón o la ex secretaria general del PP, Maria Dolores de Cospedal.

En este caso, se trataría de material que podría afectar directamente a las instituciones del Estado y en particular, a la Corona y la judicatura, y que, si bien se le intervino numerosa documentación en diversos soportes, incluidos varios terabytes que aún están por desencriptar, el comisario podría tener aún la información a su alcance.

Denuncia hostigamiento en prisión

El comisario también ha denunciado ante la Audiencia Nacional que en la prisión de Estremera (Madrid) en la que se encuentra desde noviembre de 2017 como principal investigado del caso Tándem, está sufriendo torturas, trato degradante, llegando incluso a sentirse "cosificado". Es más, ha afirmado que está preocupado por su vida en una situación que ve comparable a la del periodista saudí asesinado Jamal Jashogi.

Así lo ha hecho en un escrito remitido al Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, que investiga las actividades presuntamente ilícitas del policía, para solicitar que se adopten las medidas que sean procedentes para proteger su "integridad física y moral". Se da la circunstancia de que el director de este centro penitenciario acordó la pasada semana intervenir las comunicaciones de Villarejo por el riesgo del uso fraudulento de las mismas y la posibilidad de que este interno filtre datos que pongan en riesgo la seguridad del Estado. La medida tiene una duración de seis meses y después puede ser revisada.

Para Villarejo, es "inevitable" pensar que alguna "autoridad" haya ordenado hacerle "cada día a partir de ahora la vida más difícil en prisión", provocándole algún tipo de "fallo de salud". Afirma que todo el mundo sabe que sufre una arritmia ventricular que "no puede controlar" y más cuando se le "dispara" la tensión "cada vez que alguna información" le afecta "de manera emocional". "Cuesta cree que en un Estado democrático y de Derecho alguno de sus altos cargos pueda imaginar siquiera la eliminación física de una persona inocente", lamenta, al mismo tiempo que reconoce que en "los últimos días" le ha venido a la mente el asesinato sin esclarecer de Jashogi, en el consulado de Arabia Saudí en Estambul el pasado 2 de octubre.

Dos Vis a Vis

Para justificar estas afirmaciones, el comisario jubilado asegura que ha sido objeto de una "tortura psicológica" por parte de funcionarios de prisiones y en especial tras dos vis a vis familiares que tuvieron lugar los pasados 26 de noviembre y 10 de diciembre. "Me he sentido agredido, vulnerable, consciente de que en cualquier momento podía ser atacado físicamente por sujetos grandes, jóvenes, aparentemente fuertes, y en un espacio muy pequeño y cerrado", dice.

En este sentido, cuenta que el primer encuentro familiar fue irrumpido por "cuatro o cinco" funcionarios que poseían, indica, "dispositivos electrónicos de los que se utilizan para recuperar micrófonos que se clavan como chinchetas, así como con raquetas detectoras de metales" para cachearle. Después —prosigue el relato— fue conducido a la enfermería para que le desinfectaran "dos raspones que tenia en la cabeza" y añade que sus constantes no pudieron ser anotadas porque estaban "disparadas". El ex comisario subraya que en este episodio se sintió "despreciado, cosificado y humillado".

En cuanto al vis a vis que tuvo a principios de este mes, Villarejo afirma que uno de los funcionarios le susurró "en tono amenazante y agresivo", que a partir de ahora lo iba "'a pasar muy mal'", que "si no cooperaba" le pondrían de compañero de celda a un preso conflictivo y que a su "amigo el juez le quedaban dos telediarios", en referencia al juez instructor Diego de Egea, que ha renunciado a seguir al frente de la causa en la Audiencia Nacional. Villarejo, que se encuentra en prisión preventiva investigando entre otros, por delitos de organización criminal, extorsión, blanqueo de capitales y cohecho, está en un módulo especial para miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con otros ex agentes de diferentes cuerpos que cumplen condena por asuntos como violencia machista.

El comisario jubilado y en prisión preventiva, Jose Manuel Villarejo, ha pedido a la Fiscalía Anticorrupción a través de un portavoz que informe favorablemente su petición de libertad provisional a cambio de no difundir información comprometedora que atesora tras años grabando reuniones y conversaciones con todo tipo de personalidades del Estado. En el Ministerio Público descartan de plano estas pretensiones.

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