Un año y medio después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase que el brote de ébola (EVE) en España había sido interrumpido, las alarmas biológicas suenan de nuevo. Y lo hacen después de que el pasado jueves la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid confirmase dos casos de fiebre hemorrágica por el virus Crimea-Congo (FHCC) tras recibir los resultados, por parte del Centro Nacional de Microbiología, de las analíticas realizadas a dos pacientes en estudio. El primero de ellos, un hombre de 62 años, murió de un fallo hepático después de ser trasladado al Gregorio Marañón. La segunda, una enfermera que atendió al paciente fallecido, permanece "estable dentro de la gravedad", según la Consejería.
Y los fantasmas del ébola, que en España dejó dos muertos –los sacerdotes Miguel Pajares y Manuel García Viejo– y una enfermera contagiada que logró superar la enfermedad –Teresa Romero, que se infectó tratando al segundo misionero–, resurgieron. "Cabe recordar que el virus hemorrágico Crimea-Congo es un agente infeccioso del máximo nivel de riesgo conocido y, por lo tanto, precisa de las máximas medidas de contención", señaló este viernes a través de un comunicado el Consejo General de Enfermería. Por ese motivo, la segunda paciente se encuentra en la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital La Paz-Carlos III y las 190 personas que mantuvieron contacto con ella están bajo seguimiento.
La fiebre hemorrágica por el virus de Crimea-Congo está muy presente en algunos países de África, Oriente Medio, Asia y Europa del Este, según recoge la OMS. Pero nunca antes se había detectado un caso en Europa occidental con carácter autóctono y que afectase a humanos. Sin embargo, un estudio del año 2012 elaborado por varios especialistas españoles ya alertaba de la presencia de garrapatas –vectores transmisores de la enfermedad– con este patógeno que infectaban a ciervos y a diferentes tipos de animales en la zona de Cáceres. "La transmisión entre humanos es mucho menos frecuente, y en los países donde es endémico se registra fundamentalmente en ámbitos hospitalarios", recordaba este viernes la Consejería de Sanidad madrileña.
Menos agresivo que el ébola
Pero entonces, ¿es tan peligroso el virus Crimea-Congo como el del ébola? Ferrán Segura, especialista de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), lo rechaza. El experto empieza recordando, en conversación con infoLibre, que por el momento sólo se dispone de información "muy relativa" procedente de los países endémicos, lugares donde, recuerda, las condiciones sanitarias son "muy precarias". Ya en materia, el doctor asegura que "los mecanismos de transmisión, la gravedad y la posibilidad de la expansión de la epidemia" de la fiebre hemorrágica son "mucho más limitados" que en el caso del ébola.
En primer lugar, aunque ambas patologías se encuentran en el mismo grupo de enfermedades víricas hemorrágicas, la tasa de mortalidad es bastante diferente. Según los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud, el nivel de letalidad del Crimea-Congo oscila entre el 10% y el 40%. Si hablamos del virus del ébola, que costó la vida a más de 11.000 personas en Sierra Leona, Liberia y Guinea en los dos últimos años, la mortalidad ha variado, dependiendo de los brotes, entre el 22% y el 88%. La tasa promedio de la última pandemia se situó, según las cifras de la OMS, en el 50%.
Además, según asegura el especialista a este diario, el contagio entre humanos de la enfermedad producida por el virus de Crimea-Congo parece más complejo que el ébola. "En el caso de las enfermedades transmitidas por artrópodos y, particularmente, por las picaduras de garrapatas, el contagio entre humanos acostumbra a ser bajo. No es lo frecuente", apunta el doctor Segura. En el EVE, el contacto directo con la sangre o fluidos de una persona infectada y con síntomas de la enfermedad –o de animales salvajes en el mismo estado, vivos o muertos– es la principal forma de contagio. "En el caso de la fiebre hemorrágica del virus Crimea-Congo, se necesita un contacto muy directo", concluye el especialista.
Mismos síntomas, distinta incubación
Al pertenecer al mismo grupo de enfermedades víricas hemorrágicas, la sintomatología de ambas es similar: fiebre, mareos, dolor muscular, náuseas, vómitos, diarrea, dolor de garganta, hemorragias –tanto internas como externas–. Sin embargo, según asevera el especialista consultado por este diario, los síntomas respiratorios en el caso de la enfermedad que preocupa a las autoridades sanitarias actualmente, "parece que no son tan frecuentes". "No creo que sea una infección que podamos comparar con el ébola", reitera el doctor.
Sin embargo, los periodos de incubación son diferentes. En el caso del EVE, el intervalo de tiempo desde la infección hasta la aparición de los primeros síntomas oscila entre los 2 y los 21 días, según la información que ofrece la OMS. La fiebre hemorrágica provocada por el virus Crimea-Congo, por su parte, registra una incubación, tal y como apunta la institución sanitaria, de entre "cinco o seis días". "Con un máximo documentado de 13 días", añade en la ficha sobre la enfermedad. Por lo tanto, los tiempos de vigilancia de las personas que han mantenido contacto con agentes potencialmente contagiosos deben ser mayores en los casos de ébola.
Ninguna de las dos patologías tiene tratamientos de eficacia demostrada. No hay vacunas efectivas por el momento. "En la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, el único que yo conozco que se ha utilizado con una respuesta parcial, aunque de ninguna manera es capaz de curar la infección, es la Ribavirina, un antibiótico usado también en los pacientes con hepatitis C", explica Segura. Más allá de eso, tratamiento de soporte: "Tratar las complicaciones e intentar que el paciente sobreviva una serie de días hasta que se produzca lo que se conoce como curación espontánea", añade.
A pesar de las diferencias, los protocolos de actuación que están siguiendo las autoridades españolas son los mismos que en 2014: aislamiento de la enfermera y control de todas las personas que hayan podido estar en contacto con el virus. Aunque el tono del especialista de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) en ningún momento de la conversación ha sido alarmista, sí que advierte: "Si aparecen más casos tendremos que plantearnos una serie de aspectos de cara al futuro. Teniendo en cuenta que se pueden contagiar animales, si comienzan a surgir más casos con frecuencia en nuestro país sería necesario incrementar el control sobre los mataderos para asegurarse de que no existe infección en los animales que pasen a consumo humano", sentencia.
Un año y medio después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase que el brote de ébola (EVE) en España había sido interrumpido, las alarmas biológicas suenan de nuevo. Y lo hacen después de que el pasado jueves la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid confirmase dos casos de fiebre hemorrágica por el virus Crimea-Congo (FHCC) tras recibir los resultados, por parte del Centro Nacional de Microbiología, de las analíticas realizadas a dos pacientes en estudio. El primero de ellos, un hombre de 62 años, murió de un fallo hepático después de ser trasladado al Gregorio Marañón. La segunda, una enfermera que atendió al paciente fallecido, permanece "estable dentro de la gravedad", según la Consejería.