Las votaciones en Andalucía destapan a Vox como un aliado ruidoso pero fiel de PP y Cs

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Más allá del neón de los titulares, el ruido de las tertulias, las campañas virales, las proclamas, las amenazas y los golpes de pecho, la realidad del día a día en el Parlamento de Andalucía, puerta de entrada de la ultraderecha en la política española, destapa a Vox como un aliado fiel al Gobierno de PP y Ciudadanos. El partido de Santiago Abascal, además de acordar la mesa con PP y Cs y de investir a Juanma Moreno, ha apoyado la aprobación del único decreto ley impulsado por el Gobierno andaluz, ha contribuido a frenar las principales iniciativas del PSOE y Adelante Andalucía, ha acompañado la política sanitaria, educativa, fiscal y de familia del Ejecutivo. Además ha permitido a PP y Cs, sin presionarles, que retrasen la presentación del presupuesto de 2019 hasta ver pasado el ciclo electoral.

Mientras Vox coquetea con la idea de formar parte de gobiernos autonómicos tras las elecciones del 26M, en Andalucía rechaza de momento esa posibilidad, pese a ser la comunidad en la que ha obtenido su mayor porcentaje de voto. Esto facilita aún más las cosas a PP y Cs. A cambio, Vox obtiene el rédito de condicionar periódicamente la agenda, obtener un cierto lucimiento en temas secundarios y disponer una plataforma para la exhibición ideológica, aunque poco a poco –y ante el creciente desinterés con que son acogidos sus intentos de atraer la atención– empieza a mostrar impaciencia por el retraso en la materialización de su acuerdo firmado con el PP. Ahora se verá si, cerrado el ciclo electoral, cambia esta dinámica. Una prueba de fuego será la negociación de los presupuestos de 2019, presentados el pasado viernes. La primera reacción de Vox ha sido la de intentar hacerse valer. "Mucho optimismo veo yo por aquí.. Tener predisposición de llegar a acuerdos por el bien de los andaluces no significa aprobar los presupuestos. Debemos estudiar a fondo cada partida", tuiteó el parlamentario de Vox Rodrigo Alonso. PP y Cs han incluido fondos para memoria y políticas de género, algo a lo que se opone Vox. 

Se verá si los presupuestos suponen un antes y un  después. Hasta ahora, la alianza ha sobrevivido sin excesivos sobresaltos. Hace ya seis meses de las elecciones, celebradas el 2 de diciembre, que alumbraron la primera mayoría derechista en la comunidad del sur. También supusieron la irrupción de Vox, que conquistó 12 escaños y amortiguó la caída del PP para –junto con Ciudadanos– aupar a la presidencia a Juanma Moreno. Medio año después de aquellos comicios, Vox ha conquistado 24 diputados en el Congreso, tres eurodiputados y representación en nueve comunidades autónomas y 363 ayuntamientos. El partido de Abascal es relevante en las negociaciones para formar gobierno en la capital de España y tres autonomías, Madrid, Aragón y Murcia. Es, en suma, un actor importante del panorama político español, más aún porque conecta con una corriente, el ultranacionalismo derechista y antiinmigración en auge en todo el hemisferio occidental.

Su recorrido en Andalucía, donde sus 12 diputados tomaron posesión el 27 de diciembre al grito de "juro por España", da pistas de lo que cabe esperar en las instituciones en las que acaban de ganar representación. infoLibre ha analizado las primeras 168 votaciones realizadas en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas, sede del poder legislativo andaluz, para explorar el comportamiento institucional del partido de Santiago Abascal. ¿El resultado? Un socio revoltoso, siempre insatisfecho, pero leal a las derechas dominantes. También un partido ideológicamente radical, que al mismo tiempo defiende sin fisuras los intereses de los sectores acomodados. Este artículo es el primero de tres, que se publicarán consecutivamente, sobre la primera experiencia relevante de la ultraderecha en la institucionalidad española desde el ocaso de Fuerza Nueva en 1982.

  El reparto del Parlamento

El Parlamento andaluz reparte así sus 109 escaños:

– PSOE: 33.

– PP: 26.

– Cs: 21.

– Adelante Andalucía: 17.

– Vox: 12.

Con esta configuración, las fuerzas gobernantes, PP y Cs, con 47 escaños, necesitan los 12 escaños de Vox para alcanzar las mayorías absolutas: 55.

Este periódico ha contabilizado 168 votaciones desde el arranque de la legislatura, de las cuales un centenar son proposiciones no de ley y el resto se reparten entre mociones, solicitudes de creación de grupos de trabajo, tomas en consideración de proyectos de ley, solicitudes de comparecencias... La coincidencia con dos campañas electorales –28A y 26M–, así como la inevitable tensión derivada de la minoría parlamentaria del Gobierno, ha minimizado hasta ahora la producción de la legislatura andaluza [ver aquí el análisis de los primeros cien días]. Sólo ha llegado al Parlamento un decreto ley aprobado por el Gobierno. Y Vox prestó el apoyo imprescindible para su aprobación.

  47 votos en bloque

Del total de 168 votaciones celebradas en el Parlamento –contando las distintas votaciones separadas de una misma proposición no de ley (PNL) o moción–, Vox ha votado junto a otros partidos en 125 ocasiones (en 43 ha votado solo). De esas 125 votaciones, en 47 coincidieron PP, Cs y Vox contra PSOE y Adelante Andalucía. Otras tres veces Vox coincidió con una de las derechas, PP o Cs, pero no con la otra. Hubo 18 ocasiones en las que al acuerdo PP-Cs-Vox se sumó el PSOE o Adelante Andalucía. Por último, hubo 50 unanimidades y siete ocasiones en las que Vox votó con el PSOE y/o Adelante.

Sólo en cinco ocasiones, de un total de 168, votó Vox junto a la oposición contra PP y Cs. Es decir, sólo cinco veces hubo votaciones de Vox junto a la izquierda contra las formaciones gobernantes.

Recapitulando: en total ha habido 118 veces en que Vox votó junto a PP y/o Cs. En 115 de ellas votaron los tres juntos (47 veces, contra PSOE y Adelante). Otras tres veces Vox votó bien junto al PP o junto a Cs (es decir, faltó uno de los dos partidos que conforman el gobierno, pero no el otro).

  Mesa, investidura y decreto ley

Pero los números en política no lo son todo. Es decir, saber junto a quién vota Vox ofrece una parte del retrato, pero el cuadro queda incompleto. Es más importante el aspecto cualitativo. El examen de las votaciones permite concluir que las votaciones de Vox junto a PP y Ciudadanos conformando un bloque derechista de 59 parlamentarios han sido en conjunto las más relevantes en lo que va de legislatura.

Veamos el detalle. Para empezar, dos acuerdos clave. Los parlamentarios de Vox acordaron con PP y Cs el reparto de la mesa del Parlmento, que se materializó en una votación el 27 de diciembre, y la investidura de Juanma Moreno, el 16 de enero, poniendo fin a casi 37 años de hegemonía socialista.

Los votos de Vox permitieron a PP y Cs sacar adelante en el Parlamento su único decreto ley de la legislatura, una reforma legal para bajar impuestos, la iniciativa política de mayor calado del nuevo gobierno [ver aquí sus principales medidas]. Fue el 2 de mayo. Los 12 parlamentarios de ultraderecha sumaron además sus votos a los de PP y Cs para oponerse al intento del PSOE de que la reforma fuera tramitada como proyecto de ley, acelerando su aprobación y permitiendo una rentabilización en la precampaña del 26M.

Reparto de la mesa, investidura y primer decreto ley. Han sido los hitos de la legislatura hasta hoy. Y ahí ha estado Vox, de la mano de PP y Cs, poniendo sus votos para superar en número a PSOE y Adelante Andalucía. El partido de ultraderecha tampoco se ha descolgado del primer gran acuerdo institucional de la legislatura, sumándose al pacto de PP, Cs y PSOE para renovar la RTVA, la Cámara de Cuentas, el Defensor del Pueblo Andaluz y el Consejo Audiovisual.

El acuerdo es elocuente sobre el recorrido de Vox. Tras las elecciones logró imponer el debate sobre el cierre de Canal Sur, pese a que era inviable políticamente. Ahora sella un acuerdo para sentarse en su Consejo de Administración. Y no pone ni una pega al nombre del presidente de la RTVA, ni a su director, ni a que pueda seguir el mismo Defensor del Pueblo de la etapa anterior. Quedan lejos aquellos días en que Vox era portada por pedir que el Día de Andalucía fuera el de la Toma de Granada. 

  De la sanidad a la "pobreza energética"

De regreso a las 47 votaciones de Vox junto a PP y Cs contra el PSOE y Adelante Andalucía, su repaso permite ver un bloque bien delimitado que coincide con frecuencia en materia fiscal, de familia, identitaria, educativa y sanitaria. Los votos de la ultraderecha se han sumado a los del PP y Cs para defender el fin de la subasta pública de medicamentos y para oponerse a un tranvía en Málaga que sustituya a un tramo de metro en Málaga –desechando la fórmula más barata–. Los votos de PP, Cs y Vox han evitado que el PSOE o Adelante Andalucía le ponga deberes al Gobierno mediante proposiciones no de ley sobre gestión sanitaria. Por ejemplo, los tres partidos se han opuesto juntos a poner televisión gratuita en los hospitales.

Vox ha evitado a PP y Cs derrotas sobre temas que van desde la gestión del personal en Canal Sur a la política presupuestaria y las prioridades en el gasto. Cuando, en el pleno de la semana pasada, el PSOE llevó una proposición no de ley para intentar forzar un complemento del incremento del salario mínimo en las iniciativas financiadas por la Junta, Vox acudió en ayuda de PP y Cs para evitar que la izquierda se impusiera. Otro caso. Un total de 30 ayuntamientos llevaron una iniciativa legislativa para arrancar recursos a la Junta contra la "pobreza energética". Vox votó junto al PP y Cs contra su toma en consideración. Adelante intentó condicionar el marco de debate con una PNL para crear un impuesto a las entidades financieras "para defender Andalucía tras el rescate a la banca". Vox se opuso junto al PP y Cs (en una de las votación, también junto al PSOE).

  Concertada y custodia compartida

Vox es el complemento perfecto de PP y Cs para el impulso de las políticas educativas, sanitarias y fiscales del Gobierno andaluz. Los 12 diputados de ultraderecha han respaldado ante PSOE y Adelante la consideración de una iniciativa sobre el rconocimiento del profesorado como "autoridad pública". Fue Vox el partido que impulsó una iniciativa para comprometer al Gobierno con la "libertad educativa de los padres", expresión que se utiliza para evitar que se explicite el aumento de la financiación pública a la educación privada (concertada), asunto en el que los tres partidos conservadores están de acuerdo.

Otra PNL enfrentó a izquierda y derecha en defensa de políticas de promoción del trabajo autónomo, otra bandera del actual gobierno. En materia fiscal –donde no siempre hay coincidencia entre PP-Cs y Vox–, los tres partidos conservadores han votado juntos contra PSOE y Adelante debatiendo sobre Sucestiones y Donaciones.

Las tres fuerzas conservadoras, con el rechazo de PSOE y Adelante, han sellado ya su apoyo a un Pacto por la Sanidad Andaluza que encarrila las políticas en la materia para toda la legislatura, donde el grado de coincidencia entre PP, Cs y Vox es casi total.

Vox también ha votado junto a PP y Cs y contra PSOE y Adelante a favor de la custodia compartida y de un Plan Integral de Apoyo a las Familias llevado a la Cámara en forma de PNL por el propio partido de ultraderecha. Es otra de las áreas de coincidencia frecuente de los tres partidos conservadores: las llamadas "políticas de familia".

También reman juntos en el terreno de lo identitario y lo tradicional. PP, Cs y Vox han votado juntos PNL contra el "golpismo" en Cataluña , contra la "ruptura de la soberanía nacional" y a favor de la caza y la Semana Santa. En estos dos casos se trató de PNL presentadas por Vox, que se anota así sus logros políticos en terrenos de pegada simbólica. A todas estas coincidencias se suman otras sobre temas menores.

  Herencia recibida

Vox no sólo ha apoyado el único decreto ley presentado por el Gobierno, sino también una segunda iniciativa de calado: la anunciada supresión de los aforamientos. Aún está lejos de convertirse en realidad, pero el partido ultraderechista, cuyo portavoz en Andalucía es el parlamentario por Córdoba Alejandro Hernández, ya se ha subido al carro. Sus 12 diputados se unieron a los de PP, Cs y Adelante Andalucía para apoyar la toma en consideración de la reforma del Estatuto andaluz que requiere esa supresión, dejando sólo al PSOE en el rechazo (los socialistas consideran que la supresión debe ser en toda España e impulsada por el Gobierno).

Como hemos visto, hubo 17 ocasiones en las que al voto de gobierno PP-Cs se sumó Vox junto con alguno de los dos grupos de izquierdas. Esto ocurre por ejemplo cuando se trata de iniciativas que cuestionan la gestión del PSOE durante su etapa de gobierno, la llamada "herencia recibida". Por ejemplo, PP, Cs, Vox y Adelante Andalucía votaron juntos a favor de la fiscalización de la Radio Televisión Andaluza (RTVA). También a favor de de los afectados por los las disfunciones con las ayudas de la agencia IDEA. Se han dado también circunstancias en que PP, Cs, Vox y PSOE han votado juntos contra Adelante Andalucía, como en el caso de uno de los puntos de la PNL de Adelante Andalucía contra la banca por el "rescate".

  Unanimidades de escaso relieve

Menos aristas políticas han tenido las unanimidades. Hemos visto que de las 125 veces que Vox votó con otros partidos, 118 lo hizo con las otras dos fuerzas conservadoras, y que 47 de ellas fue con estas tres formaciones oponiéndose a PSOE y Adelante Andalucía. Pues bien, Vox se sumó también a un total de 50 votaciones unánimes, componiendo consensos globales de toda la Cámara.

Las unanimidades abarcan desde el impulso al sector aeroespacial a la defensa de la inclusión del arte rupestre del sur peninsular en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, pasando por una genérica defensa de Doñana –ha habido votaciones sin acuerdo sobre este tema–, el apoyo a la construcción de un camino peatonal en Cártama (Málaga) o a la mejora homologación de la formación del personal de tropa y marinería de las Fuerzas Armadas. Todas las fuerzas, incluida Vox, han votado por la reducción de la burocracia para los profesores o a favor de "medidas para promover y promocionar Andalucía como destino turístico". En efecto, es frecuente que en política las unanimidades sean tan obvias que resultan inanes.

  Marcando perfil

A pesar de que en 125 de las 168 votaciones en pleno y comisión, Vox votó junto a otras fuerzas políticas, y que ha sido clave para el éxito parlamentario del Gobierno, sería erróneo pensar que la domesticación del partido de ultraderecha es completa. El partido ultraderechista, que sustituyó al juez Francisco Serrano por Alejandro Hernández en la portavocía tras el arranque parlamentario, ha votado en solitario un total de 43 veces.

Son las ocasiones en que se produce un Vox contra todos, cuando nadie más acompaña a la formación ultraderechista en su voto. Ejemplos: Vox se quedó solo en el rechazo a una PNL del PSOE rotulada como "ni un paso atrás contra la violencia de género", por apoyar unas políticas que Vox rechaza; también se opuso en solitario a la gratuidad de matrículas universitarias; o en el rechazo a la inclusión de la memoria histórica en las aulas (pese a que está en la ley). En ocasiones los diputados de Vox se han quedado sin compañía defendiendo drásticas bajadas o supresiones de impuestos, en las que ni siquiera un Gobierno que hace bandera de las rebajas fiscales puede seguirlos.

Estas votaciones en solitario permiten a Vox marcar perfil por la derecha, subrayar su imagen de outsider y acaparar protagonismo, pero a efectos políticos tienen escasa relevancia. En primer lugar, porque Vox por sí solo no puede aprobar nada ni frenar nada si los demás partidos votan de otra manera, ya que tiene sólo 12 de 109 diputados. Su voto es decisivo sólo si se suma a los de PP y Vox (o a los de PSOE y Adelante Andalucía). En segundo lugar, porque la formación de ultraderecha no se toma la revancha por quedarse solo.

  Sin revanchas

Solamente en tres votaciones a lo largo de toda la legislatura PP y Cs han votado juntos a favor o en contra de algo y el resultado ha sido el contrario. Sólo han perdido tres veces, y nunca en asuntos clave. Han sido votaciones poco relevantes, hasta el punto de que han pasado desapercibidas y es frecuente que en los medios se afirme que PP y Cs no han sufrido aún ninguna derrota. Así de irrelevantes han sido sus miniderrotas.

¿En qué han consistido estas derrotas desapercibidas? En la primera, Vox unió sus votos a los de PSOE y Adelante contra una PNL de Cs de rebaja del Impuesto de Sucesiones, por creerla insuficiente y porque Vox ya llevaba una PNL propia. En la segunda, tras aceptar el PSOE la inclusión de una enmienda in voce de Vox, el partido de ultraderecha votó junto a los socialistas y Adelante –y contra PP y Cs– una PNL a favor de la ampliación de la gratuidad de los medicamentos a menores de 14 años. En la tercera, Vox votó junto a PSOE y Adelante contra PP y Cs en uno de los seis puntos de una PNL sobre financiación autonómica.

Ha habido dos casos más en que PP y Cs se han quedado solos, pero en la abstención: una PNL sobre discapacidad y otra sobre la ubicación de un centro de la UNED.

  ¿Un cambio de escenario?

No han sido ciertamente derrotas dolorosas para PP y Cs, que han encontrado en Vox un escolta leal y bien dispuesto. Esta realidad, escondida en ocasiones en el tedio de votaciones parlamentarias de escaso atractivo mediático, suele quedar eclipsada por tensiones superficiales. Es frecuente que los portavoces de Vox protesten por la lentitud o tibieza de las medidas del Gobierno andaluz. Se acumulan las amenazas de no apoyar los presupuestos de la Junta. Vox asegura que no apoyará las cuentas si tienen partidas para memoria o violencia de género. El propio Santiago Abascal reitera que se está incumpliendo su acuerdo con el PP. Está por ver si estas amenazas se concretan.

Hasta la fecha PP y Cs han ido dando largas a las advertencias de Vox, sin entrar al trapo, y prodigando guiños a la formación de ultraderecha para aplacar los ánimos. Son gestos que no satisfacen las expectativas de Vox, pero que suponen logros parciales. Ejemplos. Vox quería una Consejería de Familia. No la logró, pero, al menos, logró la creación de una Consejería de Salud y Familias en manos del PP. El Gobierno andaluz ha anunciado además la aprobación de una Ley de Familias que incluye "becas mamá", ayudas de emergencia social a mujeres embarazadas, apoyo a domicilio para partos múltiples y teleasistencia en caso de embarazos de riesgo.

Se trata de un énfasis en el embarazo y el parto muy en consonancia con el discurso de Vox, ferozmente antiabortista. Además el Gobierno ha sustituido el cargo de director general de Memoria Democrática por el de Comisionado de Concordia, aunque Vox ya muestra su impaciencia ante la demora en el nombramiento del responsable. El PP se ha comprometido además a negociar un cambio de la Ley de Memoria por una Ley de Concordia. Y entre PP y Cs han facilitado a Vox la presidencia de la Comisión de Cultura del Parlamento, con competencias sobre memoria.

Antes de las elecciones del 28 de abril, cuando Vox se quedó por debajo de sus expectativas, y de las del 26 de mayo, en las que bajó aún más, todo esto parecía valer para mantener el estanque en calma. Vox iba votando junto a a PP y Cs mientras lograba sus titulares con temas como el cuestionamiento de la idoneidad de los trabajadores de género de la Junta o con sus exhibiciones de radicalidad retórica, a la espera de ver hasta dónde llegaba la ola social detrás de Santiago Abascal. Ahora, una vez vistos los resultados, queda por ver si Vox varía su actitud. De momento, Abascal ya ha señalado que, para las comunidades donde Vox es decisivo, la vía andaluza no es el modelo.

Más allá del neón de los titulares, el ruido de las tertulias, las campañas virales, las proclamas, las amenazas y los golpes de pecho, la realidad del día a día en el Parlamento de Andalucía, puerta de entrada de la ultraderecha en la política española, destapa a Vox como un aliado fiel al Gobierno de PP y Ciudadanos. El partido de Santiago Abascal, además de acordar la mesa con PP y Cs y de investir a Juanma Moreno, ha apoyado la aprobación del único decreto ley impulsado por el Gobierno andaluz, ha contribuido a frenar las principales iniciativas del PSOE y Adelante Andalucía, ha acompañado la política sanitaria, educativa, fiscal y de familia del Ejecutivo. Además ha permitido a PP y Cs, sin presionarles, que retrasen la presentación del presupuesto de 2019 hasta ver pasado el ciclo electoral.

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