Vox celebra el éxito de un Trump que pondrá al campo más aranceles mientras en el PP miran hacia otro lado

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"Es la hora de los patriotas. Es la hora de la libertad". Así recibía este miércoles el líder de Vox, Santiago Abascal, la victoria del expresidente estadounidense Donald Trump. Se trata su aliado más influyente en política internacional, que se ha impuesto claramente sobre la demócrata Kamala Harris y volverá a la Casa Blanca tras la derrota en el año 2020 contra Joe Biden. Vox quiere ser el alumno aventajado —al menos en España— del magnate estadounidense, que por segunda vez ha conseguido valerse de las llamadas "guerras culturales" para polarizar a la sociedad llevando el debate al terreno de los valores en temas como la educación, la familia y el sexo. Elementos que ha utilizado en esta campaña electoral junto con su promesa de fortalecer la economía —en un país que sufre los estragos de la inflación—, de proteger la seguridad nacional y conseguir que los ciudadanos alcancen el llamado "sueño americano".

Vox busca reapropiarse del lema por excelencia de Trump, Make America Great Again (Maga) —Hagamos América grande de nuevo— reciclando ideas del republicano como su fijación por la "cultura de la muerte", el "adoctrinamiento infantil" y la "identidad amenazada". "Buenos días y MAGA", escribía a primera hora de este miércoles el líder de Vox en Castilla y León, Juan García Gallardo, pese a que ese lema también implica imponer aranceles de entre el 20% y el 10% por parte del líder estadounidense a todas las importaciones a partir de 2025. En el caso español, el sector que más sufriría es el del campo al encarecer las exportaciones de productos como el aceite de oliva, el vino y las aceitunas. En 2019, Trump ya lo hizo con España, Francia, Alemania y Reino Unido, como penalización por las ayudas de Estado a la aeronáutica europea Airbus. Un 25% para el aceite de oliva, el vino, el queso y las aceitunas.

Pese a las pérdidas económicas que podría ocasionar la victoria de Trump en el campo español —que es, a su vez, uno de los principales ejes de la acción política de Vox—, en el pasado la formación de Santiago Abascal culpó de esos aranceles a la "falta de previsión" de unos gobernantes "ineptos" en Madrid y en Bruselas, evitando toda crítica al norteamericano. Desde el nacimiento de la formación, los ultraderechistas han tratado de cultivar todo lo posible las relaciones con el trumpismo apoyados también por otros de sus socios europeos como el húngaro Viktor Orbán, uno de los primeros aliados del Trump hace ocho años. En 2024 la lista de líderes europeos que le respalda se ha ampliado considerablemente frente a una Unión Europea que prefería la victoria de Harris.

En su felicitación al magnate, Abascal compartió dos fotografías suyas, una con el líder republicano y otra con el que será su vicepresidente, JD Vance. “Hoy tenemos que celebrar también la importancia del voto hispano en esta victoria del mundo libre", escribió el líder ultra. Un voto que, según apuntan algunas cadenas como NBC News ha sido decisivo para el republicano, que suele aludir a las "dictaduras comunistas" latinoamericanas para pedir el voto y que habría dado resultado. Según la cadena estadounidense, el 54% de los hombres latinos se decantaron por Trump frente a un 44% que lo hicieron por Harris. El líder de Vox también ha intentado atraer el voto hispano, con su inventada Iberoesfera, y ha enfocado su discurso anti inmigración en aquellos que provienen de África o Asia.

Trump eligió a Abascal como su representante político en España

La Iberosfera es el intento del partido de Abascal por ampliar su influencia a América Latina y Estados Unidos y reivindicar sus valores –libertad frente al totalitarismo, dicen– entre todo hispanohablante que les quiera escuchar. Abascal ya usó la palabra en marzo 2020, en una reunión con congresistas republicanos en Estados Unidos. Su partido, aseguró en suelo norteamericano, sirve para "defender la democracia en la iberosfera frente al comunismo", incluyendo así al país, con un amplio porcentaje de población hispana, en su nuevo término inventado. En esa visita mantuvo encuentros con el senador Ron Johnson, entonces presidente del Comité de Seguridad Nacional y responsable de las relaciones con Europa, con el senador por Texas Ted Cruz y el congresista Chris Smith.

Pese a las buenas relaciones con los republicanos estadounidenses, Abascal tardó cuatro años en reunirse con Trump. Lo hizo en febrero de este mismo año en Washington DC, durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), siglas en inglés de las cumbres internacionales promovidas por la fundación radical conservadora de EEUU (la ACU, American Conservative Union) que en 2011 alentó a Donald Trump a dar el salto a la primera fila política. Tras la reunión, de apenas 15 minutos, la formación de Abascal envió una nota en la que destacó su sintonía con el republicano en "el fortalecimiento de las fronteras frente a la inmigración ilegal, la soberanía de las naciones frente al globalismo, la protección de familia y la vida frente a la ideología de género y la cultura woke, la prosperidad de las clases medias frente a la dictadura climática o el firme compromiso por la inversión en Defensa".

Trump y Abascal no habían coincidido hasta entonces, aunque el primero envió un mensaje grabado a la fiesta anual de Vox en 2022 eligiéndolo como su representante político en España. El republicano le agradeció su "increíble" trabajo y lanzó sus habituales soflamas. "Todos estamos viviendo una situación singular. Necesitamos asegurarnos de que protegemos nuestras fronteras y hacer un montón de cosas buenas conservadoras", dijo. Uno de los puntos fuertes de esa cumbre fue el respaldo de líderes internacionales a Abascal, además de de Trump, el de Orbán y Giorgia Meloni (Italia), los tres por vídeo, a los que sumó in situ el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, y el líder de la portuguesa Chega, André Ventura.

El PP y FAES muestran su incomodidad con la victoria del republicano

La derecha española se ha entregado al producto trumpista, de forma total en Vox y parcial en algunos sectores del PP con la defensa que hacen figuras como la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso no sólo de una identidad rural supuestamente amenazada, sino también del derecho a comer carne o conducir un coche pese al empeño castrante de la izquierda. El pasado mes de septiembre, la madrileña criticaba a Harris "todo lo que escucho de ella desde comienzos de verano no me ha gustado en absoluto", decía, censurando "la fuerza mediática y el dineral con el que le está aupando" con "la agenda woke" frente a un Trump del que solo nombró, para mal, la de los aranceles a productos europeos.

La dirección nacional del PP, con Alberto Núñez Feijóo, ha evitado posicionarse, manteniendo una equidistancia entre los demócratas y los republicanos durante toda la campaña. Tras la victoria del magnate, Feijóo le felicitó y destacó que su objetivo es trabajar "para una mejor relación bilateral, con la UE y en la OTAN". Previamente, el vicesecretario y responsable de asuntos internacionales del PP, Esteban González Pons, aseguraba en los micrófonos de Onda Cero que "viendo el vaso medio lleno" esta victoria puede ser "una oportunidad" para "la nueva Comisión Europea, con una página en blanco para hablar desde el principio sobre los temas que nos importan". Hasta la llegada de Trump, diferentes representantes de la familia del Partido Popular Europeo (PPE) participaban en ambas convenciones, pero en 2016, los populares europeos decidieron no mandar ningún representante a Cleveland (Ohio), donde se celebró la convención republicana que consagró la candidatura de Trump. Este año no han asistido ni a la demócrata ni a la republicana.

España no está en la agenda de Trump, pero Trump sí en la de Vox

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Con todo, Gonzáles Pons admitía este miércoles públicamente que el resultado no era lo que él ni su formación deseaban para el futuro de EEUU y Europa. “Trump viene con una fuerza que nunca tuvo, controlará las dos cámaras y no va a haber más contrapeso que la prensa. Tendremos que establecer puentes en la medida de lo posible para que no haya un enfrentamiento. Esperamos que haya la colaboración tradicional con Europa”, destacó, recalcando que el país norteamericano es un "aliado indispensable para la economía y la seguridad" y expresando su temor por "la repercusión para economía europea en lo que tiene que ver con aranceles, en particular la industria del automóvil" y la "división de líderes europeos".

Mucho más contundente se mostró FAES, la fundación que encabeza José María Aznar y cuyos análisis siempre se leen con atención en toda la derecha. En un comunicado publicado este miércoles, el think tank sostenía que "no es una buena noticia para España ni tampoco para la UE en su conjunto" y tampoco para futuro de la OTAN en un momento clave con distintos frentes bélicos abiertos. "Trump encarna un populismo adobado de planteamientos proteccionistas y aislacionistas" y "de actitudes intemperantes" que en su momento, recuerda FAES, "llegaron al abierto desafío institucional

"Trump encarna un populismo adobado de planteamientos proteccionistas y aislacionistas" y "de actitudes intemperantes" que en su momento, apunta FAES, "llegaron al abierto desafío institucional alentando un asalto al Capitolio". La fundación dirigida por Aznar también ha advertido de que si Trump "cumple con lo prometido" se abrirá "un periodo muy oscuro para las expectativas de victoria o de solución razonable en Ucrania", en lo que tiene que ver con Europa. "Pueden avecinarse recortes en la ayuda militar norteamericana que fragilicen mucho el frente y obliguen a la Unión Europea a tomar resoluciones decisivas".

"Es la hora de los patriotas. Es la hora de la libertad". Así recibía este miércoles el líder de Vox, Santiago Abascal, la victoria del expresidente estadounidense Donald Trump. Se trata su aliado más influyente en política internacional, que se ha impuesto claramente sobre la demócrata Kamala Harris y volverá a la Casa Blanca tras la derrota en el año 2020 contra Joe Biden. Vox quiere ser el alumno aventajado —al menos en España— del magnate estadounidense, que por segunda vez ha conseguido valerse de las llamadas "guerras culturales" para polarizar a la sociedad llevando el debate al terreno de los valores en temas como la educación, la familia y el sexo. Elementos que ha utilizado en esta campaña electoral junto con su promesa de fortalecer la economía —en un país que sufre los estragos de la inflación—, de proteger la seguridad nacional y conseguir que los ciudadanos alcancen el llamado "sueño americano".

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