Los estudiantes acampados por Gaza: "La juventud se está volviendo a movilizar gracias a la causa palestina"

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Entre el 7 de mayo y el 8 de junio cientos de estudiantes dijeron basta. Decenas de miles de muertos en Gaza, bombardeos indiscriminados contra población civil por parte del Ejército de Israel y una oleada de protestas en Estados Unidos y otros lugares del mundo no podían dejarles de brazos cruzados. Esos primeros días de mayo, organizaciones, asociaciones estudiantiles y colectivos universitarios se unieron para establecer una acampada de protesta a favor del pueblo palestino que tenía dos exigencias claras: la ruptura de relaciones de las universidades con Israel y una mayor acción por parte del Gobierno de España.

El resultado fue una acampada que duró un mes y que en su momento álgido llegó a congregar a más de 600 personas frente a la Casa del Estudiante de la Complutense. Allí se concentraron alumnos de las 6 universidades públicas madrileñas (la Complutense, la Autónoma, la Carlos III, la Rey Juan Carlos, la Politécnica y la de Alcalá), que con sus protestas consiguieron el compromiso de los centros de romper relaciones con sus homólogos israelíes. Su lucha y compromiso les hace merecedores del Premio al Compromiso Social en esta primera edición de los Premios Jóvenes infoLibre. Hablamos con Daniel Maure-Richard, uno de los portavoces de la acampada para conocer un poco más cómo fue ese mes de movilizaciones.

Empezando por el principio, ¿cómo surge la idea de establecer una acampada? ¿hay algún momento o acontecimiento que suponga un clic para vosotros?

Desde que se recrudeció el genocidio al que ha estado sometido el pueblo palestino, hubo numerosas movilizaciones en todo el mundo, también en el Estado español. En ese momento, vimos como se estaba extendiendo, en muchos lugares, la acampada como una forma de acción solidaria internacionalista muy fuerte. Así que, con todo esto, comprobamos que había fuerzas, y con la convicción de que era necesario desde España sumarse a esta solidaridad, decidimos acampar nosotros también para presionar a las universidades. También veíamos que el hecho de realizar las acampadas haría escalar la lucha para poner el genocidio palestino de nuevo en el foco mediático y así empujar con mucha más fuerza.

Tuvimos un gran éxito e impacto y por unos días las acampadas se convirtieron en el centro político del país y sirvieron, en efecto, para presionar tanto a las universidades como al Gobierno

¿Cómo fueron los primeros momentos de acampada? ¿Teníais miedo a no tener tanto apoyo por parte de la sociedad y los medios?

Sabíamos que a nivel de prensa iba a tener relevancia porque era un una forma de lucha que no sabía experimentado en los últimos años. Además, veíamos la acampada como un paso más en las protestas, por lo que sí esperábamos que se fuera a unir mucha gente. Las estudiantes querían luchar por Palestina y no querían que sus que sus universidades ni que su gobierno fueran cómplices del genocidio, por lo que sí se sumaron muchísimas personas. En una de las primeras asambleas llegamos a ser más de 600 personas.

Visto con perspectiva, creo que tuvimos un gran éxito e impacto y por unos días las acampadas se convirtieron en el centro político del país y sirvieron, en efecto, para presionar tanto a las universidades como al Gobierno. Eso sí, notamos que esta última parte era más difícil que llegara a los medios de comunicación, porque se centraban más en la parte de las universidades.

En la acampada estuvisteis varias organizaciones universitarias ¿cómo hicisteis para coordinaros y organizar a tanta gente?

La acampada se lanza desde el Bloque Interuniversitario por Palestina, que es un grupo que se crea entre distintas asociaciones de varias universidades públicas madrileñas para ir a las manifestaciones por Palestina que ha habido durante estos meses. Todo comienza con este bloque, pero pronto se desborda a causa de toda la gente que se quiso unir a las protestas. Así que este bloque se acaba diluyendo.

En las acampadas buscábamos ser lo más democráticos posibles para involucrar a todo el mundo, ya que al final estábamos juntas personas de muchas organizaciones y universidades. Pronto se pasó a funcionar todo de forma asamblearia, a través de de comisiones y de grupos de trabajo que salían de la asamblea y en las que todo el mundo se podía meter.

Muchos profesores se ofrecieron a dar clases de refuerzo a los alumnos que las necesitaran, lo cual vino muy bien para, teniendo menos tiempo para estudiar, poder entenderlo todo mucho mejor

Y en cuanto a la parte logística, ¿cómo hicisteis para organizar las comidas, el estudio...?

Cuando plantamos inicialmente la acampada, planteamos hacer una una caja de resistencia con la que poder ir haciendo las compras y así poder tener provisiones para todas las personas que estábamos ahí. Pero al final, nos sorprendió bastante que recibimos muchísimas muestras de solidaridad y apoyo de gente que no podía acampar y que nos traía comida preparada, empanadas, tortillas... Notamos como la sociedad civil se volcó en apoyo a la acampada y notamos que nosotras, las estudiantes, estábamos representando el sentir de muchas ciudadanas y ciudadanos.

En cuanto al estudio, nos coincidió todo con época de exámenes, y por eso habilitamos una zona de estudio más silenciosa apartada de las tiendas, con mesas y sillas donde se podía estudiar. Muchos profesores, además, se ofrecieron a dar clases de refuerzo a los alumnos que las necesitaran, lo cual vino muy bien para, teniendo menos tiempo para estudiar, poder entenderlo todo mucho mejor.

Hablas de la solidaridad de los profesores, pero ¿os encontrasteis obstáculos o impedimentos por parte de la universidad o de la Policía?

El día antes de empezar, sí nos llegó que la universidad tenía miedo a que se produjeran acampadas y que podrían tratar de impedirlas. Finalmente no lo hicieron y al principio sí que pusieron facilidades como cortar el riego automático y ofrecernos baños. A mitad de acampada, estos últimos fueron cerrados después de la ocupación que realizamos del vicerrectorado de Estudiantes. A partir de ese momento, muchas de esas facilidades que nos había puesto la universidad se cortaron.

Y luego, sí hemos sufrido represión a la hora de hacer muchas acciones por parte de la Policía. Hubo identificaciones a personas haciendo pintadas e incluso los agentes llegaron a entrar dentro de la acampada para realizar más identificaciones. Después, el día que trasladamos parte de la acampada a la avenida Complutense vinieron 18 furgones de la Policía Nacional y de los antidisturbios para desalojarnos con mucha violencia. Hubo gente, que tuvo que irse al hospital por culpa de la Policía.

Gracias a la acampada se ha reconstruido el movimiento estudiantil, se han tejido redes entre las distintas universidades, con profesores y con otros movimientos sociales

Muchas veces se dice que las personas jóvenes ya no protestan y que no tienen el compromiso social de antaño ¿qué piensas de esto? ¿está la juventud desmovilizada?

Creo que estábamos en una época de menores movilizaciones después del fin del ciclo del 15M, pero ahora la juventud se está volviendo a organizar. Nos estamos volviendo a movilizar en torno a la causa palestina, pero yo creo que esto va a ir más allá. Gracias a la acampada se ha reconstruido el movimiento estudiantil, se han tejido redes entre las distintas universidades, con profesores y con otros movimientos sociales. Por todo ello, la juventud va a volver a ser una parte fundamental de las luchas y a estar muy presente en el día a día, sobre todo atacando a los problemas que nos encontramos los jóvenes. Todos los recortes, toda la precariedad, los precios de la vivienda... la juventud se va a organizar para luchar por unas mejores condiciones de vida, luchar por sus derechos y también por el pueblo palestino, que actualmente es la punta de lanza del movimiento estudiantil.

Valeria Castro, Daniel Valero 'Tigrillo', Acampada por Gaza y Saray Arranz, Premios Jóvenes infoLibre

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¿Cómo valoráis el papel del Gobierno y de las universidades con respecto a vuestras reivindicaciones? ¿Cómo lo veis ahora, un mes después de levantar la acampada?

Las universidades madrileñas, a diferencia de otras del Estado español, no han roto todavía ningún acuerdo con Israel. Nuestra presión sirvió para cancelar los planes Erasmus, pero es algo que ya estaba suspendido para el curso que viene. Vamos a seguir luchando de otras formas que no sea la acampada porque nos parece indignante que nuestras universidades sigan siendo cómplices de un genocidio y continúen los acuerdos con empresas que financian y se lucran del genocidio.

Con el gobierno estamos en una situación similar. Sigue manteniendo relaciones comerciales y diplomáticas con Israel y eso nos parece que debe terminar. No nos sirven gestos vacíos como puede ser el reconocimiento del Estado Palestino, sino que queremos realmente medidas que ayuden al pueblo palestino y que vayan en la línea defender el derecho a existir del pueblo palestino, porque no te no sirve de nada reconocer, además con fronteras reducidas, mientras se siguen dando armas y colaborando con un Estado que está realizando un genocidio.

Entre el 7 de mayo y el 8 de junio cientos de estudiantes dijeron basta. Decenas de miles de muertos en Gaza, bombardeos indiscriminados contra población civil por parte del Ejército de Israel y una oleada de protestas en Estados Unidos y otros lugares del mundo no podían dejarles de brazos cruzados. Esos primeros días de mayo, organizaciones, asociaciones estudiantiles y colectivos universitarios se unieron para establecer una acampada de protesta a favor del pueblo palestino que tenía dos exigencias claras: la ruptura de relaciones de las universidades con Israel y una mayor acción por parte del Gobierno de España.

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