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La política y la Wikipedia

Marco Berlinguer

Prometió un tsunami, Beppe Grillo. Y llegó el tsunami. Es verdad, gran parte del viejo sistema político sigue todavía en pie, pero es imposible no plantearse la pregunta: ¿hasta cuándo? El fenómeno Grillo y su Movimiento 5 Estrellas (M5S) dividen. Las opiniones al respecto están reñidas y cambian con mucha rapidez, tanto en la derecha como en la izquierda. Y no solo entre los italianos.

Hace pocos días, el embajador de EE UU en Italia ha animado a los estudiantes de un colegio: “Haceos con vuestros país. Seguid el ejemplo del Movimiento 5 Estrellas”. Casi al mismo tiempo, se publicaba en Der Spiegel un artículo de Jan Fleischhauer, titulado: “Beppe Grillo es el hombre más peligroso de Europa”, en el que se comparaba, sin términos medios, al popular cómico con Mussolini y el fascismo.

El MS5 es un animal raro. Un hircocervo de la política, del que nos faltan las coordenadas para poder hablar de él. Se necesitaría quizá un Maquiavelo, o un Gramsci, que supiera delinear los rasgos de un Príncipe posmoderno, o de un Ciberpríncipe. Que pudiera ofrecernos alguna fórmula para focalizar, si se puede, el posible artilugio capaz de resucitar la política en la era de la globalización y de su crisis.

La verdad es que nadie sabe con certeza qué es este movimiento y hacia dónde va. Según el politólogo Marco Revelli, ni siquiera lo saben los mismos Grillo y Casaleggio (el influyente empresario de web marketing, que le acompaña en esta aventura desde el principio). Según Revelli, ellos mismos “están dentro o delante, o sobre un 'no-partido', que les ha crecido debajo, o detrás, o delante, de improviso”. Y en su opinión “ni siquiera ellos saben qué es realmente y se limitan a guiarlo de forma imprecisa".

Mario Monicelli, el gran director de cine, genial y socarrón narrador del carácter italiano, concedió una entrevista en 2010, poco antes de poner fin a su vida, que quedó impresa en muchos italianos. Ante una Italia inaceptable, al entrevistador que le preguntaba: “Maestro, ¿cómo termina esta película?”, contestó: “Aquí se necesita lo que en Italia no ha habido nunca: un buen batacazo, una buena revolución”.

Beppe Grillo está convencido de ello y lo dice claramente. Esto es una revolución. Y ahora ha decidido decirlo también en televisiones y periódicos extranjeros (con los italianos, “perros guardianes de los partidos”, no habla prácticamente). “Una revolución francesa, sin guillotina”.

En opinión de Carlo Formenti, estudioso de los nuevos medios de comunicación, a lo que estamos asistiendo es “al comienzo de una guerra –previsiblemente larga– entre democracia representativa y democracia directa”. Una guerra, añade, en la que no vencerá la primera, “porque la democracia representativa está muerta desde hace tiempo, asesinada por el crepúsculo de los Estados nación, sustituidos por regímenes posdemocráticos”. Grillo, con toda probabilidad, suscribiría estas palabras. Desde los primeros V-Day (en donde la V no significa venganza, sino vaffanculo [A tomar por el culo]) de 2008, cuando el movimiento comenzó a coagularse, consiguiendo centenares de miles de firmas a favor de un “Parlamento limpio”, hasta el “mandémosles a todos a casa" de este tsunami electoral, el mensaje es fuerte y claro. El M5S quiere echar por tierra y eliminar el actual sistema de partidos. Y con ellos, la idea misma de partido.

Para sustituirlos con qué, eso ya está menos claro. Grillo también lo llama “democracia directa”. En su opinión, el M5S debe alcanzar el 100%, después de lo cual se podrá disolver, porque, llegados a ese punto, “los ciudadanos se habrán transformado en Estado”.

Grillo, por persuasivo, inquietante o impreciso que parezca, se apoya para reforzar sus convicciones en un pensador del calibre del estadounidense Noam Chomsky, convencido desde hace tiempo de que “una verdadera democracia sería mucho máseficaz sin eso que llamamos partidos políticos”. Si Grillo ha llegado como un tsunami se debe a que la fuerza de los partidos ha perdido su arraigo en la sociedad. De acuerdo con los sondeos, tres de cada cien italianos depositan su confianza en los partidos. Grillo los califica de “zombis”: mantenidos en vida artificialmente por los periódicos y las televisiones y por la financiación pública que los partidos se conceden, y que es rechazada por el M5S.

En las plazas abarrotadas de gente, como no se veía desde los años setenta, Grillo gritaba a los partidos: “Se acabó”. Los acontecimientos le están dando la razón. El sistema político bipolar se está desintegrando. Centroderecha y centroizquierda –PDL y PDmenosele, como los llama Grillo– han perdido en total, con respecto al año 2008, unos 12 millones de electores.

Es como si esos gritos que han resonado en las calles de otros lugares –“que se vayan”, “que no nos representan”, “we are the 99%”– se hubieran convertido en Italia en una fuerza política electoral. La principal fuerza política.

Grillo rechaza cualquier identificación con la derecha o con la izquierda. El M5S recoge consensos de todo el espectro político y en todos los estratos sociales. Pero el programa del M5S es un programa radical que ha absorbido, como una esponja, gran parte de los objetivos que han animado los movimientos en Italia en el último decenio, y que, con frecuencia, se han estrellado contra la indiferencia y la adversidad de la política.

Como en otros lugares, es en el binomio red y calle en donde se está jugando la gran partida: la formación de una nueva esfera pública, fuera y contra el control de los partidos y de los medios de comunicación. Así ha tomado forma y ha crecido también el M5S: en torno al blog del cómico, con un entramado de encuentros en red, y en la calle.

Sin embargo, si hay una cosa que no funciona, cuando se observa el M5S, es la insistencia en ver en la red simplemente una metáfora de la horizontalidad. No hay duda de que la red no arbitra. Es verdad que desestabiliza los antiguos gatekeepers. Permite nuevas formas de organización. Pero la red se combina también, íntimamente, con nuevas formas de verticalización, de centralización, de visibilidad, de atención, de información y de poder.

Teoría y práctica

En cualquier caso, el M5S ha crecido así. Hiperdemocrático y centralizado. Horizontal y vertical. En la micropolítica de los territorios y en la política-espectáculo. El M5S crece, a nivel local, como un rizoma, de forma espontánea, se autoorganiza, y nadie lo controla realmente. Se han dado los primeros pasos de una nueva política y uno de sus ingredientes es la tentativa programática de eliminar la idea misma de clase dirigente.

El M5S elige a ciudadanos normales, sin experiencia política institucional, que en ningún caso podrán ser elegidos más de dos veces. Los denomina portavoces y se espera de ellos que aporten transparencia a las instituciones y se pongan al servicio de una participación directa y constante de los ciudadanos a través de Internet. “La inteligencia de la red” debería resolver el problema de las competencias.

Esta es por lo menos la teoría, porque todo esto es, por ahora, poco más que una promesa, vaga, pero en cualquier caso prometedora para esos sectores más jóvenes e instruidos de la población, que constituyen el núcleo principal de los activistas del movimiento.

Pero en un país anciano y todavía poco alfabetizado digitalmente, la verdadera palanca, más que la promesa de una nueva política, ha sido la rabia, la frustración, incluso el desprecio hacia una clase política a la que ya es normal denominar la “casta”.

Evidentemente, hay una parte del país que está preparada para arriesgar. Y en el fondo, a seguir la sugerencia del mismo Grillo: “Mejor un salto en el vacío con nosotros que un suicidio compartido con los demás”.

Italia es un país que se ha quedado huérfano de cualquier narración plausible. Es un país maleado y asustado, que tras un año de gobierno “técnico”, sostenido por el compromiso unánime de todo lo que cuenta en el país, ha perdido casi cualquier confianza en la posibilidad de que las clases dirigentes encuentren una vía de escape de la crisis.

Beppe Grillo recoge y canaliza esta confusa búsqueda de ruptura. Colma este vacío con su nueva línea divisoria: por una parte los partidos, los grupos de presión económicos, los medios de comunicación; por otra, el pueblo, los ciudadanos, la democracia directa.

Comunicador genial, gran hombre de espectáculo, Grillo ejerce un liderazgo político anómalo pero muy fuerte sobre un movimiento que todavía no posee ningún mecanismo claro de decisión colectiva a nivel nacional. De hecho, ha sido él hasta ahora el que ha decidido en soledad, tiempos, formas y alternativas en los momentos decisivos. Mantiene la propiedad personal del logotipo del M5S, y como “garante”, decide quien puede usarlo y quien no. Como un Robespierre de la era digital, decreta, mediante artículos en su blog que no son discutibles, quien ha violado las “virtudes” del M5S.

Él es la fuerza y la debilidad de este movimiento heterogéneo y todavía primitivo. Hasta ahora, ha sido en gran parte Grillo el que le ha dado unidad, el que le ha preservado de la explosión de la complejidad, de las diferencias, de la conflictividad. Pero en un movimiento que promete democracia directa y tiene entre sus eslóganes más populares “uno vale uno”, eso es una contradicción que no puede mantenerse por mucho tiempo. ¿Cómo se resolverá? Esta es la primera gran incógnita que tiene ante sí el M5S. Hay una gran expectativa de una plataforma digital que debería hacer realidad la promesa de la democracia directa y que está basada mínimamente en el modelo propuesto por los Partidos Pirata, para los que sin embargo las cosas se han complicado rápidamente.

Grillo ha sido, sin duda alguna, el “megáfono” de muchos italianos, como él ama definirse. Pero ha sido y es también mucho más. Quizá la expresión más apropiada sea la de “dictador benevolente”. Una figura como las que hemos visto aparecer, aquí y allá, en diferentes comunidades informales nacidas en la red, como en el software libre o en Wikipedia.

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Quizá Grillo es un nuevo Jimmy Wales, el fundador de Wikipedia, y, como él, está descubriendo poco a poco, por vías sorprendentes, una nueva fórmula organizativa. Una Wikipedia política. Pero si es un Wales, lo es como era este cuando daba sus primeros pasos, antes de que aprendiese a compartir la gobernanza de su proyecto con la comunidad. 

Quizá.

Pero si algo nos puede indicar la analogía con Wikipedia es que lo que se está formando con el M5S en Italia no es un régimen de democracia directa, sino, de forma más radical, otra historia.

Prometió un tsunami, Beppe Grillo. Y llegó el tsunami. Es verdad, gran parte del viejo sistema político sigue todavía en pie, pero es imposible no plantearse la pregunta: ¿hasta cuándo? El fenómeno Grillo y su Movimiento 5 Estrellas (M5S) dividen. Las opiniones al respecto están reñidas y cambian con mucha rapidez, tanto en la derecha como en la izquierda. Y no solo entre los italianos.

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