Sin apenas interrupciones ni desacuerdos, a la hora de comer y con unos discursos relativamente predecibles, el debate entre los candidatos de los diferentes grupos europeos para presidir la Comisión Europea seguramente pasará sin pena ni gloria por la mente de aquellos votantes que lo vieron. Casi dos horas en las cuales los participantes tan solo parecieron chocar en el tema que con casi total seguridad marcará la campaña que empieza este jueves: los posibles pactos de Ursula Von der Leyen y el Partido Popular Europeo (PPE) con la extrema derecha y, en particular, con el grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR), al cual pertenecen, entre otros, Fratelli d’Italia, el partido de la presidenta del Consejo de Ministros italiana, Giorgia Meloni, Vox y los ultraconservadores polacos del PiS. Este jueves, la actual presidenta de la Comisión ha clarificado aún más que las alianzas con la italiana y con ciertas formaciones ultras son aceptables.
En el debate, celebrado en el hemiciclo del Parlamento Europeo en Bruselas y organizado por la Unión Europea de Radiodifusión (UER), participaron cinco de los siete grupos representados de la Eurocámara, ya que ni ECR ni Identidad y Democracia, el otro grupo de extrema derecha del europarlamento, en el cual está incluído el partido de Marine Le Pen o el del vicepresidente italiano, Matteo Salvini, no nombraron ningún candidato. Por el resto, subieron al escenario Nicolas Schmit, representante de los socialdemócratas, Sandro Gozi, de los liberales de Renew Europe, Terry Reintke, de los Verdes, Walter Baier, de The Left, el grupo más a la izquierda del parlamento y por último, la actual presidenta de la Comisión y candidata a la reelección del PPE, Ursula von der Leyen.
Pese a que todos los grupos han presentado a estos políticos como sus cabezas de lista para liderar la Comisión, nada garantiza que sean ellos quienes ocupen la silla. El motivo es que este puesto es escogido por los presidentes y jefes de Gobierno de los Estados miembro y no por los ciudadanos europeos en las elecciones. De hecho, el nominado por los mandatarios no tiene por qué estar en las listas electorales de ningún partido (tal y como sucedió con Von der Leyen en 2019). Esto ha levantado grandes críticas en torno a este debate y al celebrado hace unas semanas en Maastricht, organizado por Politico y donde también participaron los diferentes candidatos, ya que realmente, de todos los participantes, solo la exministra de Defensa alemana tiene posibilidades reales de acceder al cargo.
Por ello, todos los ojos miraban a Von der Leyen, que ha logrado dejar claros los méritos de su gestión, clarificar su posición con respecto a la extrema derecha y no cometer demasiados errores, algo fundamental cuando parece la gran favorita a repetir, pese al ascenso de otros candidatos en los últimos meses, como el exministro italiano, Mario Draghi. La alemana comenzó sin apenas intervenir, condicionada por una modalidad de debate novedosa (y algo surrealista) que no ha ayudado a las interpelaciones entre los participantes. El formato unía preguntas del público en el hemiciclo de Bruselas, de los moderadores y de jóvenes que estaban viendo el debate en los diferentes platós de las televisiones europeas. Además, durante unos minutos se interrumpía la conversación para dejar paso a una entrevista individual realizada por uno de los moderadores a cada candidato.
Precisamente, el “uno contra uno” de Ursula Von der Leyen ha sido el momento cumbre del debate. Preguntada sobre la extrema derecha, la actual presidenta de la Comisión ha vuelto a fijar sus tres líneas rojas para los pactos postelectorales: solo pactará con formaciones proeuropeas, proucrania y a favor del Estado de Derecho. Al ser interpelada por la moderadora sobre si eso significaba que aceptaba a ECR como socio, la líder de la Comisión ha dejado uno de los titulares del debate: “Quiero ser clara en esto, no hablo de acordar con grupos, hablo de hacerlo con eurodiputados que pueden venir de diferentes agrupaciones”, lo cual implica que Von der Leyen irá partido por partido pactando con aquellos que, según su criterio, cumplen esas 3 condiciones, sin importar en qué grupo estén integrados.
Como ya pasó en Maastricht, la presidenta de la Comisión ha descartado llegar a acuerdos con, por ejemplo, Rassemblement National, de Marine Le Pen o La Lega, de Salvini por sus posiciones cercanas a Vladimir Putin, diferenciando una vez más entre una extrema derecha “aceptable” y otra prorrusa con la que es imposible llegar a acuerdos. Dentro de la primera entraría claramente Meloni, a la cual sin duda ha tendido la mano para pactar de cara a la próxima legislatura e incluso, sus palabras parecen avivar los rumores de una posible integración de Fratelli d’Italia dentro del PPE. “Meloni y yo hemos trabajado muy bien juntas en el Consejo Europeo. Ella es proeuropea, está en contra de Putin y a favor del Estado de Derecho, así que le ofreceremos trabajar juntas”, ha dicho Von der Leyen, aunque también ha señalado que ciertamente tienen “diferencias” políticas.
El contenido de esas tres líneas rojas había sido criticado previamente por el candidato socialdemócrata. Schmit había asegurado que Meloni no es para nada “proeuropea” y que Fidesz, el partido del presidente húngaro, Viktor Orban, y que probablemente se integrará en ECR en la próxima legislatura, tampoco está a favor del Estado de Derecho. Schmit también ha especificado que no llegará a acuerdos con la derecha radical pues no las considera “fuerzas democráticas”. Más allá de ese intercambio, todos los demás participantes han alertado del riesgo de la subida de la extrema derecha para la UE y han expuesto sus soluciones a este auge. El más concreto fue el representante de The Left, el cual ha instado a mejorar las políticas sociales y de vivienda para frenar a los ultras.
De hecho, el candidato de Renew, Sandro Gozi, ha recibido más críticas incluso que Von der Leyen por el pacto de Gobierno llevado a cabo por el partido liberal holandés con la formación extremista de Geert Wilders. Tanto Reintke como Baier han afeado que Gozi no confirmara la expulsión de la formación holandesa del grupo, algo que el candidato liberal ha despachado diciendo que postergarían la decisión hasta después de las elecciones del 9J. El francés, sin embargo, ha calificado como “error” el pacto de los holandeses, garantizando que Renew no hará lo mismo a nivel europeo.
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Más allá de los pactos el otro tema destacado ha sido la defensa. Todos los grupos han estado de acuerdo en la necesidad de continuar la ayuda a Ucrania, salvo The Left que ha defendido una “solución diplomática” para el conflicto. Por su parte, en lo relativo a Israel, Baier ha exigido sanciones mucho más duras para el país y se ha solidarizado con las víctimas de la invasión de Gaza, mientras que Von der Leyen ha pedido avanzar para llegar a la solución de los dos Estados a la vez que ha señalado que no se arrepentía de su temprano viaje a Israel al comienzo de la guerra.
Quizás el momento de mayor sorpresa de todo el debate ha llegado cuando Schmit ha salido de su talante serio y pausado para criticar con mucha dureza los pactos migratorios con Túnez. “Los migrantes están siendo abandonados en medio del desierto por un pacto con un dictador especialmente repugnante. Esto no es Europa”, ha dicho el candidato socialdemócrata sobre las informaciones aparecidas en varios periódicos donde se informaba de las vulneraciones a los derechos de los migrantes ejercidas con dinero europeo por el país norteafricano. Von der Leyen no ha respondido a las acusaciones y como en otros bloques, ha mantenido un perfil bajo en los temas más polémicos.
Más allá de eso, en el resto de cuestiones importantes, como en el Pacto Verde, la regulación de la inteligencia artificial o la ampliación de la UE, todos los grupos estuvieron de acuerdo, usando una terminología llena de tecnicismos y por momentos carente de emoción. La mayoría de ellos han participado en las políticas claves desarrolladas por la Comisión y por ello, están de acuerdo en las líneas fundamentales. Tan solo Los Verdes han añadido algo de color: su candidata ha sido de las más aplaudidas por el público e incluso tuvo una comitiva de bienvenida durante la presentación del debate con varios jóvenes levantando carteles y pancartas de ánimo.
Sin apenas interrupciones ni desacuerdos, a la hora de comer y con unos discursos relativamente predecibles, el debate entre los candidatos de los diferentes grupos europeos para presidir la Comisión Europea seguramente pasará sin pena ni gloria por la mente de aquellos votantes que lo vieron. Casi dos horas en las cuales los participantes tan solo parecieron chocar en el tema que con casi total seguridad marcará la campaña que empieza este jueves: los posibles pactos de Ursula Von der Leyen y el Partido Popular Europeo (PPE) con la extrema derecha y, en particular, con el grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR), al cual pertenecen, entre otros, Fratelli d’Italia, el partido de la presidenta del Consejo de Ministros italiana, Giorgia Meloni, Vox y los ultraconservadores polacos del PiS. Este jueves, la actual presidenta de la Comisión ha clarificado aún más que las alianzas con la italiana y con ciertas formaciones ultras son aceptables.