Alauda Ruiz de Azúa: "Me alegra ver a un público que aún busca emocionarse con las historias"

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Cinco lobitos tiene la loba, cinco lobitos detrás de la escoba. Cinco parió y cinco crio y a todos ellos la leche les dio. Todos los lectores habrán reconocido y entonado estas dos frases con la clásica musiquilla de la canción infantil que a todos nos han cantado cuando éramos pequeños. Pero, sin duda, no habrán tenido para todos el mismo sentido. Probablemente, si el lector ha ido al cine y ha visto Cinco Lobitos, la primera película de Alauda Ruiz de Azúa (Barakaldo, 1978), la letra tendrá un significado muy distinto. La ópera prima de la directora vasca ha sido un auténtico éxito de crítica y público, emocionando al respetable en todas las salas donde se ha proyectado. Es, además, toda una experiencia sensitiva, proponiéndonos una reflexión sobre la maternidad, los cuidados y el rol que tenemos como hijos y como padres. Porque el cine, y la vida, van casi siempre de empatizar y de emocionarse, algo que sin duda Alauda Ruiz de Azúa ha conseguido con su cinta.

Esa capacidad del film para remover los corazones de los espectadores es, precisamente, una de las mayores fuentes de optimismo para la directora. Cree que si hay 100.000 personas que han visto “una película independiente y pequeña como Cinco Lobitos en el cine”, se demuestra que todavía existe “un público que aún busca emocionarse con las historias”. No solo los espectadores se han emocionado, sino también la crítica, ya que la película ha sido profusamente premiada en festivales como el de Málaga, donde recibió la Biznaga de Oro a la mejor película, además del galardón a mejor guion y a mejor actriz ex aequo para Laia Costa y Susi Sánchez. 

Otra de las buenas noticias que nos comenta Ruiz de Azúa es el descubrimiento de la vacuna contra el covid por parte de la comunidad científica. La directora destaca que “es increíble de lo que somos capaces cuando nos centramos en lo importante y trabajamos en equipo”. Además, y también con una muy estrecha relación con la pandemia, le parece una gran noticia, aunque a un nivel más pequeño, que las salas de cine hayan podido volver a abrir sus puertas tras el complicado impasse del confinamiento. 

Así las cosas, la directora defiende la desconexión como método para huir del pesimismo y busca refugio en su familia, sus amigos o en el mar que magistralmente reflejan los escenarios de su película. Sobre todo, para ella “los veranos son la época perfecta para el il dolce far niente (el dulce hacer nada". Aunque este año será “más difícil desconectar" porque Cinco lobitos aún le tiene "felizmente ocupada". "Pero voy a intentarlo unos días”, asegura.

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Esa desconexión la aplica igualmente en el caso de las noticias negativas. La directora busca también en la familia su lugar seguro, pasando tiempo con ellos y abstrayéndose, en lo que puede, del mundo. De la misma forma ve positivo desconectar de las redes sociales y de los medios y, por contra, “leer un buen libro o ver una buena peli”. Al final, “la vida es algo difícil, incierto y hermoso con lo que hay que aprender a lidiar”, añade.

Es increíble de lo que somos capaces cuando nos centramos en lo importante y trabajamos en equipo

Por último, Ruiz de Azúa nos cuenta su visión del bombardeo informativo y el ruido político, que para ella, más que al pesimismo contribuye a la indiferencia: “Llega un momento en que hay tanta polémica y tan poco debate profundo, que mucha gente desconecta”. Por ese motivo, cree que ahora más que nunca estar bien informado requiere un “trabajo extra” con respecto al pasado. En su opinión, para hacerse una idea del mundo en el que vivimos debemos conocer no solo las noticias, sino también “cómo funcionan las redes, los medios, las estrategias de comunicación, etcétera”, lo cual, para la directora, puede generar cierta “ansiedad” en la sociedad. Por todo ello agradece “el periodismo que intenta comprender y explicar la realidad más allá de polémicas”

Cinco Lobitos es un relato emocional, familiar y reflexivo, pero sobre todo, según su directora, honesto. De hecho, Ruiz de Azúa cuenta que escribió el guion después de ver que ningún relato sobre la maternidad le convencía por caer constantemente en tópicos. En esa honestidad hay momentos duros, tristes, donde a todos se nos asoma una lágrima, pero también, como en la vida real, instantes de felicidad que suelen residir en los lugares más pequeños, como sentarse en la playa a tomar el sol o ver fotos antiguas con la familia. Eso es Cinco Lobitos, un relato honesto con luz y oscuridad, con tristeza y esperanza, con alegría y dolor. Una película que nació siendo muy pequeña y ya ha llegado al Festival de Berlín. Con ella Alauda Ruiz de Azúa nos demuestra que en la vida todo se puede volver a unir, y que lo que nace como algo pequeño puede convertirse en algo muy grande. 

Cinco lobitos tiene la loba, cinco lobitos detrás de la escoba. Cinco parió y cinco crio y a todos ellos la leche les dio. Todos los lectores habrán reconocido y entonado estas dos frases con la clásica musiquilla de la canción infantil que a todos nos han cantado cuando éramos pequeños. Pero, sin duda, no habrán tenido para todos el mismo sentido. Probablemente, si el lector ha ido al cine y ha visto Cinco Lobitos, la primera película de Alauda Ruiz de Azúa (Barakaldo, 1978), la letra tendrá un significado muy distinto. La ópera prima de la directora vasca ha sido un auténtico éxito de crítica y público, emocionando al respetable en todas las salas donde se ha proyectado. Es, además, toda una experiencia sensitiva, proponiéndonos una reflexión sobre la maternidad, los cuidados y el rol que tenemos como hijos y como padres. Porque el cine, y la vida, van casi siempre de empatizar y de emocionarse, algo que sin duda Alauda Ruiz de Azúa ha conseguido con su cinta.

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