Amparanoia: “Hay que arreglar nuestro propio mundo para poder aportar más luz y más amor”

Escuchar una canción de Amparanoia es escuchar a la humanidad. En un mundo donde en demasiadas ocasiones prima el miedo al otro sobre la tolerancia, la separación sobre el mestizaje y el racismo sobre la inclusión, oír las notas de la banda fundada por Amparo Sánchez (Alcalá la Real, 1969) es un soplo de esperanza y de aire fresco en una sociedad tan ahogada por el odio y el resentimiento. Amparanoia suena a Lavapiés y a Malasaña, a los barrios de la inclusión y la diversidad, lugares donde los miembros del grupo recibieron influencias de su enorme variedad musical. Porque la música es el medio de expresión del crisol de culturas que representan ambos lugares y cuya mezcla se escucha perfectamente en la música de Amparanoia. Ellos mismos califican su estilo de “mestizaje” por unir en sus canciones a todas esas diferentes formas de expresarse, de entender la música y de vivir que tienen las culturas del mundo. Con este mensaje de diversidad y esperanza, Amparo Sánchez nos viene a abrir un rayo de luz entre todas las malas noticias. 

“Yo soy una persona optimista por naturaleza y no he conocido ningún tiempo en el que no nos hayan bombardeado con miedo y negatividad, así que mis mensajes siempre miran con esperanza al futuro e intentan conseguir un futuro que podamos celebrar”, remarca a infoLibre. Para conseguir ese porvenir más optimista, Amparo apuesta por cambiar lo más cercano a nosotros y nuestro entorno más próximo: “Hay que arreglar nuestro propio mundo para poder aportar más luz y más amor”. Por ese motivo, ella se intenta ocupar de él y centrarse en sus metas, sus proyectos y sus animales. En definitiva, en todo eso que le "ilusiona" y que le hace "sentir bien en los meses estivales”. 

De hecho, Amparo opina que ese entorno próximo es de lo único que podemos ocuparnos, y dentro de él debemos empezar por nosotros mismos. La cantante opina que “debemos perdonarnos no culparnos, no juzgarnos, ser amorosos con nosotros mismos". "Y ese amor hacia nosotros trasladarlo a otras personas, hacia nuestro entorno. Con esa estabilidad emocional, también podremos ver cómo influir en nuestra comunidad, para ir creando el mundo en el que merecemos vivir”, argumenta.

En ese entorno próximo, Amparo celebra estar rodeada de “gente, situaciones y experiencias" que le "alimenten”, y destaca que muchos de sus amigos se han ido “al campo a vivir y han decidido cambiar su estilo de vida”, lo cual considera muy positivo por la cercanía con la naturaleza y la posibilidad de conectar con uno mismo que ofrece ese entorno.

En cuanto a una buena noticia más concreta, a la cantante le ha alegrado mucho el acceso de Francia Márquez a la vicepresidencia de Colombia. Y es que la política se ha convertido en la primera mujer afro en acceder a este cargo en su país y la cantante se muestra muy “feliz de que un país que ha pasado tanto a lo largo de la historia haya confiado en este proyecto". "Eso me da esperanza y me da fuerza”, apostilla.

Las malas noticias llegan, pero es responsabilidad nuestra cómo queremos vivirlas

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Sobre las malas noticias, Amparo opina que “llegan, pero es responsabilidad nuestra cómo queremos vivirlas”. Y añade: “Debemos ser conscientes de que la vida tiene sus buenas y sus malas noticias”. Para encarar estas últimas, la cantante de Amparanoia nos recomienda “sentir a la comunidad, sentir que no estamos solos y ver también de qué manera podemos aportar y sumar desde nuestro lado”.

Con respecto al derrotismo colectivo que parece invadir a la sociedad, Amparo se alegra de no estar rodeada de gente pesimista, pero admite un cierto grado de preocupación en su entorno, sobre todo por la guerra y por una crisis “que parece que llega y va a hundir todo”. Para ella, la clave es la falta de unidad en la sociedad y reivindica que “aparte de la ideología, tenemos un objetivo común que es vivir felices, en paz y en calma”. En su opinión, si conseguimos aprender esto, lograremos “una sociedad más igualitaria, más tolerante y más amorosa”. Para avanzar en esa dirección, reivindica los medios de comunicación alternativos y libres que ofrecen otro punto de vista a sus lectores. 

En verano, la cantante de Amparanoia disfruta de Granada, donde lleva viviendo tres años: “puedo pasear por sus calles prácticamente vacías, me gusta el aire estival que se queda con poquitas personas. Además, es una ciudad maravillosa, que está llena de sombras y de fuentes de agua”. También combina su estancia en la urbe andaluza con los conciertos de su banda por toda España, los cuales aprovecha para ver a amigos y familiares en los lugares donde tocan. 

Escuchar una canción de Amparanoia es escuchar a la humanidad. En un mundo donde en demasiadas ocasiones prima el miedo al otro sobre la tolerancia, la separación sobre el mestizaje y el racismo sobre la inclusión, oír las notas de la banda fundada por Amparo Sánchez (Alcalá la Real, 1969) es un soplo de esperanza y de aire fresco en una sociedad tan ahogada por el odio y el resentimiento. Amparanoia suena a Lavapiés y a Malasaña, a los barrios de la inclusión y la diversidad, lugares donde los miembros del grupo recibieron influencias de su enorme variedad musical. Porque la música es el medio de expresión del crisol de culturas que representan ambos lugares y cuya mezcla se escucha perfectamente en la música de Amparanoia. Ellos mismos califican su estilo de “mestizaje” por unir en sus canciones a todas esas diferentes formas de expresarse, de entender la música y de vivir que tienen las culturas del mundo. Con este mensaje de diversidad y esperanza, Amparo Sánchez nos viene a abrir un rayo de luz entre todas las malas noticias. 

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