Carlos Catena Cózar (Jaén, 1995) se va, a priori, a las antípodas de su escritura cuando se le pregunta qué libro de otro autor o autora le gustaría haber escrito, como a otros entrevistados en esta misma sección. El joven escritor ha ganado el Premio Hiperión 2019 —ex aequo junto a Maribel Andrés Llamero— con su primer poemario, Los días hábiles, editado en ese mismo sello, pero ahora no toca hablar de poesía. Toca hablar de Amo a Dick, novela de la escritora estadounidense Chris Kraus recuperada por Alpha Decay en 2013. "Es un libro muy curioso", tantea con timidez el escritor. "Me da envidia porque, aparte de que es inteligentísimo y está lleno de frases que subrayar y volver a subrayar, parece muy adelantado a su tiempo". De hecho, se publicó solo dos años después de que él naciera.
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En esta osada obra de autoficción —insistimos en el término ficción—, la autora exploraba su obnubilación por cierto sociólogo y experto en medios de comunicación identificado como Dick —jamás se da su apellido, pero posteriormente se ha asumido que se refería al británico Dick Hebidge—. Lo hacía en un formato muy particular: mediante cartas dirigidas siempre a su "querido Dick", transcripción de conversaciones telefónicas o faxes, distintas formas del monólogo en las que Kraus reflexiona sobre su propia obsesión románticosexual. "Intenta averiguar por qué, de dónde viene, y no es un porqué psicológico sino social", indica Catena Cozar.
De esta forma, esas cartas obsesivas se convierten para la autora en un espacio seguro de autoexploración. Porque, como explica el poeta, "lo único que importa aquí es el amante —la amante en este caso—, el amado da igual y podría ser cualquier cosa, cualquier persona". No es nuevo esto, precisamente, en la historia de la literatura. Pero aquí, en la libérrima obra de Kraus, tiene otras consecuencias. "Habla de su deseo", explica el poeta, "de por qué no debería estar sintiendo eso, de cómo se ve a sí misma, lo compara con el deseo homosexual...". En su día, y todavía hoy, resultó casi escandaloso que se situara al hombre en el papel de objeto sexual, y a la mujer en el rol de quien lo objetifica. De hecho, la provocación empezaba por el título, que jugaba con el nombre propio Dick y el sustantivo soez dick, usado como sinónimo de pene.
De un primer vistazo, resulta difícil conectar la escritura de Kraus, entre el ensayo, la autiobiografía y el delirio narrativo, con la poesía de Carlos Catena Cózar, unos poemas en los que explora las relaciones familiares y la tensión entre el individuo y la vida —social, laboral— que se le impone. Y sin embargo: "Leí Amo a Dick en 2017 [cuando se estrenó la serie del mismo nombre basada en el libro] y fue toda una epifanía, como si lo hubiera leído de adolescente". Así que el poeta confiesa que cuando se acercó a la literatura lo hizo a través de la narrativa, no del verso, y que espera quizás algún día volver a ella. ¿Y qué es lo que más envidia de Chris Kraus, qué le gustaría haber adquirido a través de su lectura? "La inteligencia, aunque creo que eso tiene poco arreglo", bromea. "Lo que más me atrae del libro es que parte de una situación muy oscura, y el personaje saca de ahí todo lo que necesita. Ese darle la vuelta es lo que me interesa. Porque ella cuenta en el libro que todo esto puede parecer muy triste, pero que se siente muy feliz escribiendo". Si dentro de un tiempo Catena Cózar publica una obra narrativa en la que se trate la obsesión amorosa y el romanticismo oscuro, no digan que no lo advirtió.
Carlos Catena Cózar (Jaén, 1995) se va, a priori, a las antípodas de su escritura cuando se le pregunta qué libro de otro autor o autora le gustaría haber escrito, como a otros entrevistados en esta misma sección. El joven escritor ha ganado el Premio Hiperión 2019 —ex aequo junto a Maribel Andrés Llamero— con su primer poemario, Los días hábiles, editado en ese mismo sello, pero ahora no toca hablar de poesía. Toca hablar de Amo a Dick, novela de la escritora estadounidense Chris Kraus recuperada por Alpha Decay en 2013. "Es un libro muy curioso", tantea con timidez el escritor. "Me da envidia porque, aparte de que es inteligentísimo y está lleno de frases que subrayar y volver a subrayar, parece muy adelantado a su tiempo". De hecho, se publicó solo dos años después de que él naciera.