El confinamiento ha sido, a escala familiar, una encerrona. De repente, todos nos hemos visto obligados a convivir con nuestros seres queridos bajo el mismo techo. ¿Quién podía imaginar cuando formó una familia que tendría que vivir con ella? Ha sido sin duda un duro golpe, que no esperábamos. Pero así han venido las cosas, no busquemos ahora culpables. Al grano. Empujado por la necesidad, del mismo modo que el homo habilis desarrolló los pulgares oponibles, yo he alcanzado habilidades pioneras para la supervivencia en tan extremas circunstancias. Entre otras, habilidades musicales.
La encerrona ha hecho que mi despacho y su colegiomi despacho su colegio sean lo mismo: el salón de la casa. Yo, si el teléfono no lo impide, trabajo con música. Y ella, como suelen las niñas de ocho años, tiene la legítima aspiración de arruinar todos los placeres adultos. De modo que también quería escuchar música. Resultado: para evitar conflictos a todas horas, he tenido que improvisar una lista musical "de consenso". Es decir, una lista de temas que a mí me gustan y son aceptables para ella y de temas que a ella le gustan y yo no detesto. [Aquí tienes la lista completa, disponible en Spotify].
Ha sido un curso acelerado de negociación, puro espíritu de la Transición, conmigo en el papel del antiguo régimen, guardián del statu quo musical, y con mi hija presionando para introducir reformas. Por supuesto, las cosas se han hecho a mi manera, pero la he dejado creer que ha conseguido cambiar algo. Así es la democracia en este país. Funciona.
La cosa empezó como una broma pero ha acabado cuajando en una colección de canciones agradables para los momentos musicales en familia. Canciones que le pueden gustar a una niña nacida en 2011, bajo la égida del reguetón, y a un purennial convencional de 1980purennial. Comparto aquí una síntesis de tan laborioso consenso, sin excesivo orden ni concierto, es decir, de la misma forma en que fue improvisado.
1. Tú de quién eres (No me pises que llevo chanclas) Tú de quién eres
He logrado que a mi hija le guste el agropop. Eso es tocar techo. Puedo esperar tranquilo a que me llegue la hora. Juntos la oímos, la bailamos y nos partimos con su letra inmortal.
2. Time on her side (Future Islands) Time on her side
Estás escuchando un tema fetiche, luchando por mantenerte sentado y no arrancarte a pegar culazos en medio del salón, y de repente aparece la niña con el ColaCao en la mano, los labios manchados, moviendo cadera al grito de: "¡Sube eso, papá, ponla desde el principio!". Definición exacta de felicidad, que vale también para Roma fade (Andrew Bird). Adultísimas canciones para niños con marcha.
3. Ice, ice, baby (Vanilla Ice) Ice, ice, baby
Espero que la Fiscalía de Menores no esté al tanto de la afición de mi hija por el rap comercial USA de los noventa. Aparte de enganchada a El príncipe de Bel Air, se sabe la coreografía de este clasiquín. La cosa no va sólo de nostalgia noventera mía. También le damos juntos a Thrift shop feat, de Macklemore, masterpiece intergeneracional: catarsis padre-hija cuando canta el señor del traje rosa.
4. Hey ya! (Outkast)Hey ya!
Para mí es un misterio por qué este tema no es citado entre los grandes de su década. Llegué a creer que era una filia perversa mía, hasta que mi hija se enganchó. "Ponla otra vez". "Ponla otra vez". Y así hasta 489 veces.
5. Kebab spider (Sleaford Mods)Kebab spider
Es verdad que para un lunes por la mañana puede ser excesiva, pero para un viernes a media tarde —si has logrado soltar el boli a buena hora— es perfecta. Ahora bien, lo que desencadena no es un baile, sino una especie de electrocución. Hasta las 5 de la mañana no se duerme. Merece la pena.
6. La niña (María Peláe)La niña
Una de las canciones preferidas de la chavalita, que la canta y la gesticula como en el vídeo musical. Reguetón marujo guapo. No tiene mucho que ver, pero nos encanta la Mala Rodríguez. Tengo un trato la hacía reír cuando no sabía ni hablar. Claro espacio de consenso. Lo que sea por mantener alejada a Aitana.
7. Happy (Pharrell Williams)Happy
En el cine me está costando más arrastarla a mi (sub)mundo que en la música. Pero a ella le gusta Gru y a mí también (más que a ella, creo). El tema central de Gru 2, que hemos visto unas 84 veces, es de diez para saltarse generaciones.
8. Fidelity (Regina Spektor)Fidelity
Me insiste y me insiste en que se la ponga y no me queda más remedio... O quizás, no estoy seguro, soy yo el que insiste. Me pasa igual con las baladas de Adele y de Ed Sheeran. Que me gustan. Creo que a mi hija no, en realidad.
9. Too many birds (Bill Callahan)Too many birds
¿Bajonazo para tapar que me gusta Regina Spektor? Quizás. Se me disculpe la cursilada. Pero sí: le canto emocionado esta canción, con la vena del cuello hinchada, y termino diciendo: "Qué bonito, carajo". A ella o le gusta o lo disimula muy bien, probablemente la B. Además, la intenta seguir en inglés sin saber, en el clásico "inglés de los montes" o "inglés a voleo". Seculares tradiciones españolas.
10. Pay me back (Aurora & The Betrayers)Pay me back
En torno al minuto 3 y 20 segundos, hay riesgo de llevarte de juerga a tu hija. Momentazo. Ese es otro defecto hereditario: no es que escuchemos una y otra vez la misma canción, sino que una y otra vez escuchamos el mismo segundo de la canción que nos gusta. Teniendo en cuenta que ella pertenece a una generación poco dada a la concentración, es posible que a este paso no acabe siendo muy de escuchar LP enteros. Da igual. A saber en qué formato escucharán música dentro de 50 o 60 años, cuando esté a punto de emanciparse.
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11. Lori Meyers (NOFX) Lori Meyers
Guiado por el comentario sobre los momentazos, quiero explicarle por qué el grito que suena en esta canción en torno al minuto y 27 segundos marcó buena parte de mi postadolescencia, gracias a mi colega Alberto. Pero bueno, tiempo al tiempo. Hay que guardar temas e historias para ir engordando la lista.
12-13-14... Relleno para disimular, haciendo como que la lista de consenso es una composición democrática en la que la niña mete tantos temas como yo: Girasoles (Rozalén), Havana (Camila Cabello), Love natural (Crystal Fighters), La revolución sexual (La Casa Azul)... Todas son canciones que ella me trae —directamente o con mediación maternal— y a mí me encantan.
El confinamiento ha sido, a escala familiar, una encerrona. De repente, todos nos hemos visto obligados a convivir con nuestros seres queridos bajo el mismo techo. ¿Quién podía imaginar cuando formó una familia que tendría que vivir con ella? Ha sido sin duda un duro golpe, que no esperábamos. Pero así han venido las cosas, no busquemos ahora culpables. Al grano. Empujado por la necesidad, del mismo modo que el homo habilis desarrolló los pulgares oponibles, yo he alcanzado habilidades pioneras para la supervivencia en tan extremas circunstancias. Entre otras, habilidades musicales.