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Manuel Vilas: “La calle te espera. Seguro que te enamoras hoy mismo, ¿para qué vas a ver el telediario”

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"El pasado se cierra en el momento en el que pierdes a tus padres". Cuando Manuel Vilas comenzó a escribir Ordesa, uno de sus libros más aplaudidos, su vida se sumía en las dificultades y en la tragedia. El escritor enfrentaba la muerte de su madre y el divorcio con su esposa sumido en el desamparo. Sin embargo, entre toda esa oscuridad, cuando el autor habla de esa obra, algunas de las palabras con las que la define son amor y belleza. Ordesa se convirtió en una catarsis, en un libro de duelo ante la pérdida de los dos seres más importantes de su vida, sus padres. En ese camino, para Vilas, el amor es la única salida. Con el amor, pero también con la tranquilidad de las olas del Mediterráneo, el escritor nos guía para encontrar la esperanza, incluso en la oscuridad más profunda. 

El Mare Nostrum es, de hecho, uno de los refugios estivales favoritos para Vilas. El escritor disfruta de las olas, de cómo le mecen y de sentir ese mar que firmemente cree que es “especial”. Los versos que escriben las mareas se complementan con las manchas de tinta que representan los peces. A Vilas le encanta verlos y, sobre todo, comerlos, en especial las sardinas: “me gusta mucho comer sardinas a la plancha al lado del mar. Las sardinas son maravillosas y adictivas. Me comería tres kilos todos los días”. 

Vilas decía en una entrevista poco después de lanzar Ordesa que el color blanco era el que más se correspondía con su estado de entonces. La tranquilidad, la paz, el sosiego que impregnaba su ánimo contrastaban con la irracionalidad del color amarillo que había elegido para la portada de Ordesa. Blanco es también el color de la horchata, su bebida favorita en verano y que le sirve igualmente de refugio: “La horchata es mi gran alegría de todos los veranos. La gente bebe cerveza y gin tonics; yo, horchata”.

Cuando era joven, Vilas no podía dormir cuando estaba muy feliz. Ahora, admite, se va a la cama pronto para huir de las malas noticias. Si esto no funciona, se toma un ansiolítico o recurre a lo divino, rezando “a la nada profunda de la que venimos y a la que regresaremos todos, buenos y malos”. Y cuando en esa nada no encuentra tampoco respuestas, opta por lo pagano, por el cine, y en concreto por ese hombre que recorría Madrid con sus gallinas, Paco Martínez Soria. Para Vila, el turiasonense es “un actor injustamente valorado''. “La gente en España cree que va a ser Paul Newman, pero acabamos todos siendo Paco Martínez Soria”, apunta a infoLibre.

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Otra de las palabras claves que nos presenta Vilas es “vida”. Pese a todo lo catastrófico del mundo, seguimos vivos y eso es lo más importante. El escritor reivindica que seamos conscientes de la suerte de vivir: “No toleres nunca que los medios de comunicación y la política te toquen tus ganas de vivir y de ser dichoso”. En su opinión, cuando apagamos la tele y dejamos todas nuestras ataduras atrás, aparece la única salida, el amor: “La calle te espera. Seguro que te enamoras hoy mismo. Y una vez enamorado o enamorada, dime para qué vas a ver el telediario”.

El amor está en todas partes y en ocasiones viene reunido con el humor. La risa es contagiosa, el cariño, también. Esa gracia es la clave, en opinión del escritor, para mirar un mundo tan “inestable” como en el que vivimos: “La inestabilidad es un estado de la materia que ahora se traslada a la moral social y política, eso es nuevo”, aunque después duda: “Quizá no tan nuevo, porque Cervantes ya lo vio”. La ironía cervantina, y el humor es lo que necesitamos, según Vilas, para superar la gran montaña, casi imposible de escalar, que supone el estar bien informados en la actualidad: “Creer en que una persona por leer uno u otro periódico, o ver uno u otro informativo, va a estar bien informado es una idea antigua. Ni siquiera Biden, o Putin, están bien informados”. Por eso en este momento más que nunca “reír también es información, análisis y compromiso con la vida”.

Además del título de su libro, Ordesa es un parque natural ubicado en los Pirineos. Cerca de allí y lejos de todo, entre las montañas que separan España y Francia, Manuel Vilas consiguió encontrar la felicidad este año: “Me hicieron una fiesta sorpresa para mi cumpleaños, en el Balneario de Panticosa. No me lo esperaba. Me emocionó”. Esa es su buena noticia y su motivo para ser optimista. Así, con el amor, con el humor, con la paz y con el mar podremos salir de la penumbra, pero sobre todo, nunca olvidando que “seguir vivos es el mayor hecho significativo del mundo”.

"El pasado se cierra en el momento en el que pierdes a tus padres". Cuando Manuel Vilas comenzó a escribir Ordesa, uno de sus libros más aplaudidos, su vida se sumía en las dificultades y en la tragedia. El escritor enfrentaba la muerte de su madre y el divorcio con su esposa sumido en el desamparo. Sin embargo, entre toda esa oscuridad, cuando el autor habla de esa obra, algunas de las palabras con las que la define son amor y belleza. Ordesa se convirtió en una catarsis, en un libro de duelo ante la pérdida de los dos seres más importantes de su vida, sus padres. En ese camino, para Vilas, el amor es la única salida. Con el amor, pero también con la tranquilidad de las olas del Mediterráneo, el escritor nos guía para encontrar la esperanza, incluso en la oscuridad más profunda. 

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