“La verdad es que he dudado entre la Viena de principios del siglo XX que describe Stefan Zweig y el Tánger de finales de los cuarenta y de los años cincuenta. Y me quedo con esa mítica Tánger de Paul Bowles, de Burroughs o de Truman Capote o de Visconti, pero también de Ava Gadner o Kerouac o Gore Vidal…”. Maribel Verdú tiene grabadas en su memoria escenas cinematográficas y páginas literarias que recrean ese Tánger que “respiraba libertad, modernidad, inteligencia, provocación”.
A la actriz madrileña, acreedora de los principales premios del cine español, le atrae de aquel universo tangerino en la época de mediados de siglo pasado no sólo la presencia de mitos de la literatura o el cine, sino aquellas noches recreadas por ellos en las que “permanentemente se vivía una exaltación de la amistad”.
Recuerda Verdú que cualquier buena lectura de Tánger y de aquella etapa dorada incluía fiestas hasta el amanecer sin tabúes de ningún tipo, donde “la última moda parisina se combinaba con una desinhibición total, con la muleta siempre del alcohol o de otras drogas en las que la generación beat que tanto acudía a Tánger era experta”. El escenario de Tánger, “sus callejuelas, sus aromas, sus sonidos… son absolutamente adictivos”.
Esta primavera, Maribel Verdú leyó la novela negra Tangerina, de Javier Valenzuela, y reconoce que la atrapó desde el principio “precisamente porque juega en la narración con el mundo actual y con aquel universo mágico del Tánger de los cincuenta. Y sí; si pudiera elegir de repente una especie de paraíso al que trasladarme física y temporalmente, elegiría aquel Tánger”.
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Y en la vida real…
Maribel Verdú estrena este 14 de agosto en España Sin hijos, dirigida por Ariel Winogrand y considerada la película del año en Argentina. Es una comedia romántica en la que Verdú comparte cartel con Diego Peretti y encarna el papel de una mujer que no quiere ser madre y que se enamora del padre de una niña de ocho años. La actriz ha proclamado lo mismo en su vida real en multitud de ocasiones: “No, no quiero tener hijos, y estoy harta de que siempre me lo pregunten. ¿Por qué esa pregunta nunca se hace a un varón?”.
Antes del verano, Verdú estrenó Felices 140 bajo la dirección de Gracia Querejeta, y en otoño regresará a Argentina durante dos meses para rodar en La Patagonia El faro de las orcas a las órdenes de Gerardo Olivares.
“La verdad es que he dudado entre la Viena de principios del siglo XX que describe Stefan Zweig y el Tánger de finales de los cuarenta y de los años cincuenta. Y me quedo con esa mítica Tánger de Paul Bowles, de Burroughs o de Truman Capote o de Visconti, pero también de Ava Gadner o Kerouac o Gore Vidal…”. Maribel Verdú tiene grabadas en su memoria escenas cinematográficas y páginas literarias que recrean ese Tánger que “respiraba libertad, modernidad, inteligencia, provocación”.