Rubén Sánchez (Sevilla, 1974) es periodista, activista por los derechos del consumidor y secretario general y portavoz de Facua. Durante su carrera ha colaborado para diversos medios de comunicación como elDiario.es, HuffPost o El Confidencial. También es “un usuario muy activo de redes sociales, sobre todo Twitter”, donde hay una gran sobreinformación y multitud de noticias falsas.
Es por ello que ve necesario diferenciar “entre un bulo absoluto y una información tergiversada”. De esta manera, puede haber noticias con “ciertas dosis de falsedad y tergiversación, que pueden ser fruto de un error profesional” y “un bulo puro y duro, donde la información es toda una absoluta mentira”. Reconoce que, “como todo hijo de vecino”, también se ha creído alguna mentira.
En las facultades de Periodismo se ha insistido siempre en que hay que contrastar las informaciones que leemos en los medios. Hoy en día sigue siendo así, pero, como explica Sánchez, “no recibimos la información únicamente por parte de medios grandes, sino que hay influenciadores que nos la mandan de manera directa”. El nivel de sobreinformación hoy en día es muy alto, por lo que “es bastante complicado que un usuario medio contraste todo lo que recibe”, reflexiona.
Pese a que es prácticamente imposible verificar todas las informaciones que recibimos, cree que “todos tenemos responsabilidad ética en cuanto a lo que compartimos, seamos profesionales o no”. El motivo de ello es que, al difundir una información, “estamos influyendo en otras personas, ya sea en Twitter o en una charla con tus amigos”.
¿Por qué las fake news se difunden tan rápidamente en las redes? Sánchez explica que este tipo de informaciones “suelen ser espectaculares y llamativas”, y generan un impacto en el usuario “se da a me gusta, se comparte y otra gente lo lee”. En este aspecto, los bulos tienen cierta ventaja respecto a la información veraz, que no siempre es tan llamativa y vistosa. “La mentira es mucho más fácil de propagar que la verdad”, subraya a infoLibre.
La inteligencia artificial hace la vida más cómoda en algunos casos, pero en otros, puede tener el efecto contrario. De hecho, esta tecnología se está empleando para desinformar, ya sean con fotografías creadas con estos métodos o incluso vídeos falseando el mensaje del emisor. “Es algo muy peligroso”, alerta. “¿Cómo vamos a distinguir lo que no es real de lo que sí? Va a ser algo extraordinariamente difícil”, anticipa.
Aunque haya trabas para que el lector reciba una información contrastada y de calidad, Sánchez confía en la existencia de un periodismo veraz: “Siempre va a existir mientras haya profesionales que se esfuercen por trasladar una información veraz y contrastada”. Además, “es fundamental que haya este tipo de periodismo”, reflexiona. Lamentablemente, y por diferentes motivos, aún hay casos en los que el propio periodista se “autocensura en informaciones” que pueden afectar negativamente a “propietarios de medios o anunciantes, entre otros”.
Para terminar, explica que en su caso, cuyo foco informativo está en empresas que cometen abusos o fraudes, hay "muchos medios" que no les publican "ciertas informaciones porque esas empresas son anunciantes de referencia del medio, o accionistas”. Sin embargo, es optimista y asegura que la profesión será fiable "siempre que los periodistas nos esforcemos en llevar a cabo nuestra profesión de la manera más correcta posible”
Rubén Sánchez (Sevilla, 1974) es periodista, activista por los derechos del consumidor y secretario general y portavoz de Facua. Durante su carrera ha colaborado para diversos medios de comunicación como elDiario.es, HuffPost o El Confidencial. También es “un usuario muy activo de redes sociales, sobre todo Twitter”, donde hay una gran sobreinformación y multitud de noticias falsas.