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Un valle a una hora de Madrid y sus carreras con AC/DC, los "sagrados" de Edmundo Bal

El lugar en el que desconecta Edmundo Bal, exdiputado de Ciudadanos, está a poco más de una hora de Madrid y no llega a los doscientos habitantes. Duruelo, en Segovia, con 184 empadronados, es su "sitio de recreo". En el Valle de Duratón, donde se encuentra el pueblo, es donde se reconcilia "con el día a día" rodeado de naturaleza. En la ciudad también hay lugares para desconectar, si bien para Edmundo Bal hay, sobre todo, momentos. Su ritual "sagrado" del día es conectar sus auriculares, abrir Spotify, reproducir a AC/DC y salir a correr cada mañana, "salvo razón de fuerza mayor".

El exdiputado no tiene problema alguno en desprenderse del teléfono completamente en su tiempo libre. "Soy bastante despegado del móvil, para quebradero de cabeza de algunas personas de mi entorno (risas). No dependo de la pantalla y puedo estar horas sin mirarla", reconoce. Lo que le funciona es, por tanto, alejarse del teléfono, al que regresa para "ponerse al día" y responder a todos los mensajes que le han llegado mientras ha estado a otras cosas.

Bal apunta que quienes le conocen saben que le gusta contar cada detalle y adornar las historias: "Para eso soy de trago largo", afirma. El móvil no es nunca un impedimento entre las reuniones con sus amigos: "Soy de la vieja escuela, no cambio una buena conversación con unos vasos como testigos por varias horas viendo reels en Instagram".

"A mí, unas vacaciones excesivamente largas no me sientan del todo bien", asegura. Por eso, tiene que estar en movimiento o "pensando en lo que viene", ya esté en sus días de retiro o en plena faena. Este verano vuelve a hincar los codos para estudiarse bien otra vez las leyes, algunas de las cuales ha llegado a "modificar" en su etapa como legislador, para su regreso a la Abogacía del Estado. "El exceso de vida contemplativa es un coñazo", sentencia. "Frenesí" antes que quietud, ese es el día a día del exdiputado.

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Lo que sí consigue que Edmundo Bal desconecte del todo son "los partidos del Atleti", que reconoce que consiguen en él "un aislamiento casi completo". Algo difícil para el ajetreo de actividad al que está acostumbrado el ex político, quien acude para explicarse a la canción Bailando de Alaska y los Pegamoides: "Tengo una gran vida social". "Me gusta el ruido, las carcajadas, las anécdotas", reconoce.

Por eso, no extraña que haya pocos momentos en los que esté a solas. Siempre hay alguien de su entorno cerca. Su mujer, sus hijos, sus amigos... ya sea para ir al cine o para visitar a su equipo, de lo que sí hace gala en sus redes, aunque diga que no publica "con la intención de fardar de ello".

Ya lo haga solo o acompañado, la cultura tiene un papel doble para Bal: "Sirve para desconectar y, al mismo tiempo, para reflexionar sobre lo que estás viendo o leyendo". "Menos Twitter y más sobremesa", es la moraleja que saca Edmundo Bal, quien también la ve en el uso de las pantallas digitales haciendo un llamamiento a "un uso más equilibrado de la tecnología", aunque él no tiene problemas en esto: "Si quieres desconectar, puedes hacerlo", resume.

El lugar en el que desconecta Edmundo Bal, exdiputado de Ciudadanos, está a poco más de una hora de Madrid y no llega a los doscientos habitantes. Duruelo, en Segovia, con 184 empadronados, es su "sitio de recreo". En el Valle de Duratón, donde se encuentra el pueblo, es donde se reconcilia "con el día a día" rodeado de naturaleza. En la ciudad también hay lugares para desconectar, si bien para Edmundo Bal hay, sobre todo, momentos. Su ritual "sagrado" del día es conectar sus auriculares, abrir Spotify, reproducir a AC/DC y salir a correr cada mañana, "salvo razón de fuerza mayor".

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