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‘Los años nuevos’, la vida contada en grises

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Los años nuevos sigue a una pareja durante diez cambios de año. Desde que ambos cumplen treinta hasta sus cuarenta a partir del momento en que se conocen. Ya están disponibles en Movistar Plus + los cinco primeros episodios y la segunda mitad podrá verse a partir del 12 de diciembre.

Ana está interpretada por Iria del Río. Su personaje es el de una mujer amable, tranquila, que no tiene nada claro hacia dónde tirar profesional o vitalmente. Óscar, su contraparte, está interpretado por Francesco Carril. 

Dos diferentes que se unen

Óscar tiene un interesante trabajo vocacional como médico. No está libre de precariedad, pero sí se encuentra donde tenía que estar profesionalmente a su edad. En sus relaciones personales es algo más prudente y desconfiado que Ana.

Los actores principales de Los años nuevos no son muy conocidos. El creador de la serie, Rodrigo Sorogoyen, buscaba una mayor identificación del público con estas dos caras que pasan por ser las de cualquiera en una situación parecida.

Antecedentes de los protagonistas

Francesco Carril ha interpretado personajes en una clave romántica y naturalista con similitudes con esta serie en las películas de Jonás Trueba Los exiliados románticos, Los ilusos o La reconquista

Iria del Rio ha trabajado en muchas películas, y había colaborado ya con Sorogoyen tanto en su episodio independiente de la serie Historias para no dormir como en Antidisturbios, donde estuvo a punto de interpretar a la protagonista.

Están rodeados de familia y amigos, que interpretan en perfecta clave de naturalismo a los numerosos secundarios. Destaca el estupendo debut como actor del escritor Benjamín Prado. 

Interpretaciones muy comprometidas

Pero Del Rio y Carril llevan un peso gigante en la historia. Tienen varias escenas de sexo verosímil y algunas secuencias muy largas sin cortes. El último episodio contendrá un intenso plano secuencia entre ellos solos de casi cincuenta minutos.

A través de ambos la serie busca la fluidez, la verosimilitud. Conversaciones que no dicen nada del otro mundo, pequeñas conexiones, molestias mínimas. Un hilillo de vida tras lo cotidiano y lo trivial. Un final de la juventud que se vive pero que también se escapa.

Al realismo por lo leve

El ejercicio busca parecerse a la realidad a través de la falta de épica, de momentos chim pún, de líneas redondas de diálogo, de efectos estilísticos bonitos. Termina trasladando una visión de la vida sutil, interpretable de acuerdo a la propia sensibilidad de cada espectador o espectadora.

Probablemente el tipo de ficción que afecta de una u otra manera según el momento vital de quien la ve. Sorogoyen afirma que su visión es optimista y a favor de la historia de amor. Está consiguiendo ya, según se comparte en redes, y en la crítica la identificación de buena parte de quienes se han acercado a ella.

Riesgo y acierto de Sorogoyen

Sorogoyen ha vuelto a arriesgar, a reinventarse y a explorar nuevos temas, técnicas y estilos. Muestra seguridad eligiendo compañeras de guion nuevas, actores poco conocidos. Apabulla su pulso narrativo y como director. Ha confiado para dirigir varios episodios en Sandra Romero, de 31 años. La directora acaba de firmar su primer largo, Por donde pasa el silencio, aún no listo cuando terminó esta serie. 

Ha aparcado momentáneamente en este título su larga y espléndida colaboración en el guion con Isabel Peña, con la que volverá a trabajar en una película con Javier Bardem y Victoria Luengo que se rodará en 2025.

Nuevas compañeras en guion

En esta ocasión firma el texto con Paula Fabra y Sara Cano. Las guionistas han utilizado a sus amigos, además de sus propias experiencias, para documentarse sobre la forma de vivir en pareja.

Sara Cano cuenta en El cine en la Ser cómo se presentó a una prueba de guion de Sorogoyen en 2018 y la pasó, cómo este proyecto quedó en suspenso hasta 2020 y cómo al venderse incorporó al proyecto a Paula Fabra.

Los tres escritores han querido hacer referencias a la situación material en la que viven sus personajes, de clase media, y al tiempo político que les ha tocado vivir a los protagonistas, desde el año 2015 al 2024. 

Elipsis de casi todo el año

A la vez han querido evitar lo explícito, lo expositivo, y bastantes referencias de la actualizad con las que trabajaban han quedado fuera. Lógico teniendo en cuenta que hay una elipsis de un año menos un día entre cada episodio y no se puede verbalizar todo lo que ha pasado, ni vitalmente, ni en la política. 

Diferente tono en las dos mitades

Atraco a las 16.15

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Junto a la relación de amor entre dos personas se encuentra el tema de la madurez. En la parte ya disponible de episodios los personajes viven más ensimismados, centrados en si mismos. En la próxima entrega las circunstancias les obligan a entrelazarse más con los demás.

El encargo de Sorogoyen a maquillaje y peluquería fue que quien quiera la serie seguida no viera envejecer a Ana y Óscar, pero quien cogiera el primer episodio y el último fuera muy consciente de la década pasada entre ellos. 

La década que pasamos con estos personajes está destinada a un largo recuerdo. Sus vidas a veces parecen leves y triviales, pero sus logros y frustraciones van calando y convirtiéndolos en personas como muchas de las que conocemos. No parecen héroes, parecen como nosotros.

Los años nuevos sigue a una pareja durante diez cambios de año. Desde que ambos cumplen treinta hasta sus cuarenta a partir del momento en que se conocen. Ya están disponibles en Movistar Plus + los cinco primeros episodios y la segunda mitad podrá verse a partir del 12 de diciembre.

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