‘Historial delictivo’, un título vulgar para un absorbente duelo policial y moral

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Un grupo de gente con talento, con lazos familiares y de amistad, o que ya había trabajado junta aquí y allá, actores con guionistas, actrices con productores… tuvieron la feliz idea de reunirse para desarrollar una gran miniserie de nombre olvidable, Historial delictivo.

Apple TV ofrece esta producción británica con participación de Estados Unidos. En ella se ofrece un duelo impagable entre dos policías en la ciudad de Londres. A un lado del ring, el agente veterano que se las sabe todas, astuto y taimado, interpretado por un espectacular Peter Capaldi. 

Al otro, una correosa inspectora aún joven, dispuesta a seguir su investigación caiga quien caiga, a quien encarna la actriz Cush Jumbo, una de las sólidas protagonistas de The good fight.

Un villano fascinante

Capaldi ha sido uno de los doctores que ha dado vida al mito británico Doctor Who y protagonizó The thick of it e In the loop, del satirista Armando Iannucci y con el creador de Succession, Jesse Armstrong, entre los guionistas.

Todo un espectáculo verle desplegar sus dotes como actor. Su personaje es uno de esos villanos que se convierten en un regalo en manos de un gran intérprete. Inteligente, cínico, complejo y con numerosas facetas que ir desvelando a lo largo del metraje.

Representa el viejo orden, la Gran Bretaña blanca, racista, machista. Dentro de la policía pertenece a una escuela de extrema derecha, que prefiere resolver ciertos asuntos fuera del circuito reglamentario.

Una heroína implacable

Se topa con una heroína áspera, que puede ser intransigente, pero con un intelecto a la altura del de su rival y un deseo implacable de hacer justicia. Negra, mujer y joven, no se puede permitir contemporizar. Viene a solventar un abuso y si el precio es la soledad y la incomprensión está dispuesta a pagarlo. 

Detona la acción una pista que puede apuntar a que un inocente acabó en la cárcel por asesinato. Había llevado el caso el viejo zorro y no tiene muchas ganas de que su colega remueva el pasado. El tenso baile entre los protagonistas a veces es suave y a distancia, a veces ofrece encuentros acalorados. No decae en intensidad hasta el instante final. 

Hemos visto antes la lucha que cuenta esta serie limitada. La de la buena policía contra la policía corrupta. En este caso funcionan sus clásicos elementos de tensión y lucha moral y se añade el reflejo de algunos problemas colectivos actuales muy reconocibles.

Un gran equipo tras las cámaras

Elaine Collins, productora casada con el protagonista, Peter Capaldi, puso en marcha el proyecto y para ello contó con el guionista Paul Rutman y el director Jim Loach, hijo del cineasta Ken Loach para los primeros cuatro episodios. Tanto director como guionista ceden el testigo en varios episodios a otros profesionales que mantienen por completo el sello de la serie.

Paul Rutman ha declarado en la promoción de este título que no solo querían darle un aire noir a su serie, sino que buscaban ese tipo de televisión que juega a alterar la lealtad de la audiencia hacia los diferentes lados de la historia o de la visión de los personajes. 

Dilemas morales que buscan una conversación entre la audiencia

Mas allá, lo que verdaderamente desea el creador de la serie es que las personas que vean juntas los episodios entablen un debate acerca de lo que está sucediendo. Para ello han buscado algunos de los elementos que polarizan la sociedad actual. 

No se mencionan de forma teórica, sino que sus personajes encarnan las diferentes posiciones. Ante la queja creciente, no solo de la derecha sino incluso de parte de la izquierda, por el peso creciente de las minorías en los relatos públicos, la serie da a este sector de la audiencia doble ración de lo que tanto les molesta.

La heroína, como hemos dicho, es negra, mujer y con carácter. La víctima negra, los posibles culpables hombres blancos de edad, la abogada infatigable inmigrante de origen indio, etcétera.

Hablar de lo woke sin hablar de lo woke

En España ha llegado casi antes la postura anti woke que la propia woke. El término inglés se refiere a una actitud alerta ante el racismo que se amplió a la denuncia a cualquier forma de discriminación. 

Una parte de la sociedad comenzó una reacción a este discurso y la emprendió entonces contra la cultura de la cancelación por algunos excesos en la denuncia de las posiciones de abuso, olvidando en parte los abusos principales, los que vienen del privilegio.

La serie vuelve el debate a uno de sus lugares principales, el racismo. Existe y tiene graves consecuencias. No se puede poner más presión a las víctimas que a los culpables, pedir a las primeras que sean exquisitas, que no se amarguen. Es difícil ser alegre como un cascabel cuando sientes el peso constante de la discriminación. 

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Se incluye en la serie uno de esos dilemas a los que se enfrentan las madres de hijos negros y no las de hijos blancos. Cómo portarse si se cruzan con la policía. No llevar la capucha puesta y quedarse completamente quietos aunque no entiendan la situación.

La serie brilla como duelo y aporta su postura en una conversación muy actual. Presenta a una criatura de la noche, como es el inspector Hegarty, peligrosa pero atractiva y a su némesis, una fuerza rocosa que no se permite la frivolidad. 

Múltiples lecturas se derivan de lo contado lo que nos muestra que con una gran escritura y una brillante interpretación, una historia de género puede desbordarlo y ofrecer un magnífico drama con trasfondo social.

Un grupo de gente con talento, con lazos familiares y de amistad, o que ya había trabajado junta aquí y allá, actores con guionistas, actrices con productores… tuvieron la feliz idea de reunirse para desarrollar una gran miniserie de nombre olvidable, Historial delictivo.

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