Apple TV incorpora cada miércoles uno de los ocho episodios de la miniserie Presunto inocente. Se trata de un drama judicial intenso e intrigante centrado en un único caso, el asesinato de una fiscal en Chicago. Y en el descubrimiento de que su colega encargado de la investigación esconde muchos secretos sobre el crimen.
Además de jugar con la audiencia a la hora de compartir la información esencial para entender lo que ha pasado, la serie se centra en la disección de su protagonista, Rusty Sabich, interpretado por Jake Gyllenhaal.
Un protagonista complicado
El actor de Brokeback Mountain, Zodiac o Donnie Darko entrega un personaje magnético. Con un físico y una presentación de hombre fiable, trabajador y familiar la trama le va despojando de certezas. Obliga a los demás participantes del drama a preguntarse quién ha sido siempre en realidad.
El fiscal pasa a ser sospechoso y sus compañeros le rodean, unos como acusación y otros pasando a su defensa. Entre todos ellos se cuenta una interesante trama de relaciones emponzoñadas en el ambiente laboral. Métodos distintos de trabajo y diferentes ambiciones crean rivalidades irreconciliables.
Gran reparto
En esta tensa atmósfera da la réplica a Gyllenhaal su cuñado, el estupendo actor Peter Sarsgaard, casado con su hermana, la actriz, guionista y directora Maggie Gyllenhaal. Y le acompaña Bill Camp, uno de esos intérpretes que hemos visto mil veces y siempre aporta peso y credibilidad.
El reparto se completa con una esposa en shock atrapada entre las mentiras de su marido, su lealtad a él en sus peores momentos, la sacudida a su propio mundo y el cuidado de sus hijos. La actriz irlandesa nacida en Etiopía Ruth Negga consigue hacer creíbles las fuertes contradicciones de su personaje.
Los secretos de la víctima
La noruega Renate Reinsve interpreta a la víctima, una brillante profesional con una historia secreta con el protagonista y muchos enemigos. Reinsve protagonizó entre otros títulos La peor persona del mundo, donde exhibió sus magníficos recursos.
Solamente O.T. Fagbenle, en el papel del nuevo jefe de la fiscalía sale de tono con el registro elegido para su personaje. Escrito como alguien un poco petulante a quien le gusta escucharse a si mismo, ha elegido hacer cantarín su engolamiento.
Dos abogados escritores
Tras la historia que se cuenta se encuentran los nombres de dos abogados reconvertidos en escritores. La serie está basada en la primera novela de Scott Turow, que ya fue adaptada como película en 1990 dirigida por Alan J. Pakula y protagonizada por Harrison Ford. El escritor ha vendido 30 millones de ejemplares de todos sus libros, básicamente centrados en asuntos relacionados con la comunidad legal y el derecho.
La adaptación corre a cargo del prolífico David E. Kelley, acompañado de varios guionistas. Kelley ejerció también como abogado antes de convertirse en un guionista y productor ejecutivo de series ininterrumpidamente desde mitad de los años ochenta hasta ahora.
Un guionista de tribunales
Tras una miniserie vulgar y sin gracia, la reciente Todo un hombre, Kelley vuelve los lugares en los que mejor se maneja sin duda, las bambalinas de los tribunales. Kelley debutó en televisión con la mítica La ley de Los Ángeles y domina los juegos que permiten la investigación de un caso.
El autor es experto en manipularnos para simpatizar con una postura y luego hacer que nuestros principios se tambaleen al completar nuestra información y enriquecerla con otros puntos de vista.
Involucrar a la audiencia
Juega con el instinto extendido de prejuzgar y nos hace descubrir los riesgos de precipitarnos en sacar conclusiones y las injusticias que se pueden cometer si no se observa un conflicto desde todas las perspectivas posibles.
Su manera de dosificar la información crea una forma de ver la serie muy participativa, en la que queremos poner de nuestra parte para resolver el caso. Y maneja un recurso intrigante, un narrador no fiable. Su protagonista, Rusty, suelta las verdades a cuentagotas. Como el resto de personajes que le quieren, deseamos creerle, pero cada vez resulta más difícil.
A la vez vemos como el juicio moral puede nublar el juicio legal. Hay que desprenderse de las certezas y abrazar la ambigüedad. “Nos encanta la idea de que la audiencia pueda sentir repulsión por él y estar de su lado en la misma escena” decía hace unos días David E. Kelley a Collider sobre el personaje central de la serie.
Una dirección tensa y directa
Ver másLa tercera temporada de ‘Los Bridgerton’, un merengue muy apetecible
La dirección de los episodios corre a cargo de la noruega Anne Sewitsky y de Greg Yaitanes. El segundo combina una larga carrera en la dirección de series como Perdidos, House, o más recientemente La casa del Dragón con su actividad como inversor. Ha sido ángel financiero de compañías emergentes que luego se hicieron gigantes como Twitter, Pinterest o Snapchat.
Ambos han conseguido actualizar el tono de la película con ese clima erótico sofocante unido a una defensa que se complica y va destrozando la vida de los afectados. Este relato judicial en el que nada sobra tiene algo de fábula moral para adultos.
Así como Caperucita enseña a la infancia que no hay que dejarse engañar por desconocidos en el bosque, historias como esta nos recuerdan que no deberíamos creernos por sistema lo que nos cuentan las personas conocidas. Tendríamos que saber que todas mienten activamente y sobre todo ocultando partes fundamentales de la verdad.
Apple TV incorpora cada miércoles uno de los ocho episodios de la miniserie Presunto inocente. Se trata de un drama judicial intenso e intrigante centrado en un único caso, el asesinato de una fiscal en Chicago. Y en el descubrimiento de que su colega encargado de la investigación esconde muchos secretos sobre el crimen.