'Rabo de peixe' o cómo una marea de cocaína hizo enloquecer a un pueblecito perdido de las Azores
La Unión Europea califica al archipiélago de las Azores como región ultraperiférica. Mil quinientos kilómetros al oeste del continente en mitad del Océano Atlántico es mucha periferia, desde luego.
En las orillas de una pequeña localidad pesquera de estas remotas islas, en Rabo de Peixe, cola de pez, apareció en junio de 2001 un cargamento de cocaína de gran pureza de al menos quinientos kilos y en paquetes pequeños. Muchos vecinos se hicieron con la droga fácilmente.
Cocaína gratis para todos
Las leyendas cuentan que algunos la usaban en la fritura del pescado, para dar de comer a los animales o como si fuera azúcar en el café. Se vendía a precio de ganga en las calles y el resultado fueron varias muertes por sobredosis y un problema de adicción que ha persistido durante muchos años.
El exitoso realizador publicitario Augusto Fraga, nacido en la misma isla de San Miguel en la que se encontró la droga, tomó el hallazgo como punto de partida y se preguntó qué podía haber pasado si hubiera una importante parte del cargamento naufragado desconocida para la policía.
A partir de esta premisa ha desarrollado su primera serie. Siete episodios que pueden verse en Netflix, donde ha cosechado una buena repercusión. Se ha colado entre las más vistas globalmente de habla no inglesa.
En Portugal ha sido uno de los mayores éxitos de la historia de la plataforma y un fenómeno en la conversación de nuestros vecinos. Ya se ha confirmado que tendrá una muy merecida segunda temporada. A pesar de algunas irregularidades se ha conseguido un trabajo muy entretenido y con varios puntos fuertes.
Cuando los ladrones son los buenos
Entre sus virtudes destaca su firme apuesta por la acción dentro del género de polis y cacos en el que se compele a los espectadores apoyar a los ladrones. Una de las categorías estrella de Netflix, por cierto, con éxitos como La casa de papel o Lupin. En Rabo de peixe también se logran unos protagonistas carismáticos. En este caso, cuatro amigos de la infancia sin perspectivas de cambio en el remoto enclave que habitan.
Lidera los planes Eduardo, un avispado pescador frustrado por situaciones personales. Le da vida con mucha potencia José Condessa, uno de los actores que ha fichado Pedro Almodóvar para su mediometraje Extraña forma de vida. Condessa reúne así en este 2023 dos interpretaciones que le proyectan internacionalmente.
Helena Caldeira da vida a Silvia, encargada de un videoclub y amor imposible de Eduardo. Imposible porque es pareja de Rafael, interpretado por Rodrigo Tomás, y mejor amigo del protagonista. Completa el grupo Carlos, a quien interpreta André Leitao, vital pianista homosexual a quien no le es fácil vivir un romance abiertamente.
Narcos aficionados
Una cuadrilla que inesperadamente se convierte en proyecto de grandes narcotraficantes contra su propia inexperiencia, contra la policía y lo que es más grave, contra bandas profesionales, entre ellas la propietaria de la droga perdida.
Otro de los puntos fuertes reside en el reparto y por extensión en la dirección de actores. Fraga destaca de su salto de la publicidad a una serie el feliz descubrimiento de haber trabajado codo a codo con ellos.
En una entrevista con Ana Duarte, del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad del Miño, Fraga explica el origen del proyecto. Durante el confinamiento escribió varias ideas y se presentó después a un proceso de selección de Netflix, que con esta produce la segunda serie portuguesa de su historia, tras Gloria.
Un mundo colorido y exuberante
Fraga aporta al título una fotografía y una puesta en escena resultonas. Lo humilde, lo sucio, lo marinero se combinan con un colorido energético y saturado. Desde el verdor que caracteriza a las Azores hasta un vestuario y decoración llenos de turquesas, amarillos o rosas.
Sin embargo, su habilidad como realizador no ha llegado a solucionar con solvencia las escenas de acción, ante las que hay que hacer un poco la vista gorda si se quiere seguir disfrutando con la aventura de estos narcos aficionados.
Un gran punto de partida
El guión también padece esa irregularidad. Está a punto de ser algo grande. La premisa de partida tiene gancho y potencial y la estructura que plantea quienes serán los protagonistas y sus obstáculos son motores ideales para dar alas al conflicto.
El resultado podía haber sido aún mejor de no quedar hilvanados algunos conflictos y situaciones. Una pena, porque lastra un buen conjunto, que también cuenta con un lugar que contiene en sí mismo una metáfora existencial. Si la serie Hierro hacía sentir lo que se puede sentir la insularidad y dentro de ella el habitar una comunidad pequeña, Rabo de Peixe nos transporta a un territorio en el que esas sensaciones se acrecientan.
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Los habitantes miran hacia Estados Unidos como vía de escape, quizá más como un mito que como una solución real, pero la falta de expectativas o de ampliar mundos en una población tan aislada se hacen fáciles de imaginar.
La serie logra transmitir el dilema de los marineros, como su protagonista. Siempre vuelven a puerto pero no pueden evitar fantasear con nuevos horizontes y llevar en la sangre una porción de exploradores.
Rabo de Peixe ha creado un mundo vibrante, lleno de personajes, color, olor, miserias y sueños. Aún con posibilidades de mejora deja con ganas de más y de seguir a sus protagonistas en nuevas aventuras.
