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'The capture': sonríe, te están grabando

Es extraordinaria la veta de la ficción que analiza el rumbo del mundo y anticipa nuestros problemas. En los últimos años es cada vez más frecuente que estas profecías o moralejas preventivas se refieran a un futuro tan próximo como mañana o hoy por la tarde.

Black Mirror, Years and years, la película Civil war, El cuento de la criada, la reciente serie francesa La fiebre, o el título británico The Capture son algunos ejemplos.

Los doce episodios que forman las dos temporadas de The capture pueden verse en Movistar+ desde junio aunque fueron emitidas originalmente en el 2019 y en 2022 respectivamente.

Hacia un mundo hipervigilado

El foco de la trama y del análisis del mundo en el que vivimos se centra en la hipervigilancia a través de dispositivos electrónicos, especialmente de cámaras. Cámaras en los ascensores, tiendas, parkings, calles, aeropuertos, autobuses, en nuestros móviles y tabletas.

La acción se sitúa en Londres, una de las ciudades más vigiladas del mundo. Según Comparitech informaba en mayo de 2023, sus últimos datos informaban de más de 13 cámaras por cada mil habitantes. En las principales ciudades chinas está el récord, hay 439 cámaras por mil habitantes, casi una por cada dos.

Inteligencia artificial con datos de casi todos

En la serie se plantea qué ocurre si las grabaciones de esas cámaras son alteradas para producir deep fakes, los vídeos falsos con aspecto de realidad que ya estamos viendo en redes y pseudomedios hace tiempo y que la inteligencia artificial (IA) está convirtiendo en un problema aún mayor.

En la serie se llaman correcciones, y se cambia el ángulo de enfoque en cada temporada. En la primera mira hacia los posibles grupos interesados en alterar imágenes para hacer pasar a inocentes por culpables.

Competencia mundial por el reconocimiento facial

En la segunda se aborda la geopolítica de la vigilancia y de la IA, especialmente el reconocimiento facial, que en China se emplea incluso en los colegios. El uso que se puede hacer de estas herramientas desde las dictaduras, y desde las democracias.

China, Estados Unidos, Rusia y Gran Bretaña aparecen como posibles jugadores en el tablero. Los megamillonarios dueños de tecnológicas concentran el poder suficiente como para operar por si solos en este escenario mundial.

Una inspectora de policía contra el sistema

En ambas temporadas la inspectora de la policía Rachel Carey, interpretada por la actriz Holliday Grainger, lucha por poner luz a oscuras manipulaciones de la verdad.

En la primera entrega, la víctima es un soldado retornado de Afganistán acusado de un crimen que parece no haber cometido a pesar de las evidencias en su contra.

¿Qué pasaría si viéramos a un político decir lo que no ha dicho?

En la segunda, la actividad pública de un ministro británico es jaqueada por agentes desconocidos convirtiendo su vida en una pesadilla. En ambas la acción se mueve entre agencias de espionaje, medios de comunicación y la sociedad civil.

El creador, guionista y director de los episodios de la primera temporada, Ben Chanan, advertía en entrevista a Luifer de que tenemos “todo el derecho a sentir paranoia”.

Buenos tiempos para la paranoia

“La idea de que algunos grupos nefastos puedan crear vídeos que engañen el público, posiblemente incitándolos a algo destructivo como la guerra o una sublevación se vuelve cada día más probable”, declaraba. “Aterrador”, concluía.

Chanan introduce el concepto, inquietantemente cada vez más mencionado en los últimos tiempos, de la guerra civil inducida maliciosamente. Lo hacía la magnífica serie La fiebre, centrada en ello. En el mundo real, el tuitero mayor del reino y dueño de X, Elon Musk, señalaba sobre Reino Unido el cuatro de agosto, “la guerra civil es inevitable”.

Vigilados y manipulados

En otras declaraciones, en Mundo películas, Chaman recordaba las advertencias ante la hipervigilancia hechas por George Orwell y manifestaba que quería cambiar la conversación: “de los miedos de privacidad a los miedos de confianza. ¿Qué pasa si el Gran Hermano no solo lo está viendo todo sino que está jugando contigo?” preguntaba.

Un buen policiaco

A parte de sus lecturas políticas, la serie puede disfrutarse como un entretenimiento denso lleno de giros y sorpresas que cambian lo que creíamos hasta el momento. En algunos momentos hay tantos puntos de giro que parece que no se va a poder llegar a la coherencia, pero la serie lo resuelve avanzando sin tregua.

The capture es un ejemplo más del dominio británico a la hora de ofrecer policiacos intensos y emocionantes. Sus guionistas han desarrollado una tradición que les lleva a una narrativa eficacísima.

Un género muy británico

Si los estadounidenses crearon y bordan su propia utopía, el concepto del sueño americano en el que se busca la prosperidad y la mejora personal, los británicos son expertos en contar la belleza del trabajo bien hecho. Lo han hecho con profesiones como mayordomo, y desde luego con detectives y policías.

En esta ocasión abundan también los asuntos internos, las implicaciones morales del caso y una muy buena narrativa a la hora de mostrar persecuciones u operaciones especiales.

Un reparto que funciona

Holliday Grainger, que ha desarrollado buena parte de su carrera en papeles de época, lidera el reparto con solvencia. En la primera temporada le acompaña un impecable Callum Turner que también encarna a un militar en la serie Los amos del aire.

En la segunda temporada Grainger comparte protagonismo con Paapa Essiedu a quien vimos en Podría destruirte y en Black Mirror, entre otros trabajos, un actor que extrae un toque de humor de lugares improbables.

En ambas se ve arropada por un coro de buenos actores entre los que destaca Ben Miles (The Crown), Daisy Waterstone (Los Durrell) o el estadounidense Ron Perlman, (Hellboy).

Con un ritmo constante y una intriga cada vez más enrevesada, The capture nos recuerda lo que ya sabemos, la vulnerabilidad de un mundo repleto de cámaras que pueden ser utilizadas con intenciones perversas, especialmente si se combinan con las demás tecnologías disponibles. 

Es extraordinaria la veta de la ficción que analiza el rumbo del mundo y anticipa nuestros problemas. En los últimos años es cada vez más frecuente que estas profecías o moralejas preventivas se refieran a un futuro tan próximo como mañana o hoy por la tarde.

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