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Arte y feminismo, frente a frente gracias a 'Femme Sapiens'

Lucía Díaz

A lo largo de la Historia, el Arte nos ha dejado entrever la cosmovisión que primaba en cada época. Y si algo nos ha enseñado la Historia del Arte, es que lejos de existir un solo canon de belleza, este ha ido cambiando a lo largo del tiempo. ¿Y en el presente qué? ¿Los cánones que rigen nuestro presente, van de acuerdo con lo que pensamos? ¿De dónde vienen y por qué los seguimos? Hay mucho que poner sobre la mesa y eso tratan de hacer cuentas como la de @Femme.Sapiens, abriendo diálogo entre obras de arte y feminismo.

Esta cuenta nace a través de Helena, madrileña de 27 años, música de profesión y residente en Barcelona, que tras esta recontextualización del arte pasado mezclado con humor y genialidad aporta una nueva visión feminista a nuestros días. Asegura que la broma no le quita importancia al mensaje sino que lo vuelve más accesible: “El humor hace que el mensaje entre mejor sobre todo a esas personas que igual no estás muy dispuestas a recibirlo o les llega por primera vez. Una vez pasada esa frontera también creo que es importante ponerse serios y hablar de feminismo haciendo ver lo grave que es la situación actualmente”.

Y es que aquellos rostros plasmados a conciencia varios siglos atrás, siguen cumpliendo su función a día de hoy: “Tienen tanta expresividad que esa empatía tan atemporal hace que la conexión sea rapidísima” revela Helena.

Tan creativa como necesaria, su divulgación sobre feminismo e historia del arte no cesa le pese a quién le pese: “No recibo demasiado hate pero algunos me viene a degüello con burradas. No estoy aquí para educar a nadie. Muchos hombres vienen intentando explicar con condescendencia por qué estoy equivocada. Al principio intentaba mantener un debate con ellos pero me he cansado, me da mucha rabia y simplemente paso de ellos”, explica Helena.

Y es que los hombres que tratan de explicar algo a una mujer desacreditándola no es algo nuevo, es el llamado mansplaining –neologismo basando en la palabra man (hombre) y explaining (explicar) en inglés–. Mujeres como Helena están cansadas de cruzarse con mansplainers, aquellos que te explican cosas que ya sabes o cosas que creen que tienen más experiencia que tú y tratan de explicártelo de manera condescendiente sin haberlo pedido.

Y es que hay mansplainers de varias clasesmansplainers; así lo explica la escritora Nicole Tersigni cuando explotó al cruzarse en Twitter con un usuario que le explicó por enésima vez su propia broma. Decidió escribir el libro Men to Avoin in Art and Life (hombres a evitar en el arte y en la vida) en el que recoge a este tipo de hombres y los divide en: El troll preocupado, aquel que utiliza la estrategia de la falsa preocupación para menospreciarte. El sexperto que te explica tu propio cuerpo, el cómico que te explica tus propios chistes y el patronizer (el condescendiente) que usa tus emociones en tu contra, te hace sentir pequeña para sentirse superior.

La huella minúscula de la mujer en el arte.

¿Cuántas mujeres artistas podemos encontrar en el imaginario colectivo de las personas? La triste realidad es que los nombres femeninos relacionados con la historia de arte pueden contarse con los dedos de una mano, “como mucho aparecen Frida Kahlo y Louise Bourgeois, pero casi no sabemos nombres de mujeres artistas y es muy grave” expresa Helena con gran frustración al reconocer que ni siquiera en los museos podamos desmentir este hecho. Con Femme Sapiens, tiene una regla muy clara: “Soy mujer y el machismo me afecta igual que al resto de mujeres pero trato de no ocupar nunca las intersecciones; es decir, dejar voz a aquellas mujeres que tienen menos privilegios que yo. No hablar de lo que no conozco o que no sufro y dar espacio a las que sí lo hacen”.

“Siempre nos han impuesto los cánones de belleza y se han encargado de decir quiénes éramos suficientes y quiénes no. ¿Suficientes para qué?”, se cuestiona Helena en una de sus publicaciones, “para ser deseado por un hombre heterosexual”. Nos anima a romper las barreras impuestas, a dejar de cuestionar nuestra belleza física y empezar a entender que todo se basa en la subjetividad; y como dijo Liu Yutang: “la mitad de la belleza depende del paisaje la otra mitad de la persona que mira”.

 

La revolución del amor propio.

“Salir a la calle con pelos en las piernas es un acto político, es decirle a Gillette y a esas grandes marcas que nos quieren depiladas que no vamos a pagar sus productos” defiende Helena: “Me gusta pensar que cuando decimos ‘me depilo porque quiero’ hay que darle una vuelta de tuerca más y plantearse ‘¿por qué quiero?’. No estoy dispuesta a que se invalide mi lucha y me lancen la jarra de culpa cada vez que me paso la cuchilla”.

Hay tantas luchas como feministas: lucha interseccional, antirracista y libre durante todos los días del año. Pero parte del trabajo que queda por delante lo tienen los medios de comunicación. Confiesa Helena a InfoLibre que recientemente ha leído un titular de un periódico de tirada nacional que llamaba a Miley Cyrus “pilingui” alegando que se había “emputecido”: “Esto es muy fuerte y no se puede permitir. Al final nos llega este tipo de información. Creo que es importante que la prensa empiece a hacer una guía de estilo para contemplar el feminismo; Ya no como una sección en la que se eduque en feminismo sino revisando su propio lenguaje”.

Otro de los temas que no puede dejar pasar es la tendencia a la relativización de las normas socio-sanitarias, y su sociedad. El hecho de que haya tantísima gente en lugares públicos sin mascarilla o incumplimiento e irresponsabilidad por parte de sectores de la sociedad en espacios públicos: “No llevar mascarillas ‘no es para tanto’, el machismo ‘no es para tanto’. Es reflejo de la podredumbre de nuestra llevándola mal puesta dice mucho de estas personas”.

Reflexiona sobre estas cuestiones bajando estas míticas obras de arte con humor y el máximo respeto para aterrizar en ellas estos problemas que continuamos viendo por desgracia en las calles. Señala que estos problemas provienen del individualismo tan arraigado que subyace en nuestra sociedad, “una falta de solidaridad hacia el resto y falta de sensación de comunidad donde si las mascarillas que llevamos nos protegieran a nosotros mismos, la cosa sería muy diferente. ¿En qué momento vale más tu comodidad efímera que la vida de otra persona? Estoy harta, enfadada, triste y frustrada. Tenemos que pararnos a plantearnos las cosas”.

Sin embargo, Helena no se despide sin dejarnos un buen sabor de boca compartiendo este último mensaje para todes: “Lo estamos haciendo muy bien. Estamos empujando muy fuerte para que este muro que es el patriarcado caiga, que por favor esto no afloje porque queda muy poco para ser libres y esta ola ya no hay quien la pare”.

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