Entre Montserrat Pons y Greta Thunberg existe una distancia sideral. Él tiene 67 años, ella 17. Él nació en Mallorca, ella en Estocolmo. Él no tiene Twitter y a ella la siguen 4,2 millones de personas. Ella arrastra a los medios de comunicación allá por donde va y señala con el dedo a los líderes internacionales. Él, desde el pueblo balear de Llucmajor, gestiona la mayor plantación de higueras del mundo. Greta y Montserrat no parecen, desde luego, dos gotas de agua. Pero los dos son protagonistas del último libro de Carlos Fresneda por haber dedicado su vida a la lucha por el bienestar de la Tierra.
Ambos, a pesar de las diferencias, son el mejor ejemplo de lo que el periodista quiere trasladar al lector en Ecohéroes: 100 voces por la salud del planetaEcohéroes: 100 voces por la salud del planeta (RBA), a través de las cien historias personales que relata: “Cada uno tiene su forma de enfrentar la situación crítica en la que nos encontramos”. Algunos de los ecohéroes que ha entrevistado en los últimos diez años, como Thunberg, son populares y sus acciones tienen una repercusión inmediata en todo el mundo. Otros, como Pons, pelean desde los lugares más recónditos. “No importa lo locales que parezcan algunas de las acciones”, alienta. “Todas, por modestas que sean, tienen un efecto multiplicador impresionante”.
Desde los noventa, Fresneda, que se define a sí mismo como periodista climático, ha sido corresponsal en Estados Unidos, Italia y Reino Unido, donde vive hoy en día. Su labor ha consistido en bregar con la actualidad política, social y cultural internacionales, pero, en el último decenio, ha compaginado su trabajo con la realización del centenar de entrevistas que conforman el volumen. “Y nada tiene que ver la situación de hace una década con la de ahora en lo referente al cambio climático”, afirma ya con el libro en sus manos. Sobre todo, en cuanto a las prisas (obligadas) por revertir la situación. “Tenemos diez o, como mucho, veinte años para darle la vuelta a la tortilla”, señala el periodista, “si no nos queremos ver en un escenario de tres o cuatro grados por encima de la media a finales de siglo”. Por eso, insiste en que es fundamental llevar a cabo pequeños cambios en la vida cotidiana. Formas de ser más sostenibles que “podemos aplicar en nuestro propio barrio”. A él le robaron el coche hace treinta años, recuerda con una media sonrisa, y le “quitaron un peso de encima”. Lleva más de media vida sin vehículo propio y no lo echa de menos.
Pero sostiene que no ha escrito “un libro de dogmas” ni de decálogos de cómo ser más sostenible. “La gente está cansada de discursos”, asevera. Prefiere hablar de personas “que hacen cosas”, que llevan a cabo acciones concretas. Más que de teorías, Fresneda explica ejemplos particulares. Cuenta, sin ir más lejos, el caso de Joan Carulla, un abuelo catalán, “el verdadero pionero de los tejados verdes”, que tiene un huerto en su terraza de un edificio de Barcelona. O de Carlos Magdalena, un biólogo asturiano que salvó un nenúfar en peligro de extinción. O del pueblo de Totnes (en Devon, Reino Unido), una villa en la que Rob Hopkins fundó su movimiento ‘Ciudades en transición’ y donde todo funciona de la forma más verde posible aunque, aseguran, “todavía no tenemos a las cabras pastando en los tejados”. Con el chiste, desde Totnes pretenden concienciar de que sus prácticas, por difíciles que parezcan, “no son algo utópico”. Son posibles, y ya hay ‘personas normales’ que las están llevando a la práctica. “Hoy por hoy no tienes que irte a una comuna para colaborar con el planeta. “Tenemos herramientas en la vida cotidiana para hacerlo y muchas de las voces del libro son un ejemplo”, tercia el corresponsal.
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“Ser radical significa ser fiel a tus raíces”
Pero hay personas que no se conforman con los pequeños cambios. Algunos son más radicales, aunque en el mejor sentido de la palabra. Es el caso de Jim Merkel, que también aparece en Ecohéroes. 100 voces por la salud del planeta. “Su caso es excepcional”, subraya Fresneda. “Merkel trabajaba como ingeniero para el departamento de defensa norteamericano y fabricaba artefactos explosivos”, pero el desastre del petrolero Exxon Valdez, que en 1989 vertió en las costas de Alaska 41 millones de litros de crudo, removió algo en sus adentros. “Cambió por completo. Lo dejó todo y se fue a vivir al campo”, relata, “y no termina ahí la cosa”. Merkel calculó la renta media con la que viven —o sobreviven— los habitantes de todo el mundo: unos 5.000 dólares. “Con esa suma se construyó una cabaña de madera en Vermont (EE.UU.) y se propuso vivir de la forma más humilde y respetuosa”, admira Fresneda, que repite con gusto la cita que más le apasiona del ecohéroe: “Ser radical significa ser fiel a tus raíces”. Para el periodista, las políticas medioambientales no tienen nada que ver con ser de izquierdas o de derechas. “En España”, matiza, “es conveniente quitarle ideología a lo verde” y parecerse más a otros países como Reino Unido donde, asegura, eso está muy resuelto: “Boris Johnson llegaba todos los días a trabajar en bicicleta”.
Carlos Fresneda espera sembrar cien semillas —una por cada historia— en la conciencia de los lectores. Cien semillas que “se multipliquen” y abran la puerta al cambio, aunque, según considera él mismo, “sin voluntad política no vamos a ningún lado”. En estos tiempos de pandemia, confía en que no pasen muchos meses hasta que los medios de comunicación y la clase política vuelvan a centrarse en el asunto climático. “No tenemos mucho margen”, advierte. Además, apuntilla que ellos deben de ser los encargados de explicar a la población todas las ventajas de adoptar prácticas verdes. “Ir en bicicleta, por ejemplo, es un hábito barato, saludable para el medio ambiente y placentero”. Insiste en que, muchas veces, no es necesario realizar grandes esfuerzos, al contrario: el cambio sienta bien. Ya lo dice Gregorio Magno Toral, CEO de Ciclogreen y uno de los máximos responsables de que Sevilla sea una de las ciudades más bikefriendly de España: “Ir en bici al trabajo un lunes lo convierte en sábado”. Fresneda está en ese equipo y no porque le robaran el coche hace treinta años. Él tampoco cree que haya que aproximarse al estilo de vida ‘verde’ desde la obligación, sino que, como hacen los ecohéroes de su libro, cada uno debe de encontrar la forma más feliz de dar salud al planeta.
Entre Montserrat Pons y Greta Thunberg existe una distancia sideral. Él tiene 67 años, ella 17. Él nació en Mallorca, ella en Estocolmo. Él no tiene Twitter y a ella la siguen 4,2 millones de personas. Ella arrastra a los medios de comunicación allá por donde va y señala con el dedo a los líderes internacionales. Él, desde el pueblo balear de Llucmajor, gestiona la mayor plantación de higueras del mundo. Greta y Montserrat no parecen, desde luego, dos gotas de agua. Pero los dos son protagonistas del último libro de Carlos Fresneda por haber dedicado su vida a la lucha por el bienestar de la Tierra.