Jaque a Feijóo: Pedro mueve, gana pero no gobierna

Me gusta con locura jugar al ajedrez contra una de esas computadoras chinas programadas con Inteligencia Artificial que admite tres niveles de competición. Estaba ayer perdiendo la partida cuando vi la oportunidad de lanzar un jaque al rey casi a la desesperada. Fue entonces cuando me pasó por la cabeza la idea de que el Presidente Pedro Sánchez pudo haber urdido una audaz jugada la noche del 28M tras conocer los malos resultados.

Pongamos la imaginación a funcionar. En este caso no analizaré la variable —para nada imposible— de una buena suma inicial de diputados entre PSOE y Sumar que con el apoyo de otras fuerzas permitiera ganar la investidura y mantener el Gobierno de progreso.

Mi elucubración se centra en el movimiento de Sánchez ante la hipótesis de no alcanzar la mayoría absoluta por un pinchazo de SUMAR, para salir el 23 de julio como el partido más votado y con más diputados, superando al PP. Es un resultado que se puede producir con independencia de que las fuerzas a su izquierda concurran juntas o por separado a las generales.

Este escenario requeriría un crecimiento de voto del PSOE a costa de Yolanda Díaz y Pablo Iglesias. Hablando claro: el presidente podría conseguir atraer y concentrar el voto útil progresista. No es un escenario descabellado a la vista de dos circunstancias que se complementan: la amenaza de retroceso que representan los anuncios de PP y Vox y los errores que se han acumulado en el proceso negociador para acordar las listas de SUMAR que dejarán una huella negativa y de enfado en sectores de la izquierda.

Por tanto, si Pedro Sánchez consiguiera el objetivo de ser la lista más votada desnudaría absolutamente el discurso y las mentiras de Feijóo, también las de Ayuso, la dama en el tablero. Feijóo iría en las peores condiciones a un pacto de investidura y gobierno con Vox —las torres armadas— en plena Presidencia española del Consejo de la Unión Europea.

Obtener el voto útil para ser la fuerza más votada tiene una enorme importancia para el círculo de Presidencia en Moncloa. Podría obligar, con mayor razón, a una repetición de las elecciones si Feijóo, como segunda fuerza, no encontrara además de VOX aliados de investidura en el PNV o en algún otro pequeño partido. Y, por supuesto, permite a Sánchez, en cualquier caso, recalcar que no ha perdido las elecciones, reforzar su posición dándole un relato para afrontar cuatro años, o seguramente menos tiempo, con una sólida estrategia de oposición en el Congreso y en la calle, liderando al conjunto de la izquierda.

De entrada, el líder del PSOE ya ha formado sin problemas las listas con peones de lujo, gentes fieles de Moncloa e incluso miembros de aparatos del partido que actuaron como adversarios sin piedad en las dramáticas primarias de 2017. Cuenta con el escudo de los datos de mejoría de la inflación, del empleo y la previsión de crecimiento, así como de una subida de las pensiones para que los mayores no olviden lo que se juegan el 23J y vayan a votar. Todo ello le hará sudar a Feijóo en los debates.

Pero además, Sánchez intentará en campaña quitarse lastres e hipotecas con algunas declaraciones —muy estudiadas— sobre sus compromisos en materia de alianzas y apoyos para gobernar. Por ello marcará distancias que aparecerán durante los debates electorales en las televisiones.

En ajedrez hay movimientos en principio extraños que cobran sentido al final de la partida. Lo que no haré aquí es desvelar cómo acabó la mía contra esa computadora que, a diferencia de Feijóo, no puede hacerme trampas ni movimientos equivocados; aunque, eso sí, acumula miles de datos sobre partidas; más que el CIS.

Ahora bien, cuando me gana —lo cual sucede casi siempre— no puede crecerse ni sonreír. Algo que le podría ocurrir a Pedro aunque perdiese la Presidencia en Moncloa.

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Odón Elorza es exdiputado del PSOE por Gipuzkoa.

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