Plaza Pública
Movilizar el poder popular
Un solo mundo.
Un solo poder.
Un pensamiento único.
Inadvertidamente, el "gran dominio" al que tanta referencia hacía y tanto preocupaba a Danielle Mitterrand, se está agigantando. Sigilosamente, el poder mundial financiero, energético, militar, mediático y digital está minando los pilares estatales, está distrayendo a los ciudadanos, está manejando a los gobernantes.
Los grandes "inversores" han alcanzado tanto poder que incluso han tenido la osadía de designar a gobiernos sin urnas... ¡en la propia cuna de la democracia! Y no ha pasado nada, porque la Unión Europea es una unión monetaria, pero no tiene cohesión política ni económica. Está llena de paraísos fiscales, que también sirven a los "grandes inversores" (sólo en Bruselas hay 1.800 lobbistas en favor de los grandes intereses).
Los más importantes productores de artefactos militares no descansan: cuando no consiguen una guerra (el presidente Obama ha frustrado recientemente las expectativas de atacar Irán) buscan rápidamente otros caminos ("El recelo contra China crece en Asia"... anunciaba hace unos días El País, indicando acto seguido que Japón y las potencias orientales se están armando hasta los dientes).
Las grandes entidades bancarias se concentran.
Las grandes compañías aéreas se concentran.
Las grandes industrias farmacéuticas se concentran.
La privatización progresiva (no sólo de bienes sino de responsabilidades) ha servido para que los indeseables monopolios estatales sean sustituidos por los todavía más indeseables monopolios privados.
Si nos descuidamos, en muy pocos años tendremos un sólo consorcio aéreo, bancario, farmacéutico, energético...
No se lo tomen a la ligera: Oxfam ha advertido que 85 personas tienen una riqueza equivalente a la de la mitad de la humanidad (3.300 millones de seres humanos). Dentro de poco serán todavía menos los "magnates".
La dictadura del poder absoluto no tendrá oponentes porque dispondrá de todos los medios de expresión, de todos los medios de financiación, de todos los artificios bélicos.
Movilicemos el poder popular. Favorezcamos la transición de súbditos a ciudadanos. Que las comunidades docente, académica, científica, artística, intelectual,... se sitúen en la vanguardia de esta gran inflexión de la fuerza a la palabra.
"Situaciones sin precedentes requieren soluciones sin precedentes", ha advertido Amin Maalouf. El pasado ya está escrito. El porvenir está por-hacer. Inventémoslo.
Cada ser humano único capaz de crear. Ésta es nuestra esperanza.
Refundemos unas Naciones Unidas eficaces. Repongamos los valores éticos donde ellos pusieron los precios.
Y, en pocos años, los horizontes de nuestros hijos y nietos serán menos sombríos.
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Federico Mayor Zaragoza es presidente de la Fundación Cultura de Paz y ex director general de la UNESCO