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El Partido Popular valenciano, huérfano de madre

La presidenta del PPCV, Isabel Bonig, junto a la coordinadora general del partido, Eva Ortiz, este lunes durante una rueda de prensa.

Sergi Tarín | Valencia

El estado de shock es consecuencia de un trauma severo. Y no existe dolor más insoportable que la pérdida repentina de una madre. Algo así sucede en el Partido Popular valenciano, a quien se le paró el reloj a primera hora del pasado 26 de enero tras el estallido de la Operación Taula. Fue un jornada maratoniana contra la corrupción que dejó 24 detenidos y decenas de imputados. Un número que crece, casi hay un centenar, a medida que avanza la investigación como un contagio de peste bubónica. Pero lo más dramático ha sido la caída fulgurante de Rita Barberá, la madre. Con ella se fraguó el partido tras el salto desde la sigla de Alianza Popular. Y su llegada como alcaldesa al Ayuntamiento en 1991 inició una época que hoy amanece en ruinas.

Barberá ha sido el gran referente en tiempos difíciles. Casi el único asidero cuando todo se tambaleaba en el partido de la Gürtel, Brugal, Nóos, Emarsa, Blasco, Fabra... En mitad del derrumbe, Barberá parecía el único pilar sólido. Pero uno de los hilos de Taula dejó al desnudo la estructura podrida, profundamente enferma por la aluminosis de la financiación ilegal y lavado de dinero negro. Casi todos los concejales de la era Barberá, entre 1991 y 2015, habrían ingresado 1.000 euros al partido para financiar la pasada campaña de las locales. Un dinero que, según la investigación, les habría sido devuelto con dos billetes de 500 euros dentro de un sobre.

Debe dar explicaciones”, pidió ayer a Barberá, por enésima vez, la líder del PP valenciano, Isabel Bonig. Y lo hizo tras una reunión con diputados nacionales y senadores a la que no asistió Barberá, a quien Génova colocó la semana pasada como suplemente de la Diputación Permanente, lo que le permitiría continuar como aforada en caso de convocarse nuevas elecciones generales. La maniobra refuerza el blindaje de Barberá frente al juzgado de Instrucción número 18 de Valencia, epicentro de la investigación y donde, según fuentes judiciales, ya se acumulan pruebas suficientes para solicitar su imputación al Tribunal Supremo. Algo que no sucederá al menos hasta que, a finales de este mes, finalicen los interrogatorios por las irregularidades del PP local y pueda desgajarse una pieza separada del grueso de Taula.

Pero el impacto psicológico ha sido tremendo. “Siempre se ha caracterizado por dar la cara”, defendió Bonig sobre una Barberá convertida en las últimas semanas en una sofisticada fugitiva. Su rostro semi oculto tras los visillos y las intempestivas salidas nocturnas por el garaje y pisando a fondo el acelerador han quebrado la imagen de la política que jamás agachaba la cabeza. Barberá se ha convertido en un patrimonio incómodo para el PP, quien le ha despojado de todos los galones. “Se la tratará como a cualquier otro militante”, aseguró su amigo Mariano Rajoy el pasado 2 de febrero.

Estrategia y soledad

Pero en lo que queda del PP valenciano se sienten frustrados con la estrategia seguida desde Madrid, ya que les resulta complicado distanciarse de Barberá y al mismo tiempo justificar su coraza en el Senado. Bonig reconoció su papel “en la transformación de Valencia y su importancia dentro del proyecto del PP”, pero aseguró que también ha llegado el momento “de que personas que llevan muchos años en la primera línea del partido den un paso atrás y den paso a una nueva generación”. “Hay que tomar medidas y seguir hacia el futuro”, prosiguió Bonig, quien evitó la comparaciones con el PP de Madrid tras la dimisión de Esperanza Aguirre. “La situación es distinta y diferente” explicó para justificar a continuación que se ha actuado en aquellos casos “más graves o que generan alarma”, en referencia a algunas suspensiones de militancia como la de Alfonso Novo, sucesor de Rita Barberá al frente del PP en la capital.

"El PP valenciano de Barberá y el PP balear de Matas son casos aislados"

Lo que no pudo negar Bonig es el estado de “desánimo” en el que vive la formación valenciana. Tanto como para sugerir la refundación completa del partido con variaciones en el nombre y las siglas, algo desestimado desde Génova. De hecho, apenas quedan cuadros políticos limpios para cubrir las bajas. La provincia de Valencia ha quedado en manos de Vicente Betoret, quien fue mano derecha del defenestrado Alfonso Rus. Y en Castellón se ha iniciado el juicio a Francisco Martínez, vicepresidente de Carlos Fabra, por un supuesto delito de prevaricación y tráfico de influencias en la venta de terrenos para construir una depuradora en la localidad de Borriol. Y en Alicante, Ciudadanos, a causa de la corrupción generalizada, ha roto el pacto con el PP por el que César Sánchez presidía la Diputación.

Malas noticias, diarias, para un partido convertido en cráter. En el grupo parlamentario su portavoz, Jorge Bellver, exconcejal y delfín de Barberá, mira de reojo el secreto de sumario. También el diputado Miguel Domínguez, exedil que impulsó la destrucción del Cabanyal, juró su cargo por los Santos Evangelios y que también estaría bajo la lupa de la Fiscalía. Y hasta incluso la epidemia por las dos décadas ominosas amenaza con infectar a la propia Bonig, ungida además por Barberá para capitanear la regeneración del PP valenciano tras la derrota de mayo de 2015. Sobre Bonig publicó hace unos días El País que podría haber financiado de manera ilegal su campaña para la alcaldía de la Vall d’Uixó en 2011. Y esta semana la vicepresidenta del Consell, Mònica Oltra, la criticó por “colocar” en las listas al Congreso a su sucesor en la alcaldía de este municipio, Óscar Clavell, procesado por presunta prevaricación, malversación, fraude y exacciones ilegales. “Bonig está cada vez más acorralada por la corrupción”, apostilló Oltra.

Con todo, el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maíllo, ha anunciado este lunes que viajará el viernes a Valencia para la constitución de una comisión gestora para el PP de la ciudad de Valencia, hecho añicos. “Es la decisión más dura, difícil y extraordinaria que tomamos”, recalcó el encargado de suprimir la patria potestad a un partido en la más absoluta soledad, huérfano de madre.

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