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Andalucía

Guerra fría en el PP de Sevilla

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Las hostilidades se librarán a puerta cerrada. El PP de Sevilla suspendió este miércoles in extremis un comité ejecutivo urgente y extraordinario que había convocado para las 18.00 horas en un hotel de la ciudad. La convocatoria era insólita. Su punto 2 decía: "Revocación de la delegación de funciones de la Secretaría General de la Vicesecretaria General del PP de Sevilla". Dicho más claramente, preguntaba a los 120 miembros del comité si cargarse a la número 2 del partido en Sevilla quitándole las competencias como secretaria general. Victoria Pérez, que finalmente no vio su cabeza en juego, está enfrentada al presidente del PP de Sevilla, Juan Bueno, que era el que convocaba la reunión.

El comité suponía la descarnada exteriorización de un conflicto y su conversión en guerra abierta, con una votación de un órgano difícil de controlar a cuyos miembros se les obligaba a decidir entre dos dirigentes enemistados. Una especie de moción de confianza del presidente del partido en la cuarta provincia más poblada de España. Políticamente una locura, y más cuando el PP quiere centrar todos sus esfuerzos en formar gobierno y transmitir imagen de estabilidad. Finalmente, las gestiones que desde el lunes impulsa la dirección regional surtieron efecto y el PP de Sevilla suspendió el comité. Las heridas no se cierran, la crisis es ya innegable, pero la medición de las fuerzas de unos y otros se pospone.

El presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha evitado que la sangre llegue al río, aunque el conflicto persiste. Ahora hay claramente dos sectores. El de Bueno podría llamarse oficialista; el de Pérez, crítico. Pérez, de 36 años, asumió las funciones de número 2 del PP de Sevilla apoyada por Moreno Bonilla tras la imputación en el conocido como caso Tomares del anterior secretario general del partido en la provincia, Eloy Carmona.

Desde esa posición, aunque sin encarnar un verdadero poder fáctico en el partido, Pérez ha ido defendiendo una renovación y mayor democratización del PP de Sevilla, que históricamente ha fracasado en las urnas ante el PSOE. Aunque su principal enfrentamiento es con Juan Bueno –que se considera un continuador de la línea histórica del partido–, Pérez también está distanciada de Juan Ignacio Zoido, portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sevilla y predecesor de Moreno Bonilla como líder andaluz.

El mejor momento electoral

Curiosamente, las hostilidades se han desatado en el mejor momento del PP de Sevilla, al menos en términos electorales. Su empate a escaños con el PSOE en las últimas generales es un hito. Pérez fue coordinadora de campaña. No obstante, en el partido hay discrepancias sobre su mérito en los resultados. El buen resultado no evitó que el enfrentamiento con Bueno tomara carta de naturaleza cuando éste le pidió su dimisión tras las elecciones, después de una campaña en la que hubo desavenencias.

Ella no accedió y Bueno convocó el comité ejecutivo para que los propios miembros del órgano decidieran. "Algo así hubiera sido traumático. Hubiera sido una votación ajustada, sin una victoria clara, que habría causado división", señalan desde el entorno de Moreno Bonilla. Y además, de haberse decantado el comité por avalar a Bueno y retirar a Pérez las competencias de la secretaría general, su adversaria habría seguido viva, porque se habría mantenido como portavoz del PP en la Diputación y vicesecretaria general. Es decir, Bueno no habría logrado una solución quirúrgica.

Un intento de forzar el voto secreto

La dirección andaluza del PP se esforzó al principio por restar importancia a la crisis, calificándola como "desavenencias personales", en palabras de la vicesecretaria de Organización regional, Patricia Navarro. Es cierto que hay elementos personales en la crisis, pero no son sólo eso.

El conflicto fue tomando temperatura cuando se hizo público que 50 de los 120 miembros del comité –entre ellos diputados provinciales, parlamentarios autonómicos, concejales del Ayuntamiento de Sevilla, presidentes locales del partido y de distrito y militantes de larga trayectoria– habían solicitado que el polémico punto 2 se resolviera con voto secreto en urna, lo que a priori debilitaba la posición del presidente Bueno, veterano del partido con mayor poder orgánico.

Una reunión con Dolores López

En vista de que a miércoles por la mañana seguía en pie la convocatoria del comité y que el riesgo de hacer explícita la división crecía, Dolores López, secretaria general del PP andaluz y número 2 de Moreno Bonilla, convocó de urgencia a Bueno y a Pérez a una reunión para hacer un último intento de cortar la situación. Poco después se confirmaba la suspensión del comité. Moreno Bonilla no se encontraba en la mañana de este miércoles en Sevilla.

El PP de Sevilla, en un comunicado hecho público horas antes del comité, anunciaba su desconvocatoria, aunque adelantaba que el partido acometerá "una reestructuración interna en julio y agosto, que se materializará en septiembre". La posición oficial del PP andaluz, que defiende su papel como mediador, es que esta reestructuración debe ser negociada para garantizar la convivencia. La previsión del partido es que tras la formación de gobierno se celebre congreso nacional, después el regional y después los provinciales, y que a lo largo de ese proceso se consiga echar el balón al suelo y evitar nuevos espectáculos. Se verá.

"Desbloquear la situación"

El propio comunicado señala que el partido suspende el comité por "la petición de la dirección regional de desbloquear la situación por la vía del diálogo y el acuerdo". El PP de Sevilla –añade– "antepone los intereses del partido y asume las reclamaciones de diputados autonómicos, provinciales, alcaldes, cargos públicos y afiliados de desbloquear la situación". Pocas veces un comunicado de un partido político, género tan eufemístico y disimulador, ha hecho tan evidente la existencia de una crisis interna.

Poco después de hacerse público, Javier Arenas, antiguo líder del PP andaluz y aún hoy hombre de influencia difícil de calcular, decía por Twitter: "La suspensión del Comité del PP de Sevilla es muy positiva para la unidad del partido". Pérez compartió el mensaje de Arenas con sus seguidores en esta red social.

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La difícil trayectoria de Moreno Bonilla

Moreno Bonilla llegó al poder en el PP andaluz contra el criterio de la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, que no logró convencer a Mariano Rajoy. El presidente, como casi siempre, tuvo la última palabra. Radicado políticamente en Málaga, a Moreno Bonilla le ha costado consolidar su liderazgo. Encadenó cuatro derrotas del PP andaluz frente al PSOE de Susana Díaz desde su elección en febrero de 2014 (europeas de 2014 y autonómicas, municipales y generales de 2015). El 26-J, con su primera victoria (el PP sacó 23 diputados, por 20 del PSOE), llegó también su mejor momento. "El surpasso", como él mismo lo bautizó, por aquello de haber superado al PSOE en el sur...

El amago de guerra abierta en Sevilla, que finalmente queda en guerra fría, es una de las situaciones más comprometidas que ha atravesado desde su elección, junto con el enfrentamiento entre el ex alcalde de Granada, José Torres Hurtado, y el presidente provincial, Sebastián Pérez, cuando no logró evitar que se hiciera palpable la división. La consolidación política de Moreno Bonilla ha sido especialmente problemática en Sevilla, centro de poder tradicional del PP andaluz. Su pretensión de renovar el partido ha sufrido contratiempos y tropiezos, como cuando quedó en evidencia al proponer sin éxito al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, como cabeza de lista del PP el 20 de diciembre, lo que allanaba el camino hacia la alcaldía del presidente de la Diputación, Elías Bendodo, su hombre de máxima confianza en el partido. De la Torre le dijo amable –y públicamente– que no, una respuesta que tuvo algo de desaire.

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