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Es la corrupción que nos alimenta

Héctor Muñoz

No hay que descartar que las grandes trasnacionales estén envenenando a la población del mundo occidental desarrollado a cambio de grandes negocios, con la complicidad de instituciones públicas, políticos y científicos. Además, claro está, de seguir matando de hambre y miseria a los desfavorecidos del Sur, tarea en la que llevan empeñadas desde hace mucho más tiempo.

El mundo según Monsanto

El mundo según Monsanto (2008) es un libro y un reportaje televisivo francés dirigido por la periodista de investigación Marie-Monique Robin, sobre la multinacional Monsanto, su historia y sus productos comerciales. Ilustra claramente cómo la gran industria alimentaria y agrícola manipula los alimentos, los estudios científicos y la información para conseguir la máxima rentabilidad comercial de sus productos, despreciando de forma canallesca la salud de los consumidores y contaminando sin pudor el medio ambiente.

Monsanto es una multinacional estadounidense, productora de agroquímicos y biotecnología destinados a la agricultura. Es líder mundial en ingeniería genética de semillas (alimentos transgénicos) y en la producción de herbicidas, el más famoso de ellos es el Roundup® (glifosato). Pero no es la única.

Se dedican —explicado de forma muy esquemática y resumida— a manipular genéticamente las materias primas del campo, especialmente la soja, la cual forma parte de muchos de los alimentos que consumimos, y se usa comúnmente como pienso para el ganado, cuya carne también comemos. La alteración genética introducida hace que la soja sea resistente al Roundup®, con lo cual, los granjeros pueden fumigar masivamente sus plantaciones, para poder erradicar las malas hierbas y conseguir cosechas limpias de matojos, pero contaminadas de glisofato.

La misma empresa vende a los agricultores las semillas transgénicas —blindadas con fuertes patentes—, y el herbicida. El negocio es redondo. Después solo queda untar bien a los científicos y a los políticos para que hagan creer a los ciudadanos que el Roundup® es inocuo, lo que se ha demostrado ser falso. Es cancerígeno.

La FDA (Food and Drug Administration) es la Agencia de Alimentos y Medicamentos del Gobierno de los Estados Unidos, responsable de la regulación de alimentos (tanto para personas como para animales), medicamentos (humanos y veterinarios), cosméticos, aparatos médicos (humanos y animales), productos biológicos y derivados sanguíneos. Pues bien: es el organismo más corrupto jamás conocido. Es el zorro que cuida del gallinero.

En este punto hay que preguntarse: ¿Hay motivos para confiar en los organismos estatales, públicos, que controlan y regulan los productos alimentarios? ¿Es posible que ocurra lo mismo con los nuevos medicamentos que presentan a los médicos, y que están avalados por brillantes estudios de investigación? ¿Se ha vendido parte de la comunidad científica al poder de las grandes corporaciones?

En Europa aún hay ciertas barreras a los transgénicos, aunque realmente desconocemos mucho sobre la composición real de lo que comemos. El Tratado Transatlántico de Libre Comercio (TTIP) que quieren imponer traerá, entre otras muchas cosas, toda clase de alimentos manipulados genéticamente.

La corrupción es un fenómeno global; lo de los Bárcenas, Rato, Granados y compañía, sin dejar de ser importante, es solo la patita que muestra el lobo bajo la puerta de Caperucita. El problema tiene tal magnitud e infiltración en la vida de los ciudadanos, que se encuentra —literalmente— hasta en la sopa. Es la corrupción que nos alimenta. ____________________

Héctor Muñoz es socio de infoLibre

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