Librepensadores

Aquí cabemos todos, o no cabe ni...

Mayte Mejía

En menos de un mes, las periodistas Cristina Fallarás y Ana Pardo Vera, ambas con un magnífico historial a sus espaldas, han saltado a los puestos de dirección de Diario16 Digital y Público.es, respectivamente. Cineastas, médicos, ingenieras, conductoras, dependientas, concertistas, administrativas, productoras, comerciales, empresarias, farmacéuticas, maestras, escritoras, gestoras, sindicalistas, todas y cada una de ellas, al igual que un número infinito de trabajadoras anónimas, han puesto, y lo siguen haciendo, el listón de la dignidad femenina muy alto. Pero, dicho lo cual, debo añadir que, si el recorrido hasta ahora ha sido duro, el que queda por delante también lo será…

Los cambios habidos en las sociedades modernas, pensados para facilitar la vida a los seres humanos, parecen no haber ayudado cuanto se esperaba para nuestra incorporación a puestos de relevancia. Todo lo contrario. Al haber menos empleo, ha aumentado la demanda masculina. La mano de obra que antes se utilizaba con diez personas, ha quedado reducida a una, el resto lo hace una máquina. Por tanto, a pesar de estar bien preparadas, se nos relega a escalas inferiores. Y se da, lo sabemos de sobra, que cuando ocupamos cargos paralelos a los de los hombres, sangramos económicamente. Es decir, dedicamos las mismas horas, fichamos a la par, alcanzamos los mismos objetivos o superiores, y, sin embargo, encogen nuestros sueldos… Se nos atribuye la falacia que asegura que nuestro rendimiento está por debajo de la media –"los días de regla no dan ni palo", aseguran−. Esta calumnia no viene más que a acartonar el discurso manido de lo del sexo débil. Pocos son los que empatizan cuando manifestamos que la perseverancia académica supone para nosotras el doble de esfuerzo. Estudiamos, y trabajamos, a la vez que conciliamos. No es baladí: Se da el caso que acudimos a una reunión de empresa sin haber pegado ojo en toda la noche porque al más pequeño no le bajaba la fiebre. O defendemos un proyecto ambicioso y factible con dolor de entrañas porque otro de nuestros hijos está roto de dolor tras sufrir su primer desengaño amoroso. En definitiva, mujeres respetables, luchadoras de hoy y de siempre, que tributan, que llevan la carga familiar −monoparental, en aumento−, que viven solas y no tienen −ni quieren− nadie a su cargo, que relativizan, hacen la compra, van al dentista, toman copas, son competitivas como el que más y se reinventan con materiales sencillos….

Pero nuestras aspiraciones no se quedan ahí. Queremos las mismas oportunidades y no arrodillarnos a cuatro patas para recoger lo que van dejando otros. ¿Para cuándo alguna de nosotras en las cimas más altas? Señores, no nos tengan miedo. Nuestro estilo no es darles una patada en el culo, qué va. El hashtag que traemos es, como dice Víctor Manuel: “Aquí cabemos todos/o no cabe ni Dios…”. ____________________

Mayte Mejía es socia de infoLibre

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