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De Balfour a Oslo: 100 años de complicidad internacional con la colonización de Palestina (I)

Antonio Basallote, Diego Checa, Lucía López y Jorge Ramos

El 2 de noviembre de 2017 se cumplen 100 años de la Declaración Balfour, un documento que marcó un antes y un después en la historia contemporánea de Palestina y que no siempre ha sido explicado desde el marco interpretativo adecuado. Para ello, conviene analizar el contexto y el por qué del enfrentamiento sionista-palestino.

La cuestión de Palestina no se retrotrae 2.000 años atrás. Tampoco es un problema religioso ni un lugar central donde se manifiesta un irreal “choque de civilizaciones”. Es una cuestión colonial que se inició en las últimas décadas del siglo XIX. Fue entonces cuando un movimiento nacionalista judío europeo, el sionismo, que consideraba que las comunidades judías no podían asimilarse en Europa y que tenían un carácter nacional, buscó crear un Estado exclusiva o mayoritariamente judío en el mayor territorio posible de Palestina, que se eligió después de barajar otras localizaciones.

Palestina pertenecía al Sultanato o Imperio Otomano y era una sociedad mediterránea dinámica, multiétnica y multirreligiosa, sin problemas intercomunitarios entre personas musulmanas, cristianas y judías. Pero, ¿cómo crear un Estado exclusiva o mayoritariamente judío en un territorio, Palestina, que tenía en aquellos momentos entre un 96 y un 98% de la población no judía? Solo era posible una vía, la colonización, que se concretaría en dos mecanismos fundamentales para conseguir la tierra y segregar y expulsar a la población nativa no judía: el apartheid y la limpieza étnica.

Tras iniciar sus oleadas colonizadoras (aliyot), crear numerosas organizaciones, instituciones, periódicos, bancos y colonias como Tel Aviv (en 1909), el movimiento sionista continuó los esfuerzos de su fundador Theodor Herzl, buscando el favor de una gran potencia. Colonización y diplomacia eran las dos claves para conseguir su objetivo. Y en este sentido, la primera gran victoria llegó hace ahora 100 años con la Declaración Balfour.

Este documento supuso un punto de inflexión e intensificó las resistencias anticoloniales palestinas, que habían comenzado a finales del siglo XIX. Se hizo pública un año antes del fin de la Primera Guerra Mundial. Pero es fundamental comprender el contexto. A pesar de que el Reino Unido había declarado que reconocería la independencia de varios pueblos árabes a cambio de su apoyo contra el Sultanato o Imperio Otomano en el conflicto bélico, las autoridades británicas se repartieron con las francesas gran parte del denominado “Oriente Próximo” en el Tratado Sykes-Picot de 1916. El 2 de noviembre de 1917, el gobierno británico se expresó favorable a la creación de un “hogar nacional judío” en Palestina a través de la Declaración Balfour, una carta firmada por el secretario del Foreign Office, Arthur James Balfour, y dirigida a una cabeza de la comunidad judía británica, Lionel Walter Rothschild. A pesar de que el texto indicaba que “no se haría nada que pudiera perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina”, simbolizó el inicio del apoyo sobre el terreno de una gran potencia al proyecto sionista de colonialismo de asentamiento.

La Declaración se emitió unos días antes de que los soldados británicos del general Edmund Allenby tomasen la ciudad palestina de Jaffa y, semanas más tarde, Al-Quds/Jerusalén. Debido a estos triunfos, muchos militares británicos se compararon con los cruzados medievales. En los años posteriores, el Reino Unido, de la mano de la Sociedad Naciones –el antecedente de la ONU en el periodo de entreguerras– dio forma a lo que se convertiría en el Mandato Británico de Palestina (1920/1923-1948), que acogería la colonización sionista de Palestina y el despojo de la población palestina. David Lloyd George, primer ministro británico entre 1916 y 1922, explicó en sus memorias refiriéndose a la Declaración Balfour que “un documento de estas características tendría una potente influencia […] en los judíos […] de todo el mundo. De este modo, la Entente [bando aliado de la Primera Guerra Mundial] se aseguraría la ayuda financiera judía [en el conflicto bélico]”. Además, como han revelado recientes investigaciones, agentes sionistas realizaron diversos trabajos para facilitar la ocupación británica de Palestina como contrapartida a la Declaración Balfour.

Cómo explicó Edward Said, la Declaración Balfour representó uno de los elementos nucleares de Palestina-Israel: el “derecho superior” de una potencia colonial europea de decidir sobre un territorio no europeo con un total desinterés hacia la voluntad de la mayoría autóctona. A pesar de que el “hogar nacional” de este documento no tenía por qué ser equivalente a un Estado, en muchos ámbitos se entendió como un sinónimo. Había que continuar colonizando y esperar el momento adecuado. El año 1919, la Organización Sionista Mundial pidió un Estado denominado “judío” que comprendiera toda la Palestina histórica y varias zonas de lo que después sería Líbano, Siria, (Trans)Jordania, Arabia Saudí y Egipto. Chaim Weizmann, más tarde el primer presidente israelí, reivindicó entonces una “Palestina tan judía como inglesa es Inglaterra”. Las respuestas anticoloniales palestinas no se hicieron esperar y las protestas y movimientos de resistencia cristalizaron en un movimiento nacional palestino, con un destacado y diverso papel de mujeres palestinas musulmanas y cristianas.

De este modo, hace 100 años no solo se publicó la Declaración Balfour y se inició la ocupación británica de una Palestina que quedó incorporada al Imperio Británico hasta 1948, sino que se puso en marcha un proceso histórico en el cual predominó el apoyo británico al proyecto de colonialismo de poblamiento sionista. Este factor fue clave en la creación del Estado de Israel y en la limpieza étnica de Palestina durante la Nakba de 1948. Aun así, todas estas problemáticas no han impedido que el pueblo palestino haya triunfado sobre el plan de ser expulsado de la Historia.

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Antonio Basallote, Diego Checa, Lucía López y Jorge Ramos son autores de Existir es Resistir. Pasado y Presente de Palestina-Israel.

La segunta parte de este artículo se publicará este sábado.

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