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Educación

La situación de los alumnos que quieran acceder a becas para el estudio seguirá igual un curso más

La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

El Gobierno de Pedro Sánchez parecía predispuesto a revertir algunos aspectos del sistema de becas que decide, en buena parte, el futuro de cientos de miles de alumnos cada curso. Pero no ha sido así. El borrador del decreto de becas diseñado por el Ejecutivo socialista es "continuista". Es la conclusión a la que llega la comunidad educativa. Algunas de las organizaciones presentes en el Consejo Escolar entienden que las circunstancias no son las más adecuadas: la prórroga de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y la convocatoria de elecciones ha condicionado, dicen, de forma evidente una modificación del actual sistema de ayudas.

Según figura en el preámbulo del borrador, el Gobierno de Sánchez tiene "el firme propósito de revisar en profundidad el actual modelo de becas y ayudas al estudio, mejorando su financiación de manera que pueda incrementarse tanto el número de estudiantes becados como la cuantía de las becas", aunque tampoco ha podido implantar estas mejoras para el próximo curso. La principal promesa de los socialistas tiene que ver con la eliminación de la parte variable de las becas, que se sustenta sobre los resultados académicos de los estudiantes y que introdujo el exministro conservador José Ignacio Wert. De ser Pedro Sánchez investido presidente, su equipo se compromete además a tejer una propuesta este año para trabajar sobre la reforma.

Carles López, presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (Canae), explica en conversación con infoLibre que el borrador se sitúa en un escenario marcado por cuatro acontecimientos: primero la voluntad del Gobierno expresada en la tramitación del anterior real decreto; en segundo lugar la convocatoria del Observatorio de Becas a finales del pasado año; a continuación la no aprobación de los Presupuestos y finalmente la celebración de elecciones.

El resultado, añade López, es un decreto prácticamente idéntico al del año pasado. Con él coincide Maribel Loranca, responsable de Enseñanza de UGT. "Es un real decreto continuista con los criterios generales del equipo de educación de Wert", afirma al otro lado del teléfono. Loranca se reconoce, por tanto, en "desacuerdo con los parámetros que se manejan, como las cuantías variables". Pero añade un matiz: "Es verdad que la situación política ha complicado las cosas". Al no haber presupuestos, dice, "las cuantías, por ejemplo, no se pueden incrementar".

De ese modo, ocurre que el decreto no satisface al sindicato pero sí entiende que hay que trabajar sobre uno nuevo, "revisando todo el sistema de ayudas y actualizando los datos según la situación real de las familias en el momento en que piden las becas". Loranca cree importante que, teniendo en cuenta la coyuntura política, este primer decreto salga adelante porque "las familias tienen que saber cuanto antes que van a contar con la posible ayuda".

También López reconoce que su organización tenía la voluntad de "hablar de cambios con el Gobierno". Y no desiste en el intento. "Durante todo este proceso de tramitación vamos a intentarlo", promete. Porque entiende que existe la posibilidad de trabajar sobre algunas cuestiones como "el aumento de la cuantía de las becas o las beca salario" y a partir de entonces "plantear reuniones para intentar dos cosas: la primera que haya algunos cambios desde ya y la segunda marcar las fases para el próximo curso".

Leticia Cardenal, presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (Ceapa), repara también en que el decreto es "continuista y no cubre las necesidades de los alumnos", como el aumento de las cuantías. La representante de los padres también subraya que, "en honor a la verdad, el Ministerio ya lo había advertido, que iba a salir de la misma manera y que se buscarán otras salidas para aumentar las ayudas". A día de hoy, entiende Cardenal, el decreto "es insuficiente y hay que ponerse manos a la obra".

Y ponerse manos a la obra tiene diversos significados. Para López, un cambio sustancial pasa por una "modificación profunda de la cuantía variable hasta casi su eliminación". López cree importante "separar la parte económica de la académica", además de "cambiar el sistema de gestión y pago al primer trimestre del curso, quizá tomando la renta de dos años antes" y mejorar el acceso a las becas, con una presentación más sencilla. También llama a "aumentar las cuantías básicas", trabajar sobre nuevos complementos, recuperar las becas Séneca y apela a una reflexión "sobre la importancia de las becas para trabajar sobre el abandono escolar". Loranca transita el mismo camino: "El sistema de becas merece una revisión total, porque el derecho a la ayuda es sustantivo y hay que dársela a quien necesite", dice. Y añade que no se trata de premiar el esfuerzo, sino de "apostar por políticas de equidad".

El sistema de becas 

El exministro conservador José Ignacio Wert anunciaba en 2013 el plan urdido por el Ministerio de Educación para reformar el sistema de becas y ayudas. El decreto de las becas modificó las modalidades de las prestaciones que se recibían hasta entonces, cambiando sustancialmente el procedimiento para la obtención de ayudas y dificultando el acceso a las mismas. La novedad esencial fue la división de las becas en dos cuantías diferenciadas, la fija y la variable –vinculada a la nota y de un mínimo de 60 euros–. La cuantía fija, con este método, puede ser de un máximo de 3.000 euros –1.500 por la renta del estudiante y otros 1.500 por su residencia–, mientras que las becas salario anteriores podían ir desde los 3.800 hasta los 6.000 euros.

Un vistazo al importe destinado a becas universitarias revela que el pico del gasto por parte del Ministerio de Educación se produjo en el curso 2011-2012. A partir de entonces, la cuantían total comenzó a experimentar un descenso cuyos efectos se acentúan con el aumento del número de becarios y el encarecimiento de las tasas. Desde entonces existen más becarios, pero se benefician de ayudas más bajas. De esta manera, mientras que en el curso 2011-2012 un total de 441.761 estudiantes se repartían 1.094.870 euros en ayudas para el estudio, en el curso 2016-2017 un total de 482.860 alumnos hicieron lo propio con 911.261 euros. Las cifras incluyen al estudiantado de Grado y Máster de las universidades públicas y privadas.

El mismo panoraba se fragua en cuanto a los estudios posobligatorios no universitarios. El importe en becas que destina el Ministerio de Educación cae al tiempo que el alumnado que accede a las ayudas aumenta y, de hecho, en este curso 2016-2017 (el último con datos disponibles) alcanza su máximo desde 2007.

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La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), se ha mostrado tradicionalmente crítica con el decreto que domina el sistema de becas desde que Wert así lo decidió. De cara a los presupuestos que finalmente no salieron adelante este año, la CRUE aseguraba que "la revisión del modelo, junto con el aumento de la financiación, deben llevarse a cabo para poder conseguir un sistema de becas y ayudas que garantice una verdadera igualdad de oportunidades a los estudiantes, así como la suficiencia financiera de los mismos".

Desde el curso académico 2011-2012 hasta 2016-2017, añadía la CRUE en un comunicado, "el número de becarios en estudios de Grado y Máster en las universidades públicas presenciales ha crecido un 7,9%, mientras que la financiación media por  becario ha pasado de 3.247 euros a 2.648 euros", lo que supone un decrecimiento del 24,6%. Queda, concluía la asociación, "un considerable esfuerzo presupuestario que realizar para permitir que las ayudas medias por estudiante recuperen el nivel de 2011". Un objetivo que el Gobierno de Pedro Sánchez se ha comprometido a cumplir pero que, de momento, tendrá que esperar.

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