Cambio climático
La mayoría de los países llega a la cumbre de Madrid sin haber actualizado sus compromisos desde París
La cumbre del clima de 2019 se celebrará en Madrid, tras la renuncia de Chile. El Gobierno español, en funciones, organizará en un mes lo que generalmente ocupa año y medio y la capital será la anfitriona de un encuentro clave, como lo son todos desde el de París de 2015, para evitar las peores consecuencias de un cambio climático con hechuras de crisis. Sin embargo, los datos no invitan al optimismo: no parece que vaya a haber un cambio de rumbo en la apatía con la que la mayoría de los países asumen sus compromisos de reducción de emisiones de cambio climático. Pocos de ellos han hecho los deberes antes del evento del próximo diciembre.
En los últimos días se han publicado varios informes que repasan los compromisos de cada país contra el cambio climático. El Acuerdo de París, firmado en 2015 y que entrará en funcionamiento en 2020, pone como límite 2 grados de aumento de las temperaturas, a ser posible 1,5º: sin embargo, las promesas de cada nación, según diversos análisis, llevan al planeta a un calentamiento de entre 3 o 4 grados. Aunque pueda parecer poco, según han explicado los científicos convocados por Naciones Unidas en diversas ocasiones, ahí está la diferencia entre un cambio climático "manejable" y un cambio climático que lleve al colapso de la sociedad occidental, provocando crisis irresolubles en materias tan diversas pero tan relacionadas como el sistema energético, el agroalimentario o los ecosistemas.
En la pasada COP24 de Polonia, dichos informes señalaban que los compromisos nos dirigían a un calentamiento global de 4 grados. El panorama no ha cambiado demasiado. Sin cuantificarlo en grados, pero con conclusiones similares, la nueva edición del informe From Brown to Green, realizado por la organización internacional Climate Transparency, evalúa las promesas de los países del G20, que incluye tanto a desarrollados como en vías de desarrollo e industrialización, y las conclusiones no son alentadoras. "Las emisiones de dióxido de carbono de las 20 economías más grandes del mundo están aumentando. Ninguno de los países del G20 tiene planes que los encaminen a limitar el calentamiento global a 1,5º, a pesar de que la mayoría son técnicamente capaces y tienen incentivos económicos", aseguran los investigadores.
Las emisiones de los países del G20 representan nada más y nada menos que el 80% del total que se emiten, por lo que cualquier acción climática que pretenda tener un mínimo de impacto debe tenerlos en cuenta. "Se proyecta que China, la UE y sus estados miembros del G20, India, Indonesia, Rusia, Arabia Saudí y Turquía cumplan o superen sus objetivos de NDC's [contribuciones determinadas a nivel nacional, los deberes climáticos de cada país] (…). Esto indica que los objetivos aún no son la 'mayor ambición posible' como lo exige el Acuerdo de París". Es decir, que no solo los compromisos planteados son insuficientes, sino que el estudio prevé que gran parte de los miembros del grupo ni siquiera los van a cumplir.
Para llegar a esa conclusión, los investigadores analizan las emisiones de gases de efecto invernadero de cada país, la mayoría al alza durante 2018. Las relacionadas con la energía aumentaron un 1,8% en 2018, con el transporte un 1,2% y con la construcción un terrorífico 4,1%, producto de que muchos de los países incluidos están en pleno desarrollo. El 82% del mix energético de estas naciones proviene de combustibles fósiles, aunque hay grandes diferencias: mientras que Alemania, India y Brasil cuentan con estrategias limpias en este sentido, Arabia Saudí, Corea del Sur y Sudáfrica cuentan con una participación de renovables de entre el 0 y el 5%. Hay brotes verdes: el esfuerzo de China pese a su inmenso impacto, las medidas de determinados países de la Unión Europea… pero muchos de los grandes contaminadores siguen sin moverse demasiado.
Otro informe publicado esta semana, con el explícito nombre de La verdad detrás de los compromisos climáticos, abre el foco y analiza los NDC's de los 184 firmantes del Acuerdo de París: casi el 75% son insuficientes para alcanzar los 1,5 grados de calentamiento, según los investigadores del Fondo Ecológico Universal. Solo la Unión Europea aprueba con sus objetivos, aunque otra materia bien distinta será su cumplimiento. El documento se hace eco, además, de un dato muy revelador: el 97% de las 184 promesas climáticas son las mismas que se presentaron inicialmente en 2015-2016 después de la adopción del Acuerdo de París. Solo seis países han revisado sus promesas: cuatro aumentaron su plan para reducir las emisiones, y dos debilitaron sus compromisos. Presentaron objetivos que no sirven para cumplir el pacto que firmaron justo un año antes, y en casi un lustro no los han actualizado.
El estudio, sin embargo, cuenta con una carencia de base: no tiene en cuenta la justicia climática. Equipara en los esfuerzos que deben tomar a los países más desarrollados, y más culpables de la crisis climática, a los menos desarrollados en términos de industrialización, que menos culpa tienen y cuyas prioridades son absolutamente distintas. Así, casi la totalidad del continente africano aparece en rojo en el mapa elaborado por los investigadores.
Mapa de compromisos contra el cambio climático de cada país.
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La próxima cumbre del clima, cuya presidencia ostenta Chile pero que se celebrará en Madrid, intentará, una vez más, reducir esta brecha entre las promesas y la realidad. Según explica Javier Andaluz, coordinador de cambio climático de Ecologistas en Acción, dicha presidencia tendrá buena parte de culpa si, como apuntan los indicios de los más pesimistas, el encuentro se cierra sin un avance tangible. El Diálogo de Talanoa, el espacio ideado en la COP23 para mejorar los objetivos climáticos de cada nación, tuvo presencia también en la COP24 y lo tendrá en la COP25, aunque descafeinado. "Las últimas noticias que tenemos es que Chile, de alguna forma, lo que propone es aplazar este diálogo de la ambición y proponer una especie de pequeño manual con la esperanza de que de alguna parte los países mejoren su NDC's antes de la próxima COP. El problema que tenemos los ecologistas es que, si de 2015 a 2019 no han adelantado nada salvo algunos contados casos (…), nos parece difícilmente creíble que se produzca un diálogo en menos de un año para aumentar esa ambición si no se cierra nada aquí en Madrid".
La historia de las cumbres del clima tras el hito del Acuerdo de París de 2015 es una historia de desengaños. Ha habido avances: por ejemplo, el año pasado se cerró un –descafeinado– manual técnico con las reglas, comunes para todos los países, para aplicar el pacto. Pero, como atestiguan los informes y los activistas, los esfuerzos realmente meritorios para combatir el cambio climático, los compromisos para reducir más emisiones, están estancados. Hay varios bloqueos políticos que el encuentro que se celebrará en Madrid intentará resolver. Se debe alcanzar un consenso sobre cuándo y cómo revisar los objetivos de 2015; se debe definir la continuidad de los mecanismos de desarrollo entre países, para que los ricos ayuden a la transición energética y ecológica de los más pobres; y, en este sentido, el Fondo Verde por el Clima está paralizado, explica Andaluz. "Básicamente, los que dependen de esa financiación han dicho que van a bloquear todo, a veces de manera bastante aleatoria, hasta que no se aclaren los procesos". El Grupo de los 77, de países en vías de desarrollo, lidera esta postura.
Se ha dicho que esta es la última gran cumbre en la que se pueden mejorar significativamente los compromisos antes de la COP de 2020 en Reino Unido, ya que por entonces quedará poco para la entrada en vigor del Acuerdo de París. No es del todo cierto. Los países pueden mejorar sus objetivos siempre que quieran: pero sí que será la última COP en la que se pueda consensuar un mecanismo, dentro de dicho pacto, que les obliguen a hacerlo. La de Madrid no será la última gran cumbre, pero sí una de las últimas antes de que sea posible evitar los peores efectos del cambio climático.