EL LÍDER DEL PP EN EL CONGRESO DE UGT
El espejismo de Feijóo: reivindica su pasado como sindicalista pero olvida el programa neoliberal del PP
“Quizá alguno de los presente se pregunte qué hace el presidente del Partido Popular en este congreso". Así arrancó Alberto Núñez Feijóo su intervención en el 44º congreso de sindicato UGT, que se celebró el lunes en Barcelona, y en el que el conservador rompió con la tradición de los jefes de su partido al participar en el acto con un breve discurso en el que reivindicó su presencia amparándose en su pasado sindicalista y en el que subrayó su máximo respeto por "la responsabilidad de los agentes sociales": "Mi objetivo es defender el interés general", afirmó.
Lo cierto es que las primeras elecciones que ganó el gallego no fueron en el 2009 —año en el que se presentó por primera vez como candidato del PP a la Xunta— sino una década antes, cuando fue elegido como delegado de personal de los servicios centrales de la Xunta. Feijóo encabezó la candidatura de la Asociación de Funcionarios Interinos e Contratados Administrativos (Afica) con la promesa de convertir en fijos a todos los temporales. Un Feijóo que contrasta con el actual líder del PP que critica a los que "quieren ser funcionarios para vivir de lo público".
El Feijóo sindicalista convocó manifestaciones frente a la sede del Parlamento gallego, lideró huelgas e incluso llegó a asaltar el despacho de un alto cargo junto a su compañero Carlos Negreira, que se convirtió años más tarde en el alcalde de A Coruña por el PP. Durante esos años la Xunta estaba liderada por el socialista Fernando González Laxe en una coalición tripartita y en Moncloa mandaba Felipe González. El sindicato liderado por el líder del PP desapareció después de conseguir la plaza y, meses después, comenzó su carrera en política institucional de la mano de José Manuel Romay Beccaría, exministro de Sanidad con José María Aznar.
El gallego también se ha vanagloriado en varias ocasiones de que uno de sus mejores amigos es Regino Martín Barco, un sindicalista de la sección postal de Comisiones Obreras (CCOO), al que conoce desde su época como presidente de Correos, entre los años 2000 y 2003. Él fue uno de los arietes del líder del PP durante la campaña electoral del 23J para esparcir las dudas sobre un posible fraude electoral del Gobierno a través del voto por correo.
Feijóo sacó a relucir su pasado sindical frente a la plana mayor de UGT pero, curiosamente, no apareció en el vídeo biográfico de su candidatura a las elecciones generales del pasado año. El líder del PP se comprometió a defender los intereses de los trabajadores, sin "contribuir al enfrentamiento entre empleados y empleadores" y reclamó a los delegados sindicales presentes el apoyo a su ley de conciliación, ahora paralizada en el Congreso. "Los trabajadores necesitan ampliar a 20 semanas los permisos de paternidad y maternidad, necesitas escuelas infantiles en toda España y mayor flexibilidad laboral, tanto un banco de horas como una jornada flexible".
El conservador, sin embargo, evitó pronunciarse sobre la reducción de jornada, uno de los grandes asuntos que UGT abordó en el congreso y la principal apuesta del socio minoritario del Ejecutivo, Sumar, en esta legislatura. Un silencio que la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz —también presente en el auditorio— aprovechó para interpelar al líder del PP durante su intervención. "¿Vais a hacer lo mismo con la jornada laboral que con la reforma laboral?", inquirió Díaz, levantando la ovación del público. El secretario general de la UGT de Cataluña, Camil Ros, en la línea de Díaz, también se dirigió a Feijóo para reclamarle su apoyo. "Estaría bien, en el próximo medio año, un voto a favor o incluso una abstención a favor de la reducción de jornada, que no nos vendría mal", lanzó, generando de nuevo aplausos.
Feijóo vincula su 'giro social' al beneplácito de la patronal
En el inicio de este curso político el conservador trató de escenificar un 'giro social' anunciando la citada ley de conciliación y abriendo la puerta a estudiar la jornada laboral de cuatro días a la semana pero no en las mismas condiciones planteadas por Sumar, sino ampliando el número de horas diarias para el cómputo semanal permanezca igual. Es decir, lo que planteó Feijóo fue trabajar "nueve o nueve horas y media" cada día y obtener, a cambio, una jornada extra a la semana. Una propuesta que anunció que trasladaría a patronal y sindicatos en una reunión.
Días más tarde, desde Génova contaron a algunos medios que Feijóo había intentado ejercer de mediador con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, para acercarlo a la postura del PP ya que, hasta la fecha, la patronal ha rechazado cualquier propuesta que implique modificar la jornada laboral. El propio Garamendi, sin embargo, dejó claro que se seguía negando a apoyar esa reducción y que Feijóo no le decía "qué tenía que hacer" porque ellos son " independientes".
Tras el portazo de la patronal, los conservadores anunciaron que incluirían en su ley de conciliación medidas dedicadas a las empresas como la creación de un premio nacional para "promover la sensibilización" y "premiar las buenas prácticas empresariales y sociales" o beneficios a las empresas a la hora de conceder contratos públicos para las que apliquen medidas de conciliación que vayan más allá de lo que plantea la ley. Además, desde el entorno de Feijóo vincularon la aprobación de la ley con el 'sí' de la patronal.
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Aunque Feijóo afirmó el lunes que su objetivo es "firmar acuerdos" con los agentes sociales —y bromeó sobre que no ha podido hacerlo porque la "mayoría" de los presentes no le votaron en las generales para ser presente del Gobierno— en esa misma campaña el líder del PP se mostró dispuesto a romper el acuerdo sobre la reforma laboral alcanzando por el Gobierno, la patronal y los sindicatos en el marco del diálogo social en diciembre de 2021. Así lo confirmó en junio del pasado año en una entrevista emitida por Onda Cero en la que aseguró que su intención es modificar la actual normativa laboral para mejorar "la competitividad" de las empresas. Sin embargo, no concretó qué cambios quería introducir en la normativa laboral para mejorar la competitividad en caso de haber llegado gobierno después del 23J.
Lo que sí ha defendido claramente el líder del PP es la mochila austríaca. Este modelo, ya defendido por los conservadores en otras ocasiones y también por Ciudadanos — particularmente su antiguo gurú económico, Luis Garicano, al que Feijóo fichó para su fundación— supone que los trabajadores van generando un fondo con parte de su sueldo bruto del que pueden disponer cuando se queden sin empleo o lo dejen. Se trata de una propuesta históricamente criticada por los sindicatos, al considerar que supone un abaratamiento del despido de la mayoría de empleados. Este sistema lleva en vigor en Austria desde hace 20 años, pero no ha trascendido que ningún otro país haya adoptado esta medida.
También en materia de empleo, el PP ha acusado en múltiples ocasiones al Gobierno de maquillar el dato de los parados. El jefe de la oposición describe un país líder en cifras negativas. “Una España de récords negativos", ha afirmado en varias ocasiones, al igual que el mantra de que los fondos europeos no se están ejecutando pese a que la Comisión Europea siempre ha remarcado que el dinero va ligado al cumplimiento de las reformas acordadas y en más de una ocasión ha felicitado a España por su celeridad.