"En la aprobación ajena hay una fuerte esclavitud", el 'Manual de vida' de Epicteto para ser estoicos y libres
"Recuerda que conviene que te comportes como si estuvieras en un banquete. Algo se ofrece en una bandeja ante ti: pues, alargando la mano, participa de ello moderadamente. Si acaso pasa de largo, no lo retengas. Y si no llega, no lo intentes más allá de tu deseo; sino más bien espera hasta que llegue hasta ti. Y obra así con tus hijos, con tu mujer, con los cargos públicos, con la riqueza, y de esa manera algún día llegarás a ser un digno compañero del banquete de los dioses. Pero si no solo no tomas las cosas que se presentan ante ti, sino que las desdeñas, entonces no solo serás compañero de mesa con los dioses, sino también de poder. Haciendo así Diógenes, Heráclito y otros como ellos llegaron a ser merecidamente hombres divinos y llamados así".
Esta es una de las reflexiones de Epicteto, el filósofo griego de la escuela estoica que vivió como esclavo en Roma parte de su vida y que tan directamente nos habla hoy en día. Como si sus palabras pertenecieran a este desconcertante siglo XXI y no hubieran sido pronunciadas por alguien nacido en el año 55 y fallecido en el 135. Casi 2.000 años de distancia pero, después de todo, sorprendentemente, no tanto, con una concatenación de virtudes como cable a tierra por los siglos de los siglos. A saber: serenidad, paciencia, reflexión, templanza, equilibrio, humildad, justicia. Ser un hombre recto, en definitiva, no dejarte llevar por las pasiones, asumir tu lugar en el mundo.
Su receta es muy clara: libérate de las servidumbres que tienes en el día a día y que realmente te hacen esclavo
Esa es la receta imperecedera de Epicteto, el esclavo que nos enseñó a ser libres. El gran maestro del estoicismo, con permiso del emperador Marco Aurelio, a su vez uno de sus más fieles seguidores. "Su receta es muy clara: libérate de las servidumbres que tienes en el día a día y que realmente te hacen esclavo. Así vas a conseguir la felicidad que los griegos llamaban eudaimonía", resume a infoLibre el escritor y catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid David Hernández de la Fuente, encargado de la reciente última edición del Manual de vida de Epicteto a través de la editorial Arpa.
¿Cómo vivir libre de miedos y ansiedad en un contexto turbulento y cambiante? ¿Cómo sobreponerse serenamente a todos los vaivenes de la vida? ¿Cómo entender el mundo que nos rodea y encontrar un punto de equilibrio sereno? Preguntas clave para la ética de todos los tiempos que centraron las lecciones de Epicteto, un esclavo que llegó a ser maestro de filosofía de grandes personajes romanos, incluso emperadores. No dejó por escrito sus respuestas, por cierto, por lo que tener este Manual de vida en nuestras manos casi de milagro.
"Estas son las notas a vuelapluma que toma un alumno aventajado de las lecciones del filósofo más famoso de su tiempo, que no dejó escrito nada", destaca el catedrático, agradeciendo a esos "discípulos devotos" su labor de anotación y estructuración de su pensamiento. "Epicteto fue un esclavo, un maestro humilde, que impactó muchísimo a los ricos, emperadores y grandes potentados de su época. Un miembro de esa élite romana, Flavio Arriano, pensó que el mensaje era tan bueno que tenía que resumirlo. Por eso el libro es breve y funciona en pequeñas píldoras de cómo vivir una vida feliz, buena, serena. Es por eso un libro fantástico para el lector de hoy, porque no tiene la complejidad de otros filósofos como Platón o Aristóteles", explica.
"En cuanto a todo lo que distraiga tu alma, ya sea porque te es útil o porque lo ames, recuerda enunciar para ti mismo cómo es, comenzando por pequeños detalles. Si te gusta un jarrón, enuncia: 'Me gusta un jarrón'. Y cuando este se rompa en pedazos no te turbes. Si besas a tu hijo o a tu mujer, recuerda que besas a un ser humano. Y cuando mueran no te turbes". Es este otro breve pasaje de las reflexiones de Epicteto que definen al estoicismo, la filosofía seguida en nuestros días por gurús tecnológicos de Silicon Valley, líderes políticos mundiales, ejecutivos de Wall Street, deportistas de élite, celebridades del entretenimiento o coaches que encuentran en sus palabras la luz hacia el camino recto. Y aunque la mayor fama se la haya llevado Marco Aurelio, en apenas nada difieren sus ideas de las de Epicteto, convirtiéndose así el estoicismo en un "manual de cómo vivir sereno, pleno, feliz y tranquilo".
"Tenemos a dos personajes tan diferentes como un emperador y un esclavo, pero los dos tienen en común las mismas ideas: que hay una razón ordenadora de todo, la vida en comunidad, liberarse de lo superfluo y negativo...", apunta Hernández de la Fuente, reconociendo en este punto que le hace "mucha gracia la gente que vende a Marco Aurelio como modelo de líder de éxito, cuando realmente lo más apabullante suyo son sus fracasos y su lucha interior, porque él no quería estar ahí". "Si me pidieran consejo sobre cómo meterse en el estoicismo, que no dude el lector, que se empiece primero con Epicteto, que tiene lo básico", recomienda.
Un esclavo le enseña al hombre más rico y poderoso del mundo, Marco Aurelio, a ser libre
Y es que la enseñanza de Epicteto se resume en que hay que ser libres. Como esclavo que fue, comprendió la idea de libertad que nos da la filosofía, de "saber cuales son los auténticos bienes que hay que perseguir en la vida para conseguir la plenitud y la serenidad, y que muchas veces no son los que creemos". "Él es el típico maestro paradójico que te muestra y te pone de bruces ante lo que crees que es verdad pero no lo es, lo que crees que es bueno pero en realidad es malo", plantea el catedrático, recordando que justo por eso tanto Marco Aurelio como su antecesor Adriano le seguían devotamente: "El hombre más libre del mundo sería el emperador, porque se supone que cuanto más rico y poderoso más libre eres. En cambio, un esclavo le enseña al hombre más rico y poderoso del mundo a ser libre".
Y no solo eso, sino que ahora, cuando estamos a punto de abandonar este 2024 para pasar al 2025 incierto, también puede enseñarnos el verdadero significado de la palabra libertad, esa que de tanto usarla parece ya vacía de contenido (salvo el que le da el dinerito). "Pasa con libertad y con felicidad, dos palabras muy manoseadas que a fuerza de serlo han perdido el sentido", concede Hernández de la Fuente, recordando que por su condición Epicteto "conoció toda la dureza de la esclavitud" y es por eso "uno de los más indicados para hablarnos de la verdadera libertad". "La del individuo, no ya de la libertad política de la sociedad. La libertad de la sociedad es muy importante, que haya una república honesta, una democracia, pero hay que empezar por la libertad de uno. Él demuestra que incluso ante un tirano, en una situación horrible, tenemos la capacidad de ser libres", argumenta.
Los estoicos pasan revista a las cosas que aparentemente nos hacen felices, como acumular riqueza o que hablen bien de uno, pero que al mismo tiempo no dependen de nosotros
Y todavía continúa: "Los griegos creen que los dioses son los únicos que pueden ser felices y que nosotros podemos aspirar a tener un buen genio. Hay maneras de alcanzar una vida relativamente dichosa, feliz diríamos hoy, pero hay que ver qué entendemos por felicidad. Igual pasa con libertad. ¿Qué es ser libre? Los estoicos, como Séneca, Marco Aurelio, Cicerón a su modo... y Epicteto en particular, tienen esa idea de cómo resignificar las palabras y darnos cuenta de qué es realmente ser libre. A los estoicos les gustaba mucho llegar a extremos, y el grado extremo es una persona torturada. ¿Puedes ser feliz si estás siendo torturado? ¿Puedes ser libre siendo esclavo? Este tipo de reflexiones están muy bien porque no hay que dar por sentado el significado de las cosas, es la búsqueda del sentido lo que importa".
Y lo que importa, aunque sea una de las tiranías "más grandes desde siempre, no solo de ahora", desde luego no es la "esclavitud de los 'likes' y de la reputación". "Todos queremos la aprobación de nuestros semejantes y que todos digan 'qué bueno es tu libro', 'qué bien vistes', 'qué casa más bonita'", señala el catedrático, para luego agregar: "La aprobación ajena es fundamental para el homo sapiens, pero Epicteto se da cuenta de que ahí hay una esclavitud muy fuerte, que somos totalmente dependientes de lo que piense el vecino, nuestros compañeros o familiares. Esta es una manera muy buena de darnos cuenta de nuestra esclavitud".
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Con el dinero, a su juicio, "pasa igual", pues cuanto más te hipotecas más te das cuenta de que "eres más esclavo del banco o de la comunidad de vecinos". "Es curioso porque los antiguos nos parecen muy lejanos en muchas cosas, pero son muy actuales y hay filósofos que te dicen 'no te hipoteques' o 'no fundes una empresa' y te dan buenos consejos. Son temas muy actuales que valen a las redes sociales o la tiranía de los 'likes' o el qué dirán. Los estoicos pasan revista a las cosas que aparentemente nos hacen felices, como acumular riqueza o que hablen bien de uno, pero que al mismo tiempo no dependen de nosotros. Ahí está un poco el comienzo del manual, porque dice que solo las cosas que dependen de nosotros son las que tenemos que seguir para conseguir esa libertad del sabio", explica.
Por supuesto, ser el estoico o el sabio ideal es muy difícil, pero para eso nos indican el camino los filósofos, empezando por las cosas "más básicas" para luego seguir "avanzando". Por eso incide tanto Epicteto en la idea de "mejorar" y "progresar", buscando la "moderación" y "teniendo plena consciencia de lo que estamos haciendo". Para ello es muy importante la "intelección, que no significa que tengamos que estar todo el día meditando en una nube o en la postura del loto", sino mantenernos siempre "conscientes de lo que estamos haciendo y hacerlo bien, hagamos lo que hagamos". "El punto es el término medio y ser siempre conscientes del momento presente con la plenitud humana", señala, para todavía apostillar: "Lo que me gusta de la filosofía antigua es esta idea de ser plenamente humanos, atender a la excelencia y la virtud y ser conscientes en todo lo que hacemos de nuestras responsabilidades y prioridades, así como de qué estamos haciendo".
Y termina Hernández de la Fuente insistiendo de nuevo en la principal enseñanza de Epicteto: "no ser esclavos". "Usan Marco Aurelio y Platón la metáfora de la marioneta, porque ambos defienden que lo peor que puedes ser es una marioneta a la que le tira el hilo del hambre, otro de la lujuria, el de la ambición... Deja de ser una marioneta. No somos un guiñapo, un muñeco de trapo, tenemos una dignidad con nosotros mismos, en cuerpo y espíritu, y también con los demás. Epicteto era fantástico como profesor, un esclavo que se llevó de calle a todos los poderosos romanos, que se iban a verlo a una ciudad lejana de provincias porque era realmente famosísimo y decía cosas que nos han influido muchísimo", termina.