Plaza Pública

Luchando contra la pandemia se está consiguiendo “una Europa más fuerte en el mundo”

Francisco Aldecoa Luzarraga

En la Agenda Estratégica y en el programa de gobierno de la nueva Comisión Europea, aprobados por una amplia mayoría del 60% de la eurocámara el 27 de noviembre, ya se señalaba que una de las primeras prioridades de la Comisión, presidida por Úrsula von der Leyen, era conseguir “una Europa más fuerte en el mundo”. A muchos les pareció que ese objetivo era “música celestial”. Era algo que había que decirlo, que era una buena idea, pero que no iba a tener consecuencias reales, al menos, en unos años, hasta que las cosas cambien de forma importante.

Unos meses después, las cosas están cambiando de forma importante, pero a peor. La Unión Europea (UE) está luchando contra la epidemia también en el ámbito internacional y comprobamos que el refuerzo de la UE en el mundo empieza a tener efectos reales como consecuencia de esto. La Comisión Europea y el Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (AR), Josep Borrell, a través del Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión y a la diplomacia europea, está consiguiendo que la acción contra el coronavirus, que parecía que iba a paralizar nuestra acción exterior, sirva para fortalecer a la Unión Europea como actor internacional, ya que la epidemia hace a la UE actor indispensable para frenar esta crisis de epidémica.

Quizá, quienes señalaban que era solo “música celestial” olvidaban que: esta prioridad de la Comisión obtuvo un amplísimo respaldo en el Parlamento Europeo; que había más consenso en el Consejo de Asuntos Exteriores del que generalmente se decía, a pesar de que no siempre se consigue la unanimidad; que la diplomacia europea (Servicio Europeo de Acción Exterior) viene desplegándose y funcionando eficazmente desde hace diez años a través de sus ciento cuarenta y nueve Embajadas de la Unión Europea– compatible con las de los Estados miembros–; y que el AR tiene en algunos ámbitos, competencias similares, a los de un auténtico Ministro de Asuntos Exteriores.

Quizá, lo más importante es que la actual Presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen y el AR están consiguiendo transformar un auténtico problema, el más importante en la historia de los casi 70 años de la Unión Europea, en una palanca que sirva para frenar la expansión del coronavirus a nivel mundial, al mismo tiempo que hace posible cumplir con la prioridad estratégica que había establecido al principio de su mandato haciendo “una Europa más fuerte en el mundo” y el AR está ejerciendo sus competencias con diferentes iniciativas.

¿En qué se manifiestan estas iniciativas? Se manifiestan en muchos aspectos. Se podría resaltar en la explicación y fundamentación que da el propio AR, en un artículo publicado en distintos medios internacionales el día 5 de abril, afirmando que “es necesario un planteamiento común de la pandemia y la asistencia a las poblaciones más vulnerables ante todo en los países en desarrollo y las zonas en conflicto”. De una forma concreta y más exhaustiva el AR y la Comisión Europea establecen las líneas estratégicas en la Comunicación conjunta presentada el día 8 de abril titulada Comunicación sobre una respuesta europea global para el Coronavirus donde a través de diversas iniciativas, perfectamente diseñadas, anuncia la utilización de 15.000 millones de euros para hacer frente a la misma.

En esa Comunicación, se resalta que la Unión Europea se fija especialmente en los Estados más afectados por la epidemia para darles una asistencia en el ámbito de la salud. Estos países son la vecindad del este, los Balcanes occidentales, el medio oeste, el norte de África y el resto continente, parte de Asia y América Latina y el Caribe. El foco se centra en los países más vulnerables. Se trata de una respuesta inmediata frente a una crisis de salud y resultado de las necesidades humanitarias y la capacidad para responder a la epidemia y al impacto socioeconómico de la crisis.

En el ámbito de la consecución de la paz, podemos señalar que el AR enseguida acogió la propuesta del Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Gutiérrez, del 13 de marzo, en el que solicitaba un alto al fuego en los conflictos armados internacionales o con repercusión internacional y tanto el Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión, como su brazo diplomático, han empujado y al menos han conseguido determinadas treguas, aunque es difícil saber en qué casos ha llegado de la mano de la UE. Pero por lo menos ha tenido un impulso declarativo como es en el caso de Ucrania, Colombia, Yemen, Camerún, Sudán del sur, República Centroafricana, Siria, Libia, entre otros varios.

En esta ocasión, es una de las primeras veces que la Unión Europea va por delante de otros actores internacionales en la propuesta para gestionar una crisis de seguridad de tal magnitud. Entre otras razones, porque posiblemente sea el actor internacional que está en mejores condiciones para hacerlo, ya que la Unión Europea tiene las capacidades necesarias para hacer frente a esta crisis. Así, los ejemplos citados reflejan que la Unión Europea se refuerza frente a la crisis y, sobre todo, se convierte en el interlocutor necesario entre China y los Estados Unidos para diseñar un programa mundial en el G20 y en la ONU. El AR, de la mano del Secretario General de la ONU, está también haciendo esfuerzos para reunir el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y tomar medidas como ya se hizo con el ébola, donde el Consejo de seguridad se reunió, ya que se entendía que era una amenaza grave a la Seguridad internacional.

Además, la sociedad civil europea a la que representamos, a través del Movimiento Europeo, reconocemos y demandamos está decidida actuación internacional de la UE, en una reciente Declaración del 7 de abril, de este año, de los 11 presidentes de las secciones nacionales más representativas, titulado Solo juntos, los europeos, superaremos la crisis del Coronavirus en la que señalamos que “teniendo en cuenta que la crisis es global y tiene un efecto internacional, la UE debe continuar apoyando el alto el fuego en los conflictos internacionales y la flexibilidad en la aplicación de sanciones internacionales, y recordar el plan de acción conjunto con África…”.

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La mortífera crisis está sirviendo como un factor unificador en la Unión Europea, especialmente en su proyección internacional, ya que la política mundial necesita intensificar los esfuerzos comunes de la UE, desarrollando un sistema europeo de gestión de crisis y una estrategia común para hacer frente al coronavirus. De esta manera, en la medida en que se toman acciones comunes intensas en la lucha contra la epidemia y se proponen nuevas iniciativas en el mundo como la reciente propuesta de la Presidenta von der Leyen de convocar una Conferencia virtual de donantes pronto, de la que dice que la Unión Europea ya está para ello. De tal manera que “Europa se hace más fuerte en el mundo”.

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Francisco Aldecoa Luzarraga es presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo y catedrático de Relaciones Internacionales en la UCM

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