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Rozalén: “La pandemia ha puesto de relieve la falta de protección al sector musical, las medidas en este país son humillantes”

La cantautora y fundadora del festival Leturalma, Rozalén.

Rozalén (Albacete, 1986) arrancó su andadura musical en 2013 con su primer disco de estudio, Con derecho a… Ocho años después, la cantautora es una de las principales referentes dentro del género y una artista ampliamente reconocida a nivel nacional e internacional. Sus letras, inundadas de contenido, no dan lugar a la indiferencia.

Reconoce que toda moneda tiene dos caras y la llegada de la pandemia y el confinamiento supusieron un giro hacia la introspección y un fortalecimiento de la tendencia del ser humano a reinventarse, particularmente en situaciones difíciles. Esa mirada hacia adentro ha quedado plasmada en su último álbum, El árbol y el bosque (Sony Music Spain, octubre de 2020) que recoge en sus líneas reflexiones en torno al amor propio, las relaciones interpersonales, la dificultad de decir que no… pero acompañadas, como siempre, de esa carga social y emocional tan característica de la cantante.

De forma paralela a su carrera musical, Rozalén es fundadora de Leturalma. Es un festival independiente inaugurado en 2016 con sede en la localidad manchega de Letur, el pueblo albaceteño en el que creció. El propósito de este evento es llamar la atención sobre la despoblación, fomentar el cuidado del mundo rural y poner en valor la vida de los pueblos, el contacto con la naturaleza, la tierra, los animales… Después de sus primeras cuatro ediciones el festival ha sufrido, al igual que el resto del panorama musical, un parón de dos años consecutivos. Ella se muestra muy positiva, siguiendo su tónica general a lo largo de esta conversación: “Tenemos que ser cautelosos, pero el año que viene volveremos a tope”.

Pregunta. Dígame un destino de verano al que soñara con ir durante confinamiento, para sobrellevarlo, y uno al que irá este año. ¿Coinciden?

Respuesta. Durante el confinamiento soñaba con ir a mi Letur y a los Pirineos, a donde logré ir en verano de 2020. Me escapé y me perdí en las montañas aragonesas.

Este año no tengo vacaciones porque afortunadamente estoy trabajando, pero aprovecharé algunos de mis conciertos para disfrutar algún sitio. Galicia, por ejemplo… y, quizás, también haga una escapada en Tenerife.

P. Ahora que se supone que encaramos (por fin) la salida de la pandemia... ¿tiene miedo de lo que viene?

R. Miedo no. Lo que tengo son ganas de volver a lo que éramos antes. Sí que creo que vamos a ir con un poco más de cuidado… Si vemos a gente con mascarilla no vamos a pensar que son unos paranoicos, sino que puede que se nos venga una pandemia encima.

Puede ser que se quede ahí como un toquecito de mierda, pero no es algo que me vuelva muy loca. Sobre todo porque soy muy cuidadosa, muy maniática con lavarme las manos, el espacio vital…

P. ¿Y cómo ve el futuro cercano? ¿Cree que nos esperan los brindis de los felices veinte o más bien las lágrimas de una larga crisis?

R. Sí que creo que después de las crisis hay un momento de euforia, todo el mundo sale a celebrar pensando: “Oye, que se nos escapa la vida, vamos a recuperar el tiempo perdido”. Y más en este país, aunque han quedado algunas secuelas, físicas y psicológicas, que tendremos que curar. Va a haber un combinado importante.

P. ¿Cómo le ha cambiado la pandemia? ¿Ha cambiado de alguna manera lo que considera importante en su día a día o vuelve a ser la de antes? ¿Es usted más solidaria? ¿Es usted más solitaria?

R. Esto te cambia, claro que te cambia. Le hemos dedicado mucho tiempo a pensar, reflexionar, meditar... y eso conlleva cambios a muchos niveles. Y creo que sí soy más solidaria… y más solitaria también. No sólo por la pandemia. Conforme me voy haciendo mayor valoro más el tiempo en soledad y lo disfruto. Antes me daba miedo y ahora creo que es un regalo poder estar un tiempo sola.

P. Los festivales van regresando, pero las salas siguen cerradas y el otoño espera... ¿Tiene prevista una temporada en salas? ¿Cuánto cree que puede aguantar, usted y el sector, sin ese circuito?

R. Creo que las salas ya están abriendo. Libertad 8, Galileo, Clamores… Pero los festivales multitudinarios aún no han vuelto. Supongo que para el año que viene. Nosotros estamos preparando cosas en pabellones muy grandes, sitios espaciosos. Quiero ser positiva y pensar que estamos viendo, poco a poco, la luz.

P. Con la llegada del covid, muchos trabajadores de la música se quedaron sin empleo y sin paro. ¿Le pasó a usted? ¿Y qué cree que tiene que cambiar para que músicos y técnicos estén más protegidos?

R. A mí no me pasó. Al ser cantautora he podido hacer mil cosas relacionadas con la música. Yo no me puedo quejar de nada. Ahora bien,… todo mi equipo estuvo desamparado. Muchos de ellos sin ayudas, porque no eran autónomos, y sin trabajo un montón de tiempo. La pandemia ha puesto al descubierto la falta de protección que hay en este país para el sector de la música. Si lo comparas con otros países de Europa, las medidas que hay aquí son humillantes. Por supuesto que hay que cambiar las cosas.

P. Su último álbum, El árbol y el bosque, se estrenó en medio de la pandemia. ¿Qué ha significado presentar un proyecto sin la posibilidad de defenderlo en directo ante su público?

R. Pues que lo hemos pillado con unas ganas que cuando nos veáis en directo lo vais a entender. Claro que había una impotencia de no poder cantarlas en vivo que dolía, pero todo llega. Hemos podido preparar esta gira mejor que otras y creo que se nota en lo que ofrecemos. Me voy a quedar con lo bueno. Creo que en ese momento era importante que saliera música y que la gente tuviese respiros a través de canciones nuevas. A mí me han sentado muy bien los discos que han sacado otros artistas durante la pandemia.

P. Antes de la pandemia muchos advertían: cuidado con el modelo de grandes festivales que depende del turismo masivo. ¿Cree que estamos volviendo a lo mismo? Y en ese caso... ¿le preocupa?

R. Nos estamos reinventando. Incluso los grandes festivales están haciendo otro tipo de conciertos más reducidos. Creo que el ser humano se reinventa todo el rato, y si de momento el formato gran festival no puede realizarse, se pueden hacer otras cosas. No me preocupa, confío mucho en la adaptación y en la inteligencia de las personas.

P. Además de su carrera como artista usted organiza un festival en su pueblo de la infancia, LeturAlma. No pudo celebrarse en 2020 debido al covid-19, y ya ha anunciado que se pospondrá de nuevo hasta el próximo 2022 para preservar la salud y seguridad de las y los asistentes. ¿Qué le llevó a fundar este evento musical? ¿Qué ha supuesto para usted aplazarlo dos años de forma consecutiva?

R. Leturalma nació por la preocupación que tenemos muchos sobre la despoblación rural. Yo nací en Albacete pero me crié en Letur, el pueblo de mi madre.

Este año no para de fallecer la gente mayor. Vas viendo cómo poco a poco va bajando no sólo la población, sino que también se descuidan muchas otras cosas y eso es muy doloroso y muy triste. Es como si estuviera descuidando a mis abuelos, a mis raíces.

Creamos Leturalma para eso, para dar visibilidad, para defender los valores que se adquieren en los pueblos. El contacto con la tierra, la naturaleza, los animales… Suspenderlo dos años seguidos también ha sido supertriste, pero hay que ser coherente y en una población chiquita y de edad tan mayor hay más miedo que en ningún otro sitio. Porque si le pasa algo a alguien de mi pueblo yo no me lo perdonaría jamás. Tenemos que ser cautelosos. El año que viene volveremos a tope.

P. De los comportamientos que ha visto en la sociedad en los últimos meses, ¿de qué se enorgullece y de qué se avergüenza? ¿Qué cree que usted podría haber hecho de manera distinta?

R. Pff... A ver, hay cosas con las que creo que todos nos hemos echado las manos a la cabeza. Los superbotellones en el centro, como si de un día para otro no existiese la pandemia; el uso que se le ha dado a la palabra libertad; tirar las mascarillas al aire a las doce de la noche… creo que dan mucho que pensar sobre qué somos.

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Pero sí que creo que la mayoría de la gente lo ha hecho bien. Siempre nos quedamos con los cuatro cafrecillos, pero la gente se está comportando. Ahora que ya no están las mascarillas obligatorias en exteriores, por ejemplo, yo veo a la mayoría de gente utilizándola. Vamos a darnos un poquito de margen, por favor.

P. Si pudiera enviarle un mensaje desde el futuro a su yo de marzo de 2020, ¿qué le diría?

R. Le diría que nada es tan importante y que todo pasa. Que me centre en las cosas esenciales de la vida: los que me quieren, mi familia, mis amigos… y que siga trabajando y reinventándome cada día.

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