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Vuelve 'Succession', la serie que desnuda a los emperadores mediáticos
Por fin regresa la familia más despreciable y retorcida de las plataformas televisivas. A partir del lunes 18 de octubre y semanalmente, podrán verse en HBO los nueve episodios de aproximadamente una hora de duración que componen esta tercera temporada. Prometen renovadas puñaladas y traiciones entre los miembros de la saga de los Roy. Succession deslumbra como una sátira de las familias billonarias que controlan muchos de los imperios de la comunicación en la vida real. Ellos manejan la opinión publicada y a menudo manipulan en política. A los espectadores nos queda verlos expuestos con todas sus vergüenzas a la luz.
El punto de partida de la serie es un achaque de salud del ya anciano patriarca, Logan Roy, interpretado por Brian Cox. Se ve obligado a pensar en su sucesión y a decidir quién de sus cuatro pusilánimes hijos merece más el puesto de número uno en el holding del que es propietario. El fundador del negocio es un hombre hecho a sí mismo, despiadado y con un corazón de hielo que va recuperando su salud tras el susto. Pero la sed de poder de los retoños ha despertado al vislumbrar la vacante que dejará tarde o temprano su padre. Los personajes periféricos, de la familia política y de la compañía, luchan por sobrevivir en este ambiente tóxico y se impregnan de él.
Una sátira shakesperiana
La serie tiene todos los premios y gusta a públicos muy amplios. Es disfrutable en muchos aspectos. Su factura es excelente, su música memorable. El lenguaje que emplean los protagonistas es descarnado, atroz y divertido. El juego sucio entre todos ellos resulta sangrante y el regusto que deja casi trágico, shakesperiano. Brian Cox ha desarrollado gran parte de su carrera como intérprete especializado en el mítico dramaturgo inglés. Y Sarah Snook, la actriz australiana que interpreta a la única hija de Logan, Siobhan, dice que su personaje en la serie le ha ayudado a entender a la Cordelia de El rey Lear.
Seguirá mostrándose en la serie su seña de identidad, un mundo más allá de la riqueza, muy endogámico y crispado en el que nadie parece divertirse. Su retrato de una gran empresa familiar está basado en un estudio a fondo de los Murdoch, dueños de Fox News y The Times, entre otras cabeceras. También de los Maxwell, sus encarnizados rivales ya arruinados. O los Redstones, dueños de Viacom, que posee la CBS, Comedy Central, Showtime y la Paramount Pictures, y que se han demandado entre ellos en más de una ocasión. Otras muchas empresas sirven de referencia: la emisora NBC pertenece a la empresa familiar de los Roberts, aparentemente más serena, ABC también fue una empresa de este tipo en su momento, las televisiones locales americanas son propiedad en gran parte de la saga Sinclair, los Mercer tienen medios de extrema derecha, además de la desaparecida Cambridge Analytica, que jugó un nefasto papel en las elecciones del Brexit y en las presidenciales americanas de 2016 que llevaron a Trump al poder.
Festival de humillaciones
Pero el festival de humillaciones que ofrece Succession tiene también otras inspiraciones. Los guionistas se empapan del Financial Times, Crimen y castigo, o de obras históricas sobre los emperadores romanosFinancial TimesCrimen y castigo, especialmente los más depravados, Nerón o Calígula. La escena en la que los personajes son obligados a gatear en una cena de gala mientras deben gruñir como cerdos tiene un referente en los juegos sádicos que preparaba Joseph Stalin a los caídos en desgracia.
Pero la referencia a Murdoch es inevitable. El creador de la serie, el británico Jesse Armstrong, ya había escrito un guion sobre él. Se trataba de una película que circuló por los despachos hace una década en una tradición del sector audiovisual americano, la ‘lista negra’. Así se denomina a las historias que por algún motivo no han llegado a producirse pero que revelan a buenos escritores. Murdoch transcurría en el 78 cumpleaños del magnate. Este aprovechaba la fecha para replantear a sus cuatro hijos adultos el reparto del pastel empresarial añadiendo a los dos pequeños, aún niños, nacidos de su tercer matrimonio. La propuesta del padre y jefe desembocaba en una ácida batalla.
Un creador disciplinado
Según recoge Rebecca Mead en un profuso análisis en The New Yorker, Armstrong es un tipo peculiar, lector disciplinado, austero a diferencia de sus personajes. Nada al aire libre cada mañana, cocina, es vegetariano intermitente y prefiere un ambiente fresco, que según él es propicio para escribir, especialmente comedia. Tiene un reloj falso en la oficina con las 14:25 fijadas eternamente, ya que cree que es una hora que anima a sus colaboradores, quienes terminan de trabajar a las 15:30.
Armstrong tiene a sus cincuenta años una brillante trayectoria como guionista, tras un breve paso por la política como asesor del parlamentario laborista Doug Henderson. Es autor de varios éxitos en la televisión británica sin mucha repercusión en España. Este fenómeno se produce cada vez con menos frecuencia, gracias a que las plataformas ofrecen numerosísimos productos internacionales.
Un guionista experto en sátiras
El creador de Succession fue guionista de The thick of it, recomendada en esta sección hace dos semanas. Y de su secuela, la película In the loopIn the loop, en la que también escribió con Armando Iannucci. Es autor de uno de los episodios de Black Mirror, Toda tu historia. Y participó en la escritura del divertidísimo film Four lions, de 2010, que tuvo la osadía de parodiar un comando terrorista islamista.
En Succession cuenta ahora con un equipo paritario de diez guionistas, mitad británico mitad estadounidense, en el que reina el buen ambiente, a diferencia de lo que ha ocurrido en otras series destacadas de las últimas décadas. Jesse Armstrong tiene la costumbre de empezar la jornada laboral con una reunión larga en la que los escritores comparten lo que hicieron la noche anterior, por trivial y anodino que sea. Algunas de sus anécdotas luego dan verosimilitud a los guiones.
Jesse Armstrong, un jefe cordial, un escritor implacable
Respecto a estas dos facetas de la personalidad de Armstrong, por un lado, la de persona afable y contenida, por otro, la de crítico salvaje en sus escritos, Jeremy Strong, intérprete del primogénito de los Roy, Kendall, declaró a The New Yorker: “Creo que fue Flaubert quien dijo: ‘Quiero vivir la vida tranquila y ordenada de la burguesía para poder ser violento y original en mi trabajo’. Ese es Jesse.”
Con los numerosos testimonios recogidos por Mead se hace el retrato de un productor ejecutivo muy cabal al que no le importa que se improvise en el rodaje. Eso sí, por divertida que sea la ocurrencia, si no encaja en una estructura que protege a toda costa, no pasará al montaje final. Ayuda a los actores a entender sus papeles. Cuando el propio Jeremy Strong, que ha ganado un Emmy por su trabajo, le pidió asistencia para entender mejor su personaje en el primer episodio, Jesse Armstrong se tomó veinte minutos y le envió una secuencia nueva que acababa de escribir sobre una anécdota que su personaje recordaba. Siendo un niño de seis años había ido a visitar a su padre a sus oficinas. Todos los empleados le trataban como a un pequeño príncipe, hasta que un fornido empleado de seguridad que no sabía quien era, al ver que se estaba portando mal le cogió por banda. En cuanto su padre volvió fue liberado. Esta escena no llegó a grabarse, pero da al actor la clave para entender la ambivalencia de su personaje ante su dominante progenitor.
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Una filosofía marxista de los personajes
Esta secuencia explica al menos un aspecto de la filosofía de la serie. Armstrong explica que hace una aproximación que sigue la visión marxista respecto al comportamiento de sus personajes. Según el filósofo, las personas componen sus propias historias. Pero no desde la libertad absoluta, sino desde unas circunstancias concretas sociales y económicas y desde una psicología de sus familias que les influye aunque no les coarta. En ese espacio de conflicto desarrolla las mezquindades de una familia que viene a equivaler a las antiguas monarquías y que vive un frenético juego de tronos.
Respecto a la temporada que está a punto de comenzar, se ha hecho ya público que todos los miembros de la familia permanecerán en el equipo. No está claro en el caso de algunos secundarios importantes, pero se han confirmado algunas incorporaciones al reparto, como la de Hope Davis en el papel de la hija de una saga rival. Alexander Skarsgård encarnará al CEO de una compañía tecnológica. El oscarizado Adrien Brody aparecerá en un personaje de un inversor activista multimillonario que será fundamental en la trama según informa Fotogramas. La troupe visitará la Toscana además de sus residencias habituales y sus peripecias pasarán por alto el coronavirus. Como aperitivo puede verse el avance en vídeo de la temporada.